Médicos internistas de todo el país se congregaron este pasado sábado, 17 de junio, en la
VIII Jornada del Grupo de Trabajo de Bioética y Profesionalismo de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), que tuvo lugar bajo el lema “Ética de la comunicación en la relación médico-paciente” y que se organizó en la sede de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón de Madrid.
A lo largo del evento, que contço en la presente edición con la participación de la
Fundación Humanizando la Sanidad, la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), el Medical Anthropology Research Center (MARC), el Institut Borja de Bioètica de la Universitat Ramón Llul, la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón (FOM), el Instituto de Ética Clínica Francisco Vallés y la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), se ha disertado sobre
cómo debe ser y hacia dónde debe encaminarse la relación médico-paciente desde la mirada de la
bioética.
En este sentido, se reflexionó sobre “cómo
acompañar al paciente para construir una comunidad mejor en el ámbito sanitario”, se incidió en la necesidad de impulsar y fomentar una “
buena comunicación con el paciente”, con el foco puesto en el valor de la comunicación en la
Medicina basada en la evidencia, y se disertó sobre cómo debe ser esa comunicación y sobre el rol que deben desempeñar las instituciones sanitarias en el campo de la humanización. “Humanizar es personalizar”, destacó uno de los ponentes. Una de las ideas presentes en la jornada ha sido la de la importancia de que los
futuros médicos se formen en habilidades y destrezas de comunicación y, a este respecto, desde el Grupo de Bioética y Profesionalismo de SEMI se remarcó la importancia de que ésta sea una competencia fundamental en el currículo del Grado de Medicina. El propio grupo organizó en la jornada un taller de comunicación con “muy buena acogida”.
La jornada fue inaugurada por el coordinador del Grupo de Trabajo de Bioética y Profesionalismo de la SEMI,
Antonio Blanco Portillo, y por la vicepresidenta primera de la SEMI, Montserrat Chimeno Viñas. En palabras de Blanco, jornadas como la organizada este año desde el Grupo de Bioética y Profesionalismo de la SEMI son importantes porque generan espacios de reflexión colectiva sobre cuestiones relevantes para la especialidad y para el ejercicio de la práctica médica como “si la autonomía es real en nuestros pacientes, qué papel se reserva para la familia y sobre
compasión y humanización en un modelo tecno-científico que plantea patrones de necesidad-servicio y/o padecimiento-tratamiento”.
Conflictos éticos de los internistas
En su labor asistencial, los principales conflictos éticos a los que se enfrentan los médicos internistas son los relacionados con
el final de la vida (la limitación del esfuerzo terapéutico, el tratamiento paliativo o las órdenes de no reanimación cardiopulmonar),
los conflictos con los familiares y la
toma de decisiones en pacientes que no tienen competencia para decidir por sí mismos. En relación a los conflictos en la comunicación médico-paciente, en los internistas españoles se ha demostrado que son menos frecuentes e importantes que entre los internistas de otros países, como los de México, pese a “compartir lengua y raíces”. En un artículo publicado en RCE por miembros del grupo de trabajo de Bioética y Profesionalismo de SEMI, se ha puesto de manifiesto, precisamente, que “el 70,1 por ciento de los internistas encuestados se enfrentaba a
conflictos éticos en su práctica clínica con frecuencia o casi siempre” y que, para “al menos el 39,9 por ciento de los profesionales, estos problemas éticos complicaban la asistencia clínica cotidiana con frecuencia o casi siempre”.
Durante la jornada, se organizó una mesa centrada en ¿Cómo debe ser la relación médico-paciente? y otra sobre ¿Cómo es una buena comunicación? La conferencia de clausura llevó por título “Ética dialógica y deliberación moral” y se entregó durante el transcurso del evento el
VII Premio Francisco Vallés al Mejor caso en Bioética.
Actualmente, explicó Blanco,
la relación médico-paciente es una relación burocrática. La burocracia establece “patrones de comportamiento rígidos, fundamentalmente legalistas, protegiendo valores sin llegar a encontrarse en ellos”. Este tipo de relación ha promocionado la denominada “medicina defensiva”. Hacia dónde ir puede haber un consenso relativamente claro: “Transformar la era de la burocracia en la era de la deliberación compartida y transformar la medicina defensiva en medicina compasiva”. Es decir, entender la toma de decisiones como fruto de una historia vital que “pone de relieve la vivencia de unos valores. Y entender la
relación médico-paciente “como un acto de introspección y revelación tanto de
síntomas como de valores”, comentó Blanco.
La deshumanización en sanidad
Precisamente, durante la jornada se analizó el papel que deben desempeñar las
instituciones sanitarias para combatir la deshumanización, un problema que se debe enfrentar desde el ámbito de la
gestión, aunque no solo, de los sistemas sanitarios, al igual que la brecha digital y el “
tecnoteísmo” como afirmaron algunos de los ponentes. Si la compasión es eficiente, ¿por qué no se empieza a medirla? “La tecnología será un aliado siempre y cuando nos ofrezca más tiempo para comunicarnos mejor y un enemigo si acaba fragmentando o comercializando la relación médico-paciente”, destacaron desde el Grupo de Bioética y Profesionalismo de SEMI. En la reunión, se recordaron las palabras que parece que
Gregorio Marañón le dirigió a un periodista cuando éste le preguntó por el avance más importante que había tenido la medicina: la silla, respondió Marañón.
La silla como elemento de encuentro, de comunicación, de conexión.
También durante la reunión se abordó la “
conspiración del silencio” en varias ocasiones. Destacaron la importancia de “validarnos moralmente en la comunicación, adaptarnos, identificar y hacer explícitos los temores, empatizar y confrontar”. La formación “en cuidados paliativos y en bioética son pilares estratégicos”, es importante
tener en cuenta a “los familiares y cuidadores, porque son nuestro mayor aliado para lo mejor para nuestros pacientes”.
La comunicación de las malas noticias
La comunicación de malas noticias es el día a día de los sanitarios y sobre esto también se considera necesaria
más formación desde la facultad. “No nos enseñan a hacerlo durante nuestra formación universitaria y durante la residencia lo aprendemos de los demás”. A este respecto, conviene tener en cuenta varios principios: “Primero, saber si el paciente quiere saber y cuánto quiere saber. Después, elegir lo oportuno, es decir
qué información y en qué momento. Casi nunca es bueno decir todo de una vez”, afirmó Blanco.
Por último, se recordó que “
la bioética no es un apartado estanco e independiente; es una materia que atraviesa a la práctica médica y en esta ya sabemos que
primum non nocere”. No todo lo que es técnicamente posible, es éticamente aceptable”, concluyó Blanco. Los ponentes dieron varios consejos finales para llevarnos a nuestro día a día: cercanía, trabajo personal, cerebro en calma, interés y curiosidad.
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