Hipertensión arterial,
diabetes e
hipotiroidismo son las patologías médicas más frecuentes que se presentan en
pacientes embarazadas. Para atender de forma adecuada estas y otras enfermedades que surjan durante el embarazo o sean previas a estas, el
internista, en su colaboración con el
obstetra, ejerce un papel fundamental para mejorar el
diagnóstico y el
tratamiento.
Con el objetivo de analizar las novedades más recientes publicadas sobre la Medicina Interna obstétrica, la Sociedad Española de Medicina Interna (
SEMI), organiza en el marco de su
XXXIX Congreso Nacional, que se celebra entre los días 21 y 23 de noviembre en Burgos, una Mesa Redonda en la que diferentes expertos en la materia expondrán y debatirán sus experiencias en atención compartida en la mujer embarazada.
Oier Ateka, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Donostia, en Donostia-Gipuzkoa, explica que, en la medida en que las
mujeres cada vez
tienen hijos a edades más avanzadas, “es
más fácil que tengan p
atologías influidas por el estilo de vida, como la hipertensión o la diabetes”. Por ello, es importante
tratar no solo el
embarazo, sino, de forma simultánea, las
patologías médicas que presente la madre. “Si cuidamos a las madres, el embarazo irá mejor, para ellas y para sus hijos”, indica Ateka.
En cuanto a la prevalencia de patologías crónicas o agudas entre las embarazadas, aunque es muy variable, Ateka calcula que “en consultas y hospitales, una de cada seis embarazadas puede presentar diversas patologías”. “De hecho, el
80 por ciento de las causas de morbimortalidad materna son médicas y no obstétricas”, explica. De ahí la importancia del papel del especialista en medicina interna.
Mejores tomas de decisiones del equipo médico
En opinión de la
Dolores García de Lucas, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Costa del Sol de Marbella (Málaga), “la consulta compartida en Ginecología con Medicina Interna beneficia la toma de decisiones del equipo médico y la atención a la mujer embarazada”. Por ello, considera que “debería ponerse en marcha en todos los hospitales de la red pública”, porque “es una oportunidad para mejorar la morbimortalidad materna y fetal”.
García de Lucas considera que “la
colaboración y trabajo en equipo” entre
ginecólogos y obstetras, por un lado, e
internistas, por otro, es una importante ayuda “a
l diagnóstico y tratamiento de
enfermedades médicas nuevas o preexistentes que pudieran acontecer a las mujeres embarazadas”. Sin embargo, esta atención “no existe en muchos hospitales”, explica. En donde sí se da, la periodicidad y la forma de afrontar la patología difiere. “No existen protocolos comunes de funcionamiento en este sentido”.
En el caso del hospital donde trabaja, esta
consulta compartida es
semanal y se lleva a cabo de
forma alternativa por
dos internistas. “Nos reunimos cada tres o cuatro semanas con un equipo multidisciplinar integrado por ginecólogos, pediatras, radiólogos, anestesistas y patólogos”, señala. En estas reuniones “debatimos los problemas médicos o quirúrgicos que presentan las pacientes y acordamos la actitud a seguir”.
Sin embargo, este modelo no es habitual en todos los hospitales españoles. En España “hemos identificado al menos
30 centros que ofrecen servicios de forma reglada, con una persona dedicada a esto”, indica Ateka. En cambio, “en el mundo anglosajón, esta subespecialidad está muy desarrollada”. Por ello, y para evitar las diferencias entre centros y comunidades autónomas “estamos
impulsando un equipo dentro del grupo de trabajo de asistencia compartida e interconsultas”, representado en la mesa redonda sobre Medicina Interna Obstétrica del Congreso de la SEMI, explica.
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