En los últimos años, la sociedad ha evolucionado en
materia de género y ello también se ve en la consulta médica. Marcelino Gómez, coordinador del Grupo de Gónadas, Identidad y Diferenciación Sexual de la
Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), ha expuesto cómo ha cambiado el tratamiento de las personas trans y los factores que hacen que tengan más riesgo cardiovascular. Su conferencia ha tenido lugar en el marco del XXXVI Congreso de la
Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), que se celebra en Castellón en estos días. La
coordinación entre diferentes especialidades como las Unidades de Género, Endocrinología y Familia es esencial para un abordaje global.
"Hay que
incluir el género en la consulta porque es una realidad que lo condiciona a todo. Se ha demostrado que el número de eventos cardiovasculares en la
población transgénero, sólo por
el hecho de ser transgénero, ya es mayor que en la población cisgénero. Es decir, se mueren más personas trans que cis, incluso antes de los tratamientos", ha explicado Gómez en una entrevista para
Redacción Médica.
El primer paso para abordar esta situación lo dio la
Organización Mundial de la Salud (OMS), puesto que en el 2018 excluyó la
incongruencia de género del capítulo de enfermedades mentales y lo incluyó en 'condiciones relacionadas con la salud sexual'. "De esta manera, se ha
despsiquiatrizado la incongruencia de género, pero ni se descataloga ni se desmedicaliza", ha apuntado Gómez.
Gómez ha explicado la evolución vista también en el perfil de la población trans que acude a consultas.
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Por lo tanto, la medicina tiene un papel relevante a la hora de mejorar la calidad de vida de estas personas,
permitir la integración social y fomentar la salud integral. Por desgracia, sigue existiendo transfobia y esto puede verse en los protocolos de
detección y de manejo de riesgo cardiovascular, que "siguen apartando a esta población, que incluso tienen dificultades de acceso al sistema sanitario". Aunque desde hace varios años se han creado Unidades de Género en hospitales de todo el territorio español.
"La red de asistencia a la sanidad pública española ya es capaz de
atender a toda la población transgénero. Entendemos la atención a las personas transgénero como parte de un proceso global, que solo se puede realizar dentro de
unidades de especialización con el trabajo conjunto de varios especialistas. Se tiene que trabajar en equipo y nada mejor que las Unidades de Identidad de Género con una
buena correlación con la Primaria, intentando hacer una atención en proximidad, y también
con Endocrinología", ha subrayado el experto.
Para revertir esta situación es, sin duda, fundamental, la
formación de los clínicos en esta materia. En este sentido, Gómez ha lamentado que existe esta falta de contenido desde la Facultad de Medicina hasta los programas de formación de especialistas. La SEEN es la única que tiene, por el momento, un capítulo específico para la
formación obligatoria de residentes en salud transgénero. De hecho, la Ley Trans requiere que esto mejore y que se incluya formación trans en programas de especialidades como
Pediatría o Cirugía.
Mayor tasa de suicidio entre personas trans
Además, el 70 por ciento de la población trans tiene
disforia de género y esta incongruencia puede provocar y asociarse a alteraciones mentales como: mayor tasa de ansiedad y depresión, mayor tasa de ideación suicida, mayor tasa de intentos de
suicidio, autismos, estrés post traumático, entre otras. En definitiva, quienes la sufren tienen una peor salud global, tanto mental, como social y física.
En cuanto a
eventos cardiovasculares, se ha visto que las mujeres tienen más eventos agudos, pero sobre todo está relacionado con un estrógeno, por lo tanto, "si se evita y se limita su uso,
disminuyen drásticamente los eventos vasculares". Mientras que los problemas que surgen a largo plazo son "prácticamente los mismos" que los que tienen las personas cis. Sin embargo, en los hombres trans, con
la testosterona mal pautada sí que puede producirse un aumento de riesgo cardiovascular porque disminuye el HDL y aumenta la obesidad abdominal, entre otros aspectos.
Durante su ponencia en este encuentro anual de la
SEA, el especialista ha remarcado la
evolución de la persona trans que acudía a consulta antes y la que acude ahora. Tal y como ha detallado, antes eran mujeres trans adultas, maduras, con
poca formación y poco nivel de renta, que habían sido excluidas del sistema público sanitario y se les derivaba a circuitos marginales. De hecho, llegaban desde diferentes ONGs e incluso desde las Unidades Infecciosas de los hospitales, lo cual no era nada normal: "Estas mujeres, solo por el hecho de incluirlas en nuestro servicio, de
acompañarlas y de ajustarles los tratamientos, ya mejoraron".
En la actualidad, la
población trans es mucho más joven, está más preparada, es más diversa y solicita mínimas actuaciones. "Algunos se determinan no binarios, tienen unas necesidades totalmente distintas con las que se debe trabajar en otra línea donde cada vez más es
importante el trabajo psicosocial. No se pone el énfasis tanto en las modificaciones corporales, porque se entiende que no se es más hombre o no se es más mujer por
tener un determinado cuerpo o un determinado nivel de hormonas en sangre. Son cosas que me hacen albergar esperanza en el futuro de la atención a las personas trans", ha concluido Gómez.
Gran afluencia en la conferencia 'Incongruencia de género y riesgo cardiovascular'.
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