Un estudio publicado en
The Lancet estima en 11 millones las
muertes que tuvieron lugar en todo el mundo debidas a una
mala alimentación. Los principales
factores de riesgo fueron las dietas altas en
sodio y las bajas en
grano (arroz, trigo, maíz) y
frutas.
El estudio ha analizado el nivel de consumo de 15 alimentos o nutrientes en 195 países, utilizando el
Global Burden of Disease. Una mala alimentación ha sido definida por una dieta baja en
frutas, vegetales, legumbres, granos enteros, nueces y semillas, leche, calcio o ácidos grasos poli-insaturados u omega 3 procedentes del mar.
Asimismo, se consideraron las dietas altas en carnes,
carne procesada, bebidas azucaradas, ácidos grasos trans o sodio como perjudiciales para la salud.
Demasiadas bebidas azucaradas
El consumo de alimentos sanos estuvo por debajo de lo óptimo en todo el mundo, mientras que el de productos perjudiciales fue superior al ideal.
Los alimentos ‘buenos’ que menos se tomaron fueron nueces y semillas (un 12 por ciento de la cantidad diaria recomendada), leche (16 por ciento) y granos enteros (23 por ciento).
En cambio, el consumo de bebidas azucaradas fue casi el doble del recomendado, seguido del de carne procesada y sodio.
Mucho sodio y poca fruta
Los principales factores de riesgo nutricionales fueron el alto consumo de sodio y el bajo consumo de grano, a los que
se les atribuyen 3 millones de muertes a cada uno (principalmente, por enfermedad cardiovascular) y más de 70 millones de años ajustados a discapacidad.
El siguiente factor de riesgo fue el bajo consumo de frutas, que causó 2 millones de muertes en 2017, además de generar 65 millones de años de vida ajustados a discapacidad.
Por regiones, los países de altos ingresos del área Asia-Pacífico fueron los que registraron una menor tasa de muertes relacionadas con la mala alimentación. En cambio, Asia central y Oceanía acumularon las mayores tasas de fallecimientos por nutrición deficiente.
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