Si no se solucionan las
múltiples barreras existentes, los
médicos investigadores acabarán convirtiéndose en una
especie en extinción. Esta es la principal conclusión que extrae un estudio realizado por miembros de la Sociedad Española de Medicina Interna (
SEMI), recordando que la
investigación biomédica ha sido posible gracias a los médicos que dedican una parte de su tiempo a realizar estudios para comprender mejor las enfermedades, desarrollar
nuevos tratamientos y creando un puente sólido entre la investigación básica y su aplicación clínica. Pese a ello, la realidad europea es que los médicos que se dedican a estos escenarios están en declive, hasta el punto de establecer una difícil relación entre
la investigación y la asistencia. La SEMI decidió realizar una encuesta sobre este aspecto entre los médicos españoles internistas para conocer hasta qué punto se deben llevar a cabo
medidas al respecto.
La encuesta, publicada en el
portal Science Direct y realizada en
septiembre de 2024, fue respondida por un total de
685 internistas procedentes de todas las
comunidades autónomas. La mediana de edad de los
encuestados fue de 44 años y más de la mitad fueron mujeres. Por lo que respecta a los hospitales en que trabajaban los encuestados, el 47 por ciento eran de tercer nivel, el
29 por ciento en un centro provincial y el 23 por ciento restante en un
hospital comarcal.
Ante la pregunta
¿haces investigación?, 395 encuestados contestaron que sí y al preguntarles si tenían liberación de horario, solo 19 de ellos, un cinco por ciento del total, contestaron que sí. Además, ser
hombre, trabajar en un
hospital de tercer nivel o tener un cargo de
jefe de Servicio o de Sección se asoció con una mayor probabilidad de poder realizar investigación.
Un alto porcentaje de médicos internistas de la SEMI realizan investigación, pero, en opinión de los autores, esta cifra está muy
sobreestimada al ser probable que los que hayan contestado a la encuesta sean precisamente los
más implicados en investigación. A pesar de esta limitación, la encuesta muestra resultados interesantes, hasta la fecha no conocidos y concordantes con los publicados en otros estudios, mayoritariamente procedentes de
Estados Unidos.
Las barreras actuales para ser médico-investigador
Existen diferentes
barreras o limitaciones para convertirse en
médico-investigador, entre las que destacan la falta de
tiempo, la necesidad de
formación en investigación, la dificultad para obtener recursos, la falta de mentores, así como la dificultad para
compatibilizar la investigación con el trabajo asistencial, la docencia y con la vida personal. Todas estas barreras afectan todavía más a las mujeres que a los hombres, algo que también queda manifiesto en los resultados de esta encuesta.
La encuesta muestra una
clara desigualdad de género en los médicos-investigadores. Las mujeres encuentran más
obstáculos que los hombres durante su formación para
crecer y promocionarse, obteniendo menos becas, financiación, reconocimientos y premios. A pesar de que las mujeres son cada vez más mayoritarias en la profesión médica, están menos representadas en los puestos de mayor responsabilidad y de dirección. Por otro lado, existe una
menor participación en la investigación clínica y en la producción de conocimiento científico, con menos presencia de mujeres como investigadoras principales, autoras o revisoras.
Impulsar la cultura de la investigación en las facultades
Para llegar a establecer un equilibrio, los autores del estudio proponen
diferentes fórmulas para conseguir un adecuado balance entre asistencia e investigación. Uno de ellos es introducir la
cultura de la investigación desde las
Facultades de Medicina y los primeros años de residencia, así como conseguir que las instituciones proporcionen el soporte necesario para conseguir que los médicos tengan tiempo, motivación y rendimiento económico para dedicarse a la investigación. Además, el trabajo en equipo, una adecuada organización y separación entre el tiempo dedicado a la asistencia y el dedicado a la investigación, y tener un buen soporte metodológico/estadístico, son otras medidas propuestas para ser más eficientes en las dos disciplinas.
Para finalizar, la SEMI acaba defendiendo que compaginar
asistencia, investigación, docencia y vida personal no es una tarea nada fácil y existen numerosas barreras que, si no se solucionan, pueden contribuir a que en el futuro los médicos-investigadores sean una especie en peligro de extinción.
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