Se dice que el
paciente es el centro del sistema, se habla de
humanización, de
empoderamiento, pero ¿alguien se ha parado a escuchar al paciente? Esta sencilla operación es la base de la '
revolución del paciente' que propugna
Víctor Montori, un endocrinólogo de la Clínica Mayo de Rochester (EEUU) que participado como ponente invitado a la mesa sobre la relación entre la
Medicina Interna y los pacientes, en el marco del
XXXIX Congreso de la SEMI.
Víctor Montori y el privilegio de los clínicos.
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Ante la regla de oro (tratar al resto como te gustaría que te trataran a ti) está la de platino, según Montori:
"Trata al paciente como el paciente quiere que le trates", no como el médico piensa que va a ser lo mejor para él. El endocrinólogo (de origen peruano) clama contra el
despotismo del empoderamiento: hacerlo todo para el paciente pero sin el paciente.
"El 75 por ciento de la carga de tratamiento que le damos es excesiva", sostiene. Multitud de tareas que se le ponen para
mejorar su comprensión del tratamiento (grabar la cita, enviar los datos, aprender con un video educativo, que venga con las preguntas preparadas para la consulta…) son razonables pero "su acumulación y traducción a la vida se vuelven pesadas".
Entonces, el paciente no puede conseguir todos esos objetivos y se le tacha de
paciente 'incumplidor'. "Pensamos que es un mal paciente y que no hay manera de ayudar a la persona porque no está participando de su terapia".
De izquierda a derecha: Víctor Montori; Cristina Llorente, presidenta de la Asociación de Diabéticos de Burgos; Carlos Dueñas, presidente del comité organizador del XXXIX Congreso de la SEMI; Alberto Ruiz Cantero, jefe de la Unidad de Gestión Clínica de Medicina Interna del Hospital de la Serranía; Antoni Zapatero, presidente de la SEMI, y Miquel Vilardell, expresidente de la SEMI.
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Ante eso, Montori
propone escuchar, personalizar el tratamiento del paciente para hacerle más fácil lo que sobrelleva. A veces son pequeños detalles pero significativos (cambiar la hora de la terapia de la mañana a la tarde) pero
rompen la lógica de la "Medicina industrial", a la que tacha de "cruel".
La solución es bien conocida: la
conversación sin prisas con el paciente, "sensata, con sentido práctico (que encaje en su agenda) y emocional".
Las tres haches de la relación médico-paciente
No obstante, como ha recordado
Miquel Vilardell, expresidente de la SEMI, "hay un problema en la
relación médico-paciente porque el trabajo se estructura en un presupuesto dado por un sistema político".
Es decir, los constreñimientos del sistema y la
sobrecarga de trabajo actual hacen difícil una atención de calidad. "La relación médico-paciente ha cambiado, ya no es puramente de confianza sino un contrato".
Vilardell ha señalado que
para ser buen médico hacen "las tres haches:
humanismo, humildad y sentido del humor". También ha lanzado la necesidad de
incentivos para superar el desgaste del médico, si bien Montori no se ha mostrado de acuerdo en esto, sino en la necesidad de un
compromiso con el paciente.
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