A nadie se le escapa que la
formación continuada del médico está financiada, en gran parte, por la empresa privada. "Más de dos terceras partes del gasto en formación de países desarrollados corre a cargo de la
industria farmacéutica".
Fernando Salgado, coordinador del grupo de Formación de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), señala que el residente tampoco es ajeno a esta formación desde la empresa. "Así lo señala una encuesta que hemos realizado entre los
MIR".
Miquel Aranda: "La participación de la empresa privada en la formación del MIR afecta a su prescripción".
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Durante el
XXXIX Congreso de la SEMI se ha organizado, en el marco de la 'tarde del residente', un debate con dos posturas:
¿Se debe permitir que la industria farmacéutica financie la formación del MIR?
Salgado se ha posicionado a favor: "Es la realidad que vivimos hoy en día. Plantear otro tipo de alternativas es complicado: la inversión de las entidades públicas es pequeña en proporción". El
conflicto de interés es "inherente al ser humano" y hay que aprender a convivir con él.
Frente a él ha estado
Miquel Aranda, jefe de Estudios del Consorci Sanitari de Terrassa, que defendía la postura contraria. "La responsabilidad de formación de los residentes está bien definida: Ministerio de Sanidad, centros hospitalarios, comisiones de docencia, etc."
Además, "hay estudios que demuestran que, cuando
la empresa privada participa en la formación de los residentes, afecta a la prescripción, sobre todo en los más jóvenes, porque tienen menos experiencia y son más vulnerables".
Salgado: "La relación entre MIR y privada debe guiarse por la transparencia, proporcionalidad e independencia".
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En otros países, como
Canadá, está regulado que la empresa privada no pueda participar en estas actividades. "Si se regula, se ve que la prescripción no está influida. Pero, cuando este residente sea especialista, va a
recibir 'inputs' de la industria farmacéutica", advierte Aranda.
La solución, señalan ambos especialistas, está en
educar al MIR en su relación con la industria farmacéutica para que su prescripción no se vea afectada. "Hay que formarlos en el profesionalismo", explica Aranda, "que incluya valores éticos, la esencia del médico. Así, ellos después podrán elegir". Porque "prohibir, generalmente, da un resultado diferente al que queremos".
Tres principios clave
Fernando Salgado profundiza en esta cuestión señalando tres principios clave que deben guiar esta educación:
"Transparencia, proporcionalidad e independencia".
Salgado opta por gestionar la financiación de la industria a través de una fundación
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El primero es sencillo: que las ayudas a un médico las exponga con claridad. El segundo se refiere a que "las necesidades formativas se deben diseñar previamente, para evitar el sesgo". El tercero, la independencia, está en "diferenciar la formación de residentes de la de personal de
staff".
El
patrocinio de la industria es complicado, pero Salgado opta en gestionarlo a través de una fundación, que diseñe las actividades y provea de becas "funcionando sobre la base de méritos curriculares".
Tanto Salgado como Aranda señalan que el
residente debe aprender a gestionar su relación con la industria. "Ahí es donde tenemos que trabajar", señala Salgado, "utilizando herramientas, creando cursos, proponiendo debates… Hay que hablarlo".
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