El ejercicio físico intenso, más que el regular pero suave, previene en mayor medida el síndrome metabólico (SM) o triplete de hipertensión arterial, diabetes y exceso de lípidos en sangre, según ha revelado un estudio liderado por la Clínica Universidad de Navarra y la Universidad Ciberobn Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición, del Instituto Carlos III y del Idisna.
En concreto, el trabajo se ha realizado a través del Proyecto SUN, dirigido por el catedrático de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Martínez, en más de 10.000 personas que no sufrían síndrome metabólico al inicio de la investigación.
Además, el seguimiento de las personas participantes se ha realizado durante una media de seis años y los resultados han sido publicados en American Journal of Preventive Medicine. Se trata del primer estudio que relaciona la intensidad del ejercicio físico en relación con el síndrome metabólico, teniendo en cuenta los estilos de vida y los factores dietéticos.
Y es que, tal y como ha explicado el especialista en Medicina del Trabajo de la Clínica Universidad de Navarra y uno de los coordinadores de esta investigación, Alejandro Fernández Montero, las personas que sufren SM tienen más probabilidad de sufrir una cardiopatía, un accidente cerebrovascular (ictus), diabetes mellitus tipo 2, enfermedad renal y problemas de circulación.
Por ello, en el estudio, los expertos han analizado también factores como la dieta mediterránea, consumo de comida rápida, horas delante del televisor o tiempo de ejercicio físico.
“Y es que, podría ocurrir que los que hacen ejercicio intenso cuidasen más su alimentación y realizasen estilos de vida más saludables y entonces no sabríamos si lo que previene es este tipo de ejercicio o los hábitos alimenticios y de vida”, ha explicado.
“Así, teniendo en cuenta estos factores, hemos comprobado que el ejercicio físico vigoroso previene en mayor medida el síndrome metabólico que la práctica deportiva leve o moderada”, ha argumentado.
En este sentido, los participantes del estudio mayores de 55 años que realizaban ejercicio vigoroso presentan un 90 por ciento menos de riesgo de padecer síndrome metabólico frente aquellos que realizan ejercicio de intensidad leve.
La intensidad es clave en la prevención
La intensidad de ejercicio físico se mide en equivalentes metabólicos (mets) y, para considerar que se practica de modo vigoroso, el esfuerzo tiene que ser superior a seis mets. Por ejemplo, andar a paso ligero equivaldría a unos 2,5 mets, caminar a paso muy rápido a unos 4,5 como máximo. Asimismo, la natación se traduce en unos seis mets, jugar un partido de fútbol siete mets y el footing (ocho kilómetros por hora) ocho mets.
“Cuando comparamos los efectos entre la intensidad y el tiempo de ejercicio físico, concluimos que ejerce un mayor beneficio la intensidad que el tiempo que se dedica a la práctica del ejercicio físico en el tiempo libre”, ha asegurado el especialista.
Ahora bien, Fernández Montero ha señalado que lo “realmente saludable” es adquirir la capacidad de realizar ejercicio vigoroso. Por eso, ha destacado la importancia saber cómo conseguir un mayor rendimiento deportivo y el máximo beneficio para la salud cuando se practica ejercicio físico.
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