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El consumo moderado de alcohol no reduce la mortalidad

Eliminando distintos sesgos metodológicos se ha comprobado que los presuntos beneficios de la bebida no son tales


05 mar 2019. 11.25H
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Aunque el alcohol es una de las principales causas de enfermedad, discapacidad y muerte en la población, hasta ahora algunos estudios han observado ciertos beneficios del consumo de pequeñas cantidades de alcohol. Sin embargo, una investigación desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), concluye que no es verdad que tenga beneficios sobre la mortalidad en personas mayores.

En concreto, estudios epidemiológicos, especialmente en países anglosajones, argumentaban que consumir una o dos copas de bebidas alcohólicas al día se asociaba con menor mortalidad porque se reducían las muertes por enfermedad cardiovascular. No obstante, se ha cuestionado recientemente la calidad de estos estudios por diversos problemas metodológicos.


Evitar sesgos de selección


Para superar las limitaciones de estudios previos y esclarecer si el consumo de alcohol influye en la mortalidad, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Ciberesp y el Imdea de Alimentación investigaron a 3.045 personas mayores de 60 años representativas de la población española.

"Cuando se investigaron solo las personas sin limitaciones funcionales, la mortalidad aumentaba un 12% por cada copa diaria de alcohol"

El estudio se inició en el periodo 2008-2010 recogiendo datos sobre consumo de alcohol en ese momento y en las distintas décadas de la vida, así como sobre estilos de vida, enfermedades y limitaciones funcionales. Posteriormente se siguió a los participantes hasta 2017 para identificar las muertes ocurridas desde el principio del estudio.

"Cuando los análisis utilizaron el consumo de alcohol a lo largo de la vida para evitar sesgos de selección, no hubo diferencias en la mortalidad entre los participantes que no bebían nada y los que bebían cantidades moderadas de alcohol, esto es hasta tres copas al día en hombres y hasta dos copas al día en mujeres", explican los autores.

"No obstante, en los que bebían cantidades mayores, la mortalidad fue el doble que en los no bebedores. Cuando se investigaron solo las personas sin limitaciones funcionales, para reducir la causalidad reversa, la mortalidad aumentaba un 12 por ciento por cada copa diaria de alcohol", advierten.


Cuanto menos, mejor


En suma, los nuevos resultados, publicados en la revista Addiction, pueden ser usados por los profesionales sanitarios en la práctica clínica, y así, "nunca recomendar el consumo de alcohol a los pacientes", explica Rosario Ortolá, primer firmante del estudio e investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), señala que

"Y si estos beben porque no tienen enfermedades que se agraven por el alcohol y no toman medicamentos que interaccionen con el mismo, la recomendación debe ser siempre la misma: 'cuanto menos, mejor'", añade la experta.

Parte de los posibles beneficios vistos en estudios previos puede deberse al efecto del estado de salud sobre el consumo de alcohol, y no al contrario

Uno de los problemas en los trabajos previos son los errores en la selección de los participantes en los estudios. Por ejemplo, en algunos estudios la aparente menor mortalidad de los que bebían un poco de alcohol podría deberse a que estos se comparan con los no bebedores, que incluyen también exbebedores (muchos de ellos dejaron de beber por problemas de salud y, por tanto, tienen más riesgo de morir).


Las personas sanas consumen más alcohol


Una posible solución es asignar a los exbebedores a las diferentes categorías de bebedores según la cantidad de alcohol que consumieron a lo largo de la vida, hasta que abandonaron la bebida. Otro problema es que parte de los posibles beneficios del alcohol en algunos estudios previos puede deberse al efecto del estado de salud sobre el consumo de alcohol, y no al contrario.

En concreto, se sabe que las personas sanas consumen en conjunto más alcohol que los enfermos, pues estos dejan de hacerlo o reducen el consumo al ser diagnosticados de su enfermedad. Este problema metodológico, conocido como "causalidad reversa", puede paliarse estudiando solo a personas con buena salud.

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