En España, el 13,8 por ciento de los mayores de 18 años tienen diabetes de tipo 2, es decir, más de 5 millones de personas padecen esta enfermedad. Además, se estima que en el país mueren alrededor de 25.000 personas debido a la diabetes. Uno de los medicamentos que se utilizan para tratar a estos pacientes es la
semaglutida, similar al glucacón. Ahora, una investigación del grupo de trabajo de Diabetes, Obesidad y Nutrición de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), en el que participa su presidenta, Juana Carretero Gómez, ha encontrado otro efecto beneficioso de este medicamento. En este caso, en pacientes con hígado graso de origen metabólico.
La semaglutida ha saltado a la palestra en los últimos meses debido al uso por parte de algunas personas del fármaco
para perder peso, un efecto que se ha observado en pacientes con diabetes de tipo 2 con obesidad que usan la semaglutida como parte de su tratamiento. De hecho, la adquisición del medicamento por parte de personas que no padecen esta enfermedad para bajar de peso
ha llevado a una falta de suministros en todo el mundo, España incluida.
El grupo de SEMI
divulgó sus resultados en la publicación 'Revista Clínica Española'. El objetivo de este estudio era "evaluar el efecto de semaglutida subcutánea sobre los
biomarcadores de la enfermedad metabólica hepática (MAFLD, por sus siglas en inglés), a saber, el índice de esteatosis hepática (HSI) y el índice de fibrosis-4 (FIB-4), a las 24 semanas en pacientes ambulatorios atendidos en los Servicios de Medicina Interna", indican los investigadores.
Los resultados muestran que
la semaglutida subcutánea "tuvo un efecto beneficioso sobre la esteatosis hepática que fue más allá del control de la glucosa", indica la investigación. "Sus efectos estaban relacionados principalmente con la pérdida de peso, la disminución de los biomarcadores y la mejora de la sensibilidad a la insulina", explican los autores en el estudio. "Para muchos pacientes,
la detección precoz es esencial para mejorar los resultados de la MAFLD y puede permitir seleccionar las opciones terapéuticas más eficaces", añaden.
Metodo y resultados
La investigación usó pacientes de un registro de cohortes "en uso, multicéntrico, prospectivo, pre-pos y no controlado que inscribe a pacientes únicos y consecutivos con diabetes de tipo 2 tratados con semaglutida subcutánea". Por su parte,
la esteatosis y la fibrosis se determinaron mediante HSI (<30 descartada, >36 esteatosis)
y FIB-4 (<1,3 descartada, >2,67 fibrosis), respectivamente.
En total,
la muestra recoge a 213 pacientes. De ellos, el 46,9 por ciento fueron mujeres y la mediana de la edad rondaba los 64 años (19 por ciento). Por otra parte, el índice de masa corporal y el peso basal medios fue de 36,1kg/m2 (8,4 por ciento) y 98kg (26,9 por ciento), respectivamente. "El 99,9 por ciento de los pacientes presentaba valores de HSI indicativos de esteatosis, con un HSI medio de 47,9 (8,2). Además, el 10,8 por ciento tenía fibrosis (FIB-4 > 2,67) y el 42,72 por ciento presentaba valores en rangos intermedios (FIB-4 1,3–2,67)", indica la investigación.
Pasadas 24 semanas,
se había producido una "reducción significativa" del HSI y del FIB-4 y estaba relacionada, principalmente, "con descensos del peso corporal, los niveles de triglicéridos, la resistencia a la insulina (estimada mediante el índice triglicéridos-glucosa) y las enzimas hepáticas", señala este estudio.
En definitiva, además de ayudar a los pacientes diabéticos de tipo 2 a tener controlada su enfermedad, la semaglutida también parece ser beneficiosa para los pacientes con hígado graso de origen metabólico.
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