La práctica de la atención plena, alerta consciente o
mindfulness, como se la conoce a raíz de su fundador, el médico estadounidense Jon Kabat-Zinn, ha llegado para quedarse.
Nacida en ese país en 1979, en la
Clínica de Reducción del Estrés de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Massachussets, su difusión en España ha sido tardía. De hecho, no se ha generalizado aún en los principales “centros de atracción del dolor”, en expresión de propio
Kabat-Zinn: los
hospitales y
centros de salud. Pero algunos caminan por delante.
Por ejemplo el
Centro de Salud Arrabal de Zaragoza, donde trabaja la
psicóloga Marta Puebla Guedea, que ha impartido el taller
Mindfulness para el bienestar psicológico y su utilidad en la enfermedad crónica a los médicos de Familia
e internistas de todo el país que han acudido al Congreso. O la mayoría de los consultorios del primer nivel asistencial del
Área Sanitaria V en Gijón (Asturias), donde atiende a sus pacientes la
médica de Familia Marta González García.
Redacción Médica ha conversado con ambas y ha constatado cómo se cumple el vaticinio de muchos profesionales de la salud avezados que, en realidad, consiste en
“no hacer nada pero permanecer muy atento a todo”. No se trata de una moda pasajera, sino de una aplicación inteligente de la meditación oriental a la vida moderna.
Según se apresura a precisar González García, el
mindfulness está
desprovisto de cualquier connotación religiosa y se practica con total independencia de una doctrina de esa índole. “Además –precisa Puebla Guedea–
sirve para todo el mundo, incluidos los profesionales, para quienes se han desarrollado programas específicos en nuestro centro de salud”, constata.
Indicado en casos de ansiedad y depresión leve o moderada
“Ahora mismo, atendemos a los enfermos que nos remiten los médicos de Familia y que sufren de
ansiedad o de depresión leve o moderada, pero aún no han acudido al psiquiatra o al psicólogo de la sanidad pública debido a las listas de espera; aprovechamos esa situación intermedia para infundirles la práctica del
mindfulness, y, si cumplen una serie de criterios, los elegimos para
estudios de campo de su aplicación en esas patologías”, ha relatado.
Pero lo que hoy se presenta como una situación en apariencia provisional esconde, en realidad, una de las claves para afrontar las enfermedades crónicas e incluso mejorarlas, pues existe
evidencia científica suficiente como para relacionar la práctica meditativa regular con el control del estrés y la predisposición del cuerpo a sanar.
Así que, en un Congreso en el que se habla de los pacientes crónicos por doquier, y del peligro de su
proliferación inevitable en las próximas décadas,
la respuesta pionera de Kabat-Zinn en su clínica al estrés, el dolor y la enfermedad, se convertirá, con toda probabilidad, en el arma más poderosa, efectiva y barata de que dispondrán
las autoridades sanitarias para contener la hemorragia. Algo de lo que no dudan ninguna de las dos profesionales entrevistadas.
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