Estos tres días en Madrid han servido para poner el valor no solo la Medicina Interna, sino también la necesidad de reinvención del
SNS para adaptarse al paciente actual: el crónico frágil pluripatológico. De eso ha tratado el
38 Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Su presidente,
Antonio Zapatero, hace una valoración del evento y de los retos que le esperan al internista en el futuro.
¿Qué valoración hace de este 38 Congreso?
Ha sido muy satisfactorio porque ha venido mucho residente y médico y además hemos tratado todos los temas de la patología médica, pero también otros que son muy novedosos. Por ejemplo, el miércoles, el doctor Montgomery habló del
cambio climático y su relación con la salud, que nos hace reflexionar y nos ha llevado a la junta directiva de SEMI a empezar a trabajar en este aspecto. Hemos empezado a trabajar con Montgomery y no descartamos que alguno de nosotros se implique en el aspecto concreto del cambio climático.
Antonio Zapatero hace balance del congreso y del papel de la especialidad en el SNS.
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¿Qué problemas genera la falta de conocimiento de la figura del internista por parte del paciente, uno de los temas sobre los que ha girado esta reunión?
El problema que tenemos en Medicina Interna es que, como atendemos toda la patología médica del adulto,
no somos una especialidad que trabaja por órgano como el cardiólogo o el digestivo, el paciente no acaba de conocer bien exactamente qué es lo que hacemos.
Hemos tenido la noticia esta semana de que los Servicios de Medicina Interna han batido un récord en lo que a altas se refiere, ya somos el 20 por ciento de las altas hospitalarias. Lo que pretendemos es acercarnos al paciente, pero también al cuidador, porque muchas veces este paciente, por su condición médica, depende mucho de un familiar o alguien que le cuide. En este sentido, se nos ocurrió ofrecer una mesa de larga duración el viernes, con puertas abiertas, para que los pacientes se acercaran y nos preguntasen qué es lo que esperan de nosotros.
También estamos trabajando en un grupo recién creado, de
relación con la ciudadanía. El martes por la tarde tuvimos reunión de coordinadores y el profesor Jaime Merino, coordinador de este grupo, nos advirtió de que tenía preparados 150 documentos de las patologías más frecuentes de los internistas. Por un lado, queremos ofrecer información médica, y por otro, recabar de los pacientes si lo que estamos haciendo encaja con lo que ellos necesitan.
¿La Medicina Interna puede alcanzar la excelencia en el SNS?
Aquí decimos dos cosas: cualquier medida que se deba tomar en el SNS tiene que contar con la especialidad de Medicina Interna porque llevamos el 20 por ciento de las altas, lo que quiere decir que
estamos gestionando una quinta parte del paciente hospitalario. Somos una especialidad importante en lo que a coste-eficiencia se refiere.
Llevamos años trabajando en aspectos de calidad. Hicimos un estudio, 'Recalmin I', cuyos resultados se publicaron en 2016, donde hicimos una foto de cómo están los servicios de Medicina Interna, su cartera de servicios, su nivel de producción médica, y marcamos unos campos de mejora. Esta encuesta, que se pasó a 150 jefes de Servicio, no solamente describe cómo estamos sino que indica hacia dónde vamos.
El año pasado se publicó otro documento muy importante, que se llama 'Estrategia y recomendaciones para los servicios de
Medicina Interna del siglo XXI'. Hemos marcado hasta 35 estándares para alcanzar la excelencia. Ahí ya lanzamos una oferta para que se adecúen a unos aspectos muy importantes de calidad en todos los procesos clave que hemos identificado en la Medicina Interna. ¿Cuáles son? Hospitalización, consultas, atención compartida con Primaria y otros especialistas, el paciente crónico como proceso clave y un quinto proceso que engloba formación e investigación.
Sobre esos cinco procesos clave que ha identificado la sociedad, hemos puesto estándares para intentar alcanzar la excelencia. Ahí tenemos puesto un campo para seguir progresando. Para rematar ese aspecto de calidad muy importante, en este congreso se ha presentado el libro 'Por una Medicina Interna de alto valor', en el que hemos trabajando conjuntamente con el profesor
Jordi Varela.
"Llevamos el 20% de las altas hospitalarias, pero no somos el 20% de la plantilla"
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Tenemos hecha ya la metodología de calidad, de hacia dónde queremos ir, y este libro nos dice cómo tenemos que ir para conseguir esa Medicina de excelencia centrada en el paciente del siglo XXI.
¿Están los hospitales preparados para seguir esa evolución de la Medicina Interna?
Intentar adaptarse al cambio a veces cuesta mucho. Hay resistencias, muchos actores implicados en esto; los primeros, nuestros dirigentes políticos, que deberían de tener claro cuál es el modelo hacia el que vamos. Me da envidia el documento que hizo el Royal College of Physicians en 2013, sobre cómo debe ser el hospital del futuro. Ahí se generan unas bases de hacia dónde debe ir la asistencia sanitaria, no solamente en el hospital sino también en la comunidad, porque se establecen cuáles deben ser los sistemas de comunicación entre ambas esferas. Una vez que se decide eso, todo el mundo apuesta por este documento.
El problema que tenemos en España es que
somos incapaces de ponernos de acuerdo en lo esencial porque cada uno tiene tendencia a mirar únicamente lo suyo. Haría falta una estrategia, dirigida por gente de prestigio clínico, con una visión amplia de lo que está pasando en el sistema sanitario y en el que todos aportásemos qué sabemos hacer mejor. Aquí hay trabajo para todos, pero a veces cuesta: llega un político con una cosa en una comunidad, en la de al lado se hace lo contrario… Haría falta homogeneizar porque quien sufre las carencias del sistema es el paciente.
El famoso Pacto por la Sanidad.
Quizá no iría tan a lo grande como el Pacto por la Sanidad sino a una escala más baja: se trata de un aspecto organizativo. Un aspecto de cómo debe ser la atención al paciente con la realidad epidemiológica que hay en el siglo XXI: un paciente mayor, con enfermedades crónicas, un grado de dependencia importante, con problemas crónicos, a lo mejor con una falta de afecto y apoyo familiar… Ése es el tipo de paciente que estamos viendo, y en el que nos tenemos que centrar,
el que copa los servicios de Urgencias dentro de unas semanas, cuando llegue la gripe, el que pasa por nuestras consultas y lo ven varios especialistas.
Haría falta, evidentemente, liderazgo desde arriba, pero deberíamos tener capacidad, para los que estamos en el campo intermedio de la toma de decisiones, para ponernos de acuerdo, pero es muy difícil.
Zapatero, en un momento de la entrevista.
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¿Cuál debe ser el papel del internista en los equipos multidisciplinares, tan de moda en el SNS?
En el libro que hemos presentado en el congreso se especifica: se señalan nueve competencias que debe tener el internista del siglo XXI, y una de ellas es ser capaz de liderar equipos multidisciplinares. O al menos trabajar en equipo con especialistas de diferentes ramas. Se ha comentado en la presentación del doctor Varela este jueves que un internista que trabaja en Traumatología salva vidas. En este congreso hay una mesa de Cirugía Vascular. No solamente son ya pacientes médicos, sino también los que están ubicados en un servicio quirúrgico. A ese paciente le va a venir muy bien el apoyo de un médico internista.
¿Hay escasez de internistas en España?
Los servicios de Medicina Interna de un hospital están dando el 20 por ciento de las altas pero
no suponen el 20 por ciento de la plantilla. Hay una desproporción entre la actividad realizada y el porcentaje de internistas en las plantillas hospitalarias. Si además queremos que el internista tenga una labor importante en la formación de pregrado y posgrado; si además queremos que investigue, etc. evidentemente haría falta aumentar el equipo de internistas.
¿Dónde queda el ojo clínico en el hospital del futuro?
Queremos recuperar la esencia. Hay un autor, Abraham Verghese, que tiene un libro fantástico, y decía en una
charla TED que la principal tecnología que tiene uno es la cabeza y las manos. Como internista, reivindicamos el papel de las manos y de la cabeza, la esencia del internista. La tecnología nos aporta muchas cosas, pero hay que hacer las cosas en el futuro de una forma diferente; la tecnología tiene su parte, pero no debe ser únicamente la tecnología quien solucione los problemas de los pacientes, sobre todo de los pacientes que tenemos en los hospitales. Cuando el médico ha escuchado mal al paciente es el origen del 75 por ciento de los errores médicos.
Reivindicamos, para todo especialista médico o quirúrgico, que esa primera entrevista con el paciente sea la más completa, la más detallada, recogiendo todos sus problemas, no solo de salud, sino un abordaje integral de lo que le está pasando al paciente.
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