El
avance de la telemedicina a raíz de la pandemia se ha dado en todos los niveles asistenciales del sistema nacional de salud (SNS) y desde
Medicina Interna consideran que esta “oportunidad” generada por la crisis del Covid-19 debe servir para “cambiar el paradigma” y apuntalar las bases de
un futuro en el que la ehealth debe ser considerada “una pieza clave”.
“Tras el impacto del Covid-19, las relaciones con el sistema sanitario están cambiado, por lo que la ehealth debe ser
una herramienta fundamental en esta nueva realidad”, asegura Sergi Yun Viladomat, facultativo del servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Bellvitge y ponente de la mesa ‘¿Cómo seguir a nuestros pacientes en la época Covid?’, celebrada en la
23ª Reunión del Grupo de Insuficiencia Cardiaca y Fibrilación Auricular de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) que está teniendo lugar en Marbella.
Tras revisar la literatura científica del uso de la telemedicina durante el Covid-19, el médico barcelonés asegura que
el uso de la ehealth es factible en pacientes con insuficiencia cardiaca en el mundo real. “Las soluciones no invasivas de
ehealth pueden y deberían ser claves en el seguimiento actual y futuro de la insuficiencia cardiaca”, explica.
Un uso de la telemedicina que se ha producido
gracias al cambio en los modelos de atención. “Una buena herramienta de ehealth es óptima si se encaja en un
proceso de atención integrado, estructurado, coordinado, bien definido y dirigido a
pacientes en fase vulnerable”, resalta el internista, quien cree que la pandemia ha propiciado más avances que la labor de muchos CEO.
Barreras para su implementación
Yun Viladomat considera que el uso de la consulta virtual aporta proactividad, mejora el confort del paciente, minimiza riesgos y genera una menor sobrecarga del sistema si este está preparado. Además, en
los pacientes crónicos propicia una detención precoz y aumenta la prevención de riesgos con intervenciones estructuradas y con la telemonitorización.
Sin embargo, el internista se muestra consciente de las reticencias a las que se enfrenta: “Siempre hay barreras. Decimos que
no nos mejora los resultados clínicos y esto ya está demostrado que no es así. También que los
pacientes del hospital no son los de los ensayos clínicos o que estos no son capaces de hacerlo. Diversos estudios apuntan a un beneficio para todos los pacientes, independientemente de sus estudios o clase social. También se habla de
barreras costo-efectivas y lo cierto es que se evitaran más hospitalizaciones y, por tanto, se ahorrarían recursos”, explica.
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