La
prescripción tiene un doble componente: por una parte es
científica, pero por otra es
práctica. Y como todos los saberes prácticos, necesita unas pautas a las que atenerse, buscando el resultado óptimo y teniendo en cuenta las opiniones de todos los interesados, incluidos los pacientes. De ahí que
Belén Alonso, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Dr. Negrín, señale en el 40 congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) que "la
prescripción ética es un acto médico y científico tremendamente complejo", del que a veces, incluso los profesionales de la salud no tienen "la suficiente conciencia de su importancia".
Belén Alonso explica en qué consiste una prescripción ética.
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Así, la
prescripción ética "tiene como objetivo fundamental buscar el
máximo beneficio de los pacientes a la vez que minimiza el riesgo", explica Alonso. "También,
calcular los gastos que lleva implícito todo acto clínico y, por otra parte, tener muy en cuenta las preferencias y
los deseos del paciente".
Tal como desarrolla Alonso, la prescripción ética
no tiene que ver solo con recetar medicamentos, sino también con
retirarlos o indicar otros tratamientos. Esto es, "la
desprescripción". En las últimas décadas, los avances médicos, "pero también una cierta tendencia heredada de la formación de pregrado", han llevado a los profesionales a "ser excelentes en el diagnóstico y en el tratamiento". Ahora, no obstante, la búsqueda de esta excelencia les ha hecho tomar conciencia de que "
más no siempre es mejor".
"Nos hemos dado cuenta de que
desprescribir tiene sus indicaciones y sus beneficios para los pacientes", explica Alonso. Por esta razón, la prescripción ética
no busca diagnosticar y tratar la enfermedad, sino lograr "mantener el máximo tiempo posible la
calidad de vida de estos pacientes", por lo que está fuertemente vinculada también con cuestiones como el envejecimiento de la población.
Por todo ello, la prescripción ética se presenta en una encrucijada que debe tener en cuenta muchos aspectos. "Hablamos mucho del médico como responsable de la prescripción, pero hay que tener en cuenta también a los pacientes, la administración y los recursos, pensando en un futuro mejor", señala Alonso.
Sobrediagnóstico frente a infradiagnóstico
De esta forma, la prescripción ética se sitúa en un punto intermedio entre el
sobrediagnóstico y el
infradiagnóstico, cada uno con sus riesgos asociados. "A veces no llegamos a diagnosticar a todos los pacientes, y en esos casos hablamos de infradiagnósticos. Un infradiagnóstico se va a asociar a una falta de tratamiento médico, farmacológico o de otro tipo". Por otra parte, "el sobrediagnóstico va a implicar
un sobretratamiento ineficaz o no adecuado porque no va ayudar al paciente", señala.
Alonso, durante la entrevista con Redacción Médica.
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Por estas razones "han aparecido iniciativas tanto a nivel nacional como a nivel internacional para concienciar a los médicos de estas buenas acciones". Por ejemplo, desde el año 2012, '
iniciativa por una prescripción prudente' aglutina a profesionales de
Atención Primaria y hospitalaria, gestores y enfermeras, para lograr una prescripción más adecuada.
No obstante, Alonso recuerda la necesidad de seguir difundiendo estos principios, tanto en foros como el congreso de la SEMI, como cada profesional en su departamento, "dentro de nuestro ámbito de actuación". Además recuerda que a veces estos mensajes pueden hacerse llegar incluso a través del humor o de la parodia, y pone como ejemplo la iniciativa '
Choosing Wisely' que, versionando el tema 'Happy' de Pharrel Williams, llama a "elegir sabiamente" los tratamientos, las terapias y los 'chequeos'.
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