Alrededor del 80 por ciento de las personas con
diabetes tipo 2 (DM2) son obesas, y
reducir su peso es el principal objetivo terapéutico. Un tratamiento que, por parte del internista, hasta ahora se basaba en las recomendaciones de ingesta de nutrientes, sin embargo, según la última evidencia científica, se ha producido
un cambio de paradigma hacia una recomendación directa de los
alimentos a consumir.
“Existe evidencia fuerte sobre la eficacia de la
pérdida moderada de peso (5-10 por ciento) en la prevención o retraso de la progresión de prediabetes a DM2. De manera que una adecuada alimentación es la base que sustenta la prevención y el tratamiento de la prediabetes y la diabetes tipo 2”, asegura
Vicente Pascual Ferrer, médico de Familia en el Centro de Salud Palleter y autor principal del documento
‘Actualización en el tratamiento dietético de la prediabetes y la diabetes mellitus tipo 2’.
Un informe elaborado conjuntamente por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Sociedad Española de Diabetes (SED) y la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) donde, según Pascual Ferrer, se abordan los cambios en el tratamiento de ambas patologías desde el punto de vista dietético. “Antes se hablaba más de los nutrientes, lípidos, hidratos de carbono y proteínas.
Ahora se habla más de los alimentos como una base donde se integran diferentes nutrientes para ejercer su acción y crear un patrón alimentario basándose en la dieta mediterránea”, asegura el facultativo durante su intervención en el
42º Congreso Nacional de SEMI.
Ni los huevos ni los lácteos son malos para la diabetes
“Estamos ante un cambio paradigma, hemos pasado de recomendar nutrientes a recomendar alimentos. Por ejemplo, en el caso de los lácteos llevan algunos nutrientes que no son los más adecuados, pero tienen otros en su composición que pueden modular su comportamiento. La evidencia científica asegura que es recomendable consumir, al menos,
2 raciones diarias de lácteos por su riqueza en calcio, vitamina D y proteínas de alta calidad biológica. Además, se ha demostrado que su consumo no es perjudicial para la DM2 y que las versiones desnatadas no aportan beneficios”.
"Las nuevas evidencias en el campo de la nutrición hacen hincapié no en el consumo de nutrientes, sino en el de alimentos y, sobre todo, en el de patrones alimentarios"
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Otros de los alimentos que generan controversia son el café y el huevo. “En contra de la mala fama que tiene el café para la diabetes, se ha visto que
el mayor consumo de café va ligado a una menor prevalencia de DM2. Además de la cafeína, lleva otros polifenoles que modulan los picos hipoglucémicos. De manera que no se producen subidas de azúcar después de cada ingesta”, explica Pascual Ferrer.
Tradicionalmente, se ha recomendado una restricción del consumo de huevos dado su alto contenido en colesterol. Sin embargo, según detalla el especialista, tienen o
tros nutrientes que pueden aportar beneficios similares al efecto de fármacos usados en la diabetes. “Además, hay estudios de seguimiento de la población que dicen que la ingesta de huevo no va ligado a un aumento del riesgo vascular ni diabetes, de manera que esta restricción no tiene base científica”, reivindica el médico de Familia, quien recuerda que el huevo es un alimento con una proteína de gran calidad y biodisponibilidad.
¿Cómo se puede elaborar el mejor tratamiento para la diabetes?
Por último, el especialista ha querido recordar que el documento se ha elaborado para
poner “en manos” de todos los médicos de España la actualización de unas recomendaciones que constituyen la base sustantiva del tratamiento para mejorar el control glucémico, lipídico y de presión arterial y reducir la elevada morbimortalidad cardiovascular que aparece en las personas con DM2.
“Las nuevas evidencias en el campo de la nutrición hacen hincapié no en el consumo de nutrientes, sino en el de alimentos y, sobre todo, en el de patrones alimentarios. Esta aproximación es
especialmente válida en las personas con prediabetes o DM2, dado que no existen evidencias del porcentaje ideal de calorías que deben proceder de hidratos de carbono, grasas o proteínas. En cambio, hay
una sólida evidencia de que los patrones alimentarios de base vegetal, bajos en ácidos grasos saturados, colesterol y sodio, con un alto contenido en fibra, potasio y ácidos grasos insaturados, son beneficiosos y reducen la expresión de los factores de riesgo cardiovascular y de diabetes”, concluye Pascual.
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