Dotarla de
entidad en los institutos oficiales y los centros de salud, con una
estructura regulada y un
espacio definido que genere
unidades propias. Esta es la receta que los facultativos de Atención Primaria recomiendan para relanzar su
labor investigadora, la cual se ha quedado en un segundo plano debido a la
falta de "tiempo" y "liberación"
“Para mejorar la situación
necesitamos estructura y espacio. Antes el residente tenía su propia consulta, ahora esto es muy complicado que sea así y hay que compartir consulta”, asegura Iñaki Martín Lesende, médico de Atención Primaria de la OSI (Bilbao) y docente investigador, durante su comparecencia en el
XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Otras de las cuestiones que reclama el facultativo es que hay que darle
“entidad” a la investigación del primer nivel asistencial tanto en los centros como en las universidades. “Hay que volver a tener un una unidad de investigación en los centros. Para fomentar la investigación entre los jóvenes es necesario, además de darles soporte metodológico, una estructura”, reclama el médico de Familia, quien también considera necesario que esa entidad se reproduzca en los
institutos oficiales. "Tienen que tener el
nombre en una puerta dentro de la organización que ponga que eso es de Atención Primaria
".
Pese a la mala situación, Martín Lesende considera que hay
tres aspectos fundamentales para
relanzar la investigación en Atención Primaria: “Tenemos que investigar porque tenemos un campo específico de conocimiento, mayor facilidad de acceso a la población y es donde se atienden las patologías más prevalentes. Además, somos los más
eficientes, con poquísimos recursos obtenemos resultados de investigación buenísimos”.
¿Es posible aumentar el número de investigadores en Primaria?
El facultativo, que acumula más de quince proyectos investigadores, comprende la falta de tiempo que viven los facultativos. Sin embargo, reclama incentivos que permitan paliar el déficit de investigadores actual. “Hay que
aumentar el pool de investigadores que vienen desde el propio
centro de salud. Hay que crear expertos y referentes docentes que ejemplifiquen, den soporte y acompañen. La universidad es superimportante para motivar a las nuevas generaciones. Los estudiantes tienen que ver lo que es investigar bien en Atención Primaria”, reclama Martín Lasande.
Para paliar la falta de tiempo para investigar, el experto reivindica una
liberalización de aquellos profesionales que sí investigan, algo que antes sí era posible, pero que actualmente se ha perdido. “Hay que
buscar fórmulas para sacar días que permitan sacar adelante las investigaciones. Yo las he tenido en el pasado, pero últimamente solo es posible si recae tu trabajo en los compañeros. Los médicos que investigan deberían tener unas diferenciaciones que les incentiven”.
Begoña Lejona Martínez de Lecea, Responsable del Servicio de Biblioteca de la OSI; Pilar Rodríguez Ledo, vicepresidenta de la SEMG; y Paula Sánchez Diz, coordinadora técnica de la línea de investigación covid persistente de SEMG.
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¿Cómo crear una base de datos para realizar una investigación?
Otro de los aspectos que se ha abordado durante la mesa de 'Hitos formativos para un profesional clínico que quiere investigar' es la cración y diseño de una base de datos. Según detalla Paula Sánchez Diz, investigadora y coordinadora técnica de la línea de investigación covid persistente de SEMG, lo primero que debe abordar el facultativo es
“pensar en que es lo que quiere y, posteriormente,
definir las variables que quiere recoger pensado siempre en mínimos”.
Una de vez que se tiene clara esta cuestión es cuando se comienza con su elaboración. “Es como cualquier tipo de investigación, pero más
rigurosa y organizada, con una herramienta para proceder al
análisis y la indagación del problema planteado de forma estructurada y sistemática”, detalla Sánchez Diz.
Una de las primeras elecciones que debe abordar el facultativo es el
tipo de escala de medición. La
nominal, que consta de dos o más categorías mutuamente excluyentes y solo abarca dos categorías. Además, tiene un número de código cuantitativo, lo que "facilita su introducción en bases de datos". Mientras que la
ordinal consiste en categorías por rango.“Cada clase posee una misma relación posicional con la siguiente, la escala muestra situaciones escalonadas”, detalla la investigadora. Mientras que la de
intervalos muestra diferencias iguales entre cualquier par de números e indican diferencias también iguales entre el atributo sometido a medición, como podría ser una diferencia de grados de medición.
Por último, están las escalas
de razones. “El cero sí indica ausencia de atributo. La razón entre dos números de la escala es igual a la que hay entre las cantidades del atributo medio. Por ejemplo, la concentración de glucosa medida en mg/ml”, explica Diz, quien recuerda que
es muy importante esta elección en función de la recogida de datos nos interesa.
En ese sentido, la investigadora da una serie de
ítems a tener en cuenta a la hora de elegir: “En la recogida de datos interesa utilizar la escala más precisa. Esta debe ser exhaustiva, es decir, incluir todas las posibilidades. También hay que tener en cuenta las clases mutuamente excluyentes, ya que a cada observación solo se le puede asignar a una opción. Otro de los aspectos son las categorías complementarias para que cubran todo el espectro: otras, no aplicables, desconocido…”.
Iñaki Martín Lesende, médico de Atención Primaria en la OSI de Bilbao e investigador.
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Elección del programa de la base de datos
Una vez definido esto, el siguiente paso es el
diseño y manejo de una base de datos. “Aquí es donde se elige el programa y se organiza la base de datos con la creación de variables índice y grupos de variables relacionados. Posteriormente, se crean los formularios de edición de datos, la introducción de los mismos para después depurarlos y transformarlos en variables que se puedan exportar”, explica la investigadora.
En cuanto a los
programas, destacan las hojas de cálculo (Excel), gestores de bases de datos como Access, MySQL, Filemaker; paquetes estadísticos (SPSS) y aplicaciones online como REDCaP y los cuestionarios de Google. “El
Excel son la forma más sencilla de introducir datos. Mientras que cuando
existen un alto número de variables, lo ideal son los
gestores de bases datos porque permiten su introducción de forma sencilla, además de agruparlas y facilitar el control de valores introducidos en cada variable pudiendo posteriomente relacionar grupos de variables”, detalla Diz.
Respecto a los paquetes estadísticos, la investigadora considera que solo son “útiles” para cuestiones sencillas, las cuales se pueden recoger con las
aplicaciones online. “Cada pregunta recoge datos de una variable y el propio formulario recopila las preguntas y las agrupa”, explica la coordinadora técnica de covid persistente en SEMG.
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