Actualmente el
Sistema Nacional de Salud (SNS) no diagnostica de manera correcta los casos de
depresión en la población anciana, según ponen de relieve desde la delegación madrileña de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (
SEMG Madrid). En
Familia reclaman más herramientas para tratar de poner fin a la ‘hemorragia’ que está padeciendo el
primer nivel asistencial en el
diagnóstico de la depresión en pacientes de más de 60 años. “En
Atención Primaria estamos viendo un proceso depresivo tardío”, relata
Antonio Torres, responsable del Área de Salud Mental de la sociedad médica.
Antonio Torres explica la necesidad de mejorar el diagnóstico de la depresión en la población anciana.
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Una de las principales necesidades para invertir esta situación es, según Torres, saber
diferenciar los síntomas de la depresión en la población más joven con la más anciana. Y es que los pacientes más adultos sufren síntomas más “cognitivos”, como pueden ser, entre otros, la
dificultad a la hora de concentrarse, olvidos frecuentes o la indecisión. “El anciano tiende a tener respuesta al rechazo y a querer que le dejen en paz. Ese tipo de paciente tiene muchos puntos de estar en el área de la
depresión”, recalca Torres.
Dichas declaraciones las ha realizado en la ponencia ‘Melancolía en la persona mayor. ¿Depresión encubierta?’, celebrada en el marco del
V Congreso de SEMG Madrid, organizada en la propia capital española. “Tenemos que hablar de la
depresión en el anciano porque es diferente, se nos cuela, no lo diagnosticamos”, recalca Torres, incidiendo en la necesidad de actuar sobre el
Sistema Nacional de Salud en general, pero sobre la Atención Primaria en particular.
Antonio Torres, médico de Familia en el centro de salud Cerro del Aire (Majadahonda, Madrid).
Y es que uno de los problemas que tiene la
Medicina española a la hora de identificar ese tipo de casos es que los síntomas que presentan las personas más mayores son varias, y todas ellas diferentes a la
tristeza. Este es, según comenta Torres, el síntoma por excelencia de la población más joven en lo que a la depresión se refiere, por lo que el especialista tiene que entender que el diagnóstico en personas mayores llegará por vías diferentes. Es decir, que los
síntomas de la población adulta no podrán extrapolarse a la anciana.
Suicidio en la población de la tercera edad
Otra de las derivadas que tiene este infradiagnóstico es la posibilidad de que el caso de depresión acabe en un
intento de suicidio, puesto que se trata de una
población sensible a esta ‘lacra’, ya que el
40 por ciento de los suicidios consumados en España se da entre personas de más de 60 años. Sobre todo, el intento de acabar con su vida lo hacen más aquellas personas mayores que padezcan alguna
enfermedad física o sufran alguna incapacidad.
“La pregunta que hay que hacer siempre a este tipo de pacientes es si realmente ha perdido las ganas de vivir. No hay que preguntarles si han pensado en morir o si piensan en la muerte, sino que
si tiene ganas de vivir. Este es un matiz muy importante”, zanja el especialista.
Antonio Torres en uno de los instantes de su ponencia.
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