El lunes 7 de octubre, una semana antes de que tenga lugar el
Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, se celebró el Comité Consultivo del mismo, donde representantes del Ministerio de Sanidad se
comprometieron con
CCOO y
UGT a concederles lo que
llevaban meses pidiendo: formar parte del grupo de trabajo de
Atención Primaria. Desde Familia ven su introducción se ve de forma positiva, pero dudan de su funcionalidad.
Francisco José Sáez Martínez, responsable del grupo de trabajo de Salud Laboral de la
SEMG (Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia) y representante de la sociedad en este grupo, explica esta postura: "El hecho de que se incorporen en principio es
positivo, la única
duda es la
funcionalidad que pueda tener su incorporación por el
diseño del grupo, no por otra cosa".
Sáez advierte de que el grupo puede convertirse en un "batiburrillo de utilidad realmente escasa"
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Lo ve positivo, argumenta, porque estos dos sindicatos conocen la situación de las distintas comunidades autónomas. También entienden que su presencia puede facilitar que lo que salga del
marco estratégico se ejecute después, "porque quizá la gran duda es esa: si esto luego se va a llevar a cabo en ellas, que son las que tienen que abonar los costes".
Comenta que las consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas suelen tener mesas de trabajo, pero muchas de las definiciones que se van a tratar en este acuerdo estar a un nivel más alto. "Y en ese nivel más alto, los sindicatos de clase son los que tienen una
representación", asegura.
Grupo demasiado grande
Sin embargo, señala que de incorporarse al grupo de trabajo en el que están tanto los profesionales sanitarios —médicos, enfermeras, fisioterapeutas, etc— como pacientes, colegios profesionales y sindicatos profesionales, entre otros, es
difícil que puedan
llegar a acuerdos o
aportar ideas.
"Ideas que luego tienen que cruzarse con el grupo las de las
comunidades autónomas", afirma. Ya durante la presentación de la
oficina ejecutiva de seguimiento del plan, Sáez Martínez hizo llegar esta sensación: que el grupo es tan grande y las decisiones tienen que pasar por tantos sitios "que las ideas que en principio podían ser buenas, al final acaban completamente
difuminadas".
Al final, asegura que para abordar cualquiera de los temas la visión es tan grande entre los distintos profesionales, las asociaciones de pacientes, las diferencias que existen entre los sindicatos profesionales y los sindicatos de clase, que "da la impresión de que es un
batiburrillo para que las opiniones circulen pero que realmente la
utilidad sea escasa. Y ese es el principal miedo", concluye.
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