Aunque los dos partidos del Gobierno coincidan en la idoneidad de dar un
nuevo impulso al MIR rural, la propuesta dista mucho de ser firme. De hecho, ni siquiera el modelo en el que el
PSOE basa su idea funciona como una máquina bien engrasada. En la entrevista concedida a
Redacción Médica, el portavoz socialista en la Comisión de Sanidad del Senado,
Kilian Sánchez, usó el sistema de rotación de su tierra natal, las Islas Canarias, como referencia para presentar su idea, pero desde la delegación insultar de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (
Semergen) afirman que el MIR de Familia canario no está exento de carencias: “No hay unidades docentes ni médicos tutores suficientes”.
La presidenta de Semergen Canarias,
Vanessa Deniz, recuerda que la obligatoriedad de hacer parte de la
residencia de Medicina de Familia en una zona rural ya está vigente en toda España. "Otra cosa es que pueda hacerse", apunta. La médica recuerda que los centros sanitarios se dividen en G1, G2, G3 y G4 dependiendo de si se encuentran en una zona urbana, semiurbana o rural, del número de pacientes que atienden y de la distancia a un hospital. Y en una región como la canaria, su
carácter insular es un hándicap que agrava la distancia de las áreas rurales respecto a las urbes.
Sobrecarga de trabajo de los médicos de Familia
La
Guía/itinerario formativo del residente de Medicina Familiar y Comunitaria del Gobierno canario incluye una rotación obligatoria en un centro de salud rural, de acuerdo al
Programa Oficial de Especialidad (POE) del MIR de Familia, que establece que dicha rotación habrá de durar tres meses y se hará, preferentemente, en el segundo año de residencia. Al respecto, en la normativa nacional se concreta que, si la unidad docente del MIR pertenece a un área o distrito de referencia sin ninguna zona rural, puede asociarse a centros de estas características de otras unidades para que la rotación se cumpla. Pero del dicho al hecho hay un trecho. “El quid de la cuestión es que no se puede asegurar que eso se haga porque hay déficit de unidades docentes y de tutores”, afirma Deniz.
Los motivos de esa circunstancia son varios. “Lo único que te dan por trabajar en lugares como San Nicolás, Tejeda o Artenara, allende los mares, es un día más de vacaciones al año, y eso con la obligatoriedad de hacer guardias de atención continuada, porque no hay servicio de Urgencias hospitalario”, detalla la especialista. “Hay centros de salud G4, del que dependen varias zonas de
Atención Primaria, en la que, muchas veces, hay un único médico, y ese mismo facultativo cubre una zona de Urgencias mañana, tarde y noche, o tarde, noche y mañana”, agrega.
Incompatibilidad entre la tutoría de MIR y la agenda sanitaria
El
Ministerio de Sanidad es el encargado de otorgar, cada año, las
acreditaciones de unidades docentes para FSE. Para la convocatoria 2023-2024, se recibieron 390 solicitudes, según trasladaron a este medio fuentes del departamento. Los
requisitos para obtener la acreditación para formar a especialistas de Enfermería y Medicina Familiar y Comunitaria se recogen en la Orden PRE/861/2013, de 9 de mayo. Entre otras cuestiones, se pide que el centro solicitante, tanto si es urbano como si es rural, cuente, como mínimo, con
cuatro médicos especialistas. Algo que dista mucho de la realidad que describe Deniz.
“Hay excepciones, porque, si no, sería imposible tener tutores en algunas zonas”, destaca la facultativa, quien, aun así, retrata un
panorama “insostenible”. Según Deniz, “lo recomendable” es que un tutor de Familia tenga a su cargo a un residente año sí, año no, pero eso no se cumple en todos los casos.
“Yo conozco a compañeros que tienen residentes todos los años porque
no hay tutores suficientes, y no te dan nada extra por ello. No tienes una disminución del número de pacientes por agenda, ni más días de formación, ni más días de vacaciones, ni más días de asuntos propios. Al final, hay que sacar la agenda de cada día y, además, estar explicándole al residente todo lo que vas haciendo”, lamenta.
La presidenta de Semergen Canarias expone incluso su experiencia personal durante sus dieciocho años como médica de Atención Primaria: “Hubo veces en las que tuve, a la vez, un alumno de grado y un residente. La atención que necesita uno y la que necesita otro no tienen nada que ver. Al estar pendiente de los dos,
había objetivos de la rotación del residente que era imposible cumplir en sólo un mes”.
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