La presencia de
diabetes mellitus tipo 2 (DM2) aumenta significativamente la probabilidad de sufrir
eventos cardiovasculares. De hecho, dos tercios de los pacientes con diabetes morirán de
enfermedad cardiovascular, siendo la cardiopatía isquémica y la insuficiencia cardiaca las patologías con mayor morbimortalidad en los pacientes con DM2. Se ha demostrado que todo está unido: “el funcionamiento del
corazón influye en el
funcionamiento del
riñón y
viceversa, y el adecuado control de la diabetes mejora la evolución de los pacientes con enfermedad renal, con insuficiencia cardiaca o con eventos cardiovasculares”, según
Isabel Egocheaga, responsable del Área Cardiovascular de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (
SEMG).
Para mejorar la atención de las personas diabéticas con patologías cardiacas y renales, los Grupos de Trabajo Cardiovascular y Diabetes de la SEMG han creado el ‘
Algoritmo de tratamiento del síndrome cardiorrenal en el paciente con DM2’, presentado recientemente en Toledo dentro del Encuentro ‘Unidos en la Salud Cardiometabólica’. Este algoritmo está elaborado por y para profesionales de
Atención Primaria, aunque puede ser de utilidad para todos los facultativos implicados en la asistencia de las personas con diabetes. Su contenido, muy visual para una mejor comprensión, está dividido en una parte renal y cardiaca, donde se recogen las evidencias, apareciendo en el centro el control metabólico de la diabetes.
Egocheaga explica que el hecho que haya nuevos
tratamientos que mejoran todos los aspectos
metabólicos, cardiacos y
renales ha puesto el foco en lo que se ha denominado síndrome cardiorrenal metabólico. El síndrome cardiorrenal es una situación clínica ocasionada por la interrelación bidireccional entre el corazón y el riñón, en el que la disfunción aguda o crónica de alguno de ellos promueve la disfunción aguda o crónica en el otro, presentando una elevada morbimortalidad.
La enfermedad continuum cardiorrenal
La diabetes mellitus tipo 2 en sí misma es un factor de riesgo para desarrollar patología cardiaca y renal a través de una serie compleja de eventos fisiopatológicos que se conocen como el
continuum cardiorrenal, participando el sistema nervioso simpático, el sistema renina- angiotensina-aldosterona, el óxido nítrico, la oxidación por radicales libres y el metabolismo del hierro. Todo ello genera un bajo gasto cardiaco e hipoperfusión crónica con una vasoconstricción de arteriolas glomerulares aferentes que reducen el filtrado glomerular. Tanto la insuficiencia cardiaca (IC) como la enfermedad renal diabética producen retención del sodio, lo cual es responsable de congestión pulmonar, disnea y edema. De hecho, a veces no queda claro cuál es el
órgano inicialmente dañado. La actuación en cualquiera de los puntos de esta cadena puede detener esta cascada y proporcionar protección cardiovascular o protección renal, según los autores del algoritmo.
La diabetes mellitus tipo 2 se asocia a un incremento del riesgo de enfermedades cardiovasculares de al menos
el doble respecto a los sujetos sin
diabetes. Durante un tiempo se pensó que este riesgo estaba relacionado con la enfermedad aterosclerótica, sin embargo, se ha hecho evidente que la insuficiencia cardiaca (IC) es la complicación más frecuente de la DM2. La DM2 multiplica
por 5 en mujeres y por 2,4 en varones el riesgo de desarrollar IC y un incremento de un 1 por ciento en la hemoglobina glicosilada (HbA1c) aumenta un 15 por ciento la incidencia de IC, tal y como se recoge en el Documento SEMG de Manejo y Derivación de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) en Atención Primaria.
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