Esta semana, los países pertenecientes a la Organización de las Naciones Unidas (
ONU), España incluida, han firmado en Marrakech el
Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular.
El objetivo del acuerdo es abordar los
flujos migratorios de manera conjunta, ordenada y segura entre los estados, y recoge una serie de deberes que los países deben realizar para lograrlo.
Uno de ellos llama incorporar las
necesidades sanitarias de los migrantes a las políticas y plantes de salud, facilitando el acceso asequible y no discriminatorio y formando a los profesionales para adaptarse a las costumbres de los inmigrantes.
Adaptarse a las diferencias culturales
No obstante, los médicos en España “llevamos años adaptándonos a sus circunstancias”, comenta a
Redacción Médica Ignacio Aguilar, médico de Familia en
El Ejido (Almería), una localidad de cerca de 90.000 habitantes y con un 30 por ciento de población inmigrante, “fundamentalmente subsahariana y magrebí”.
Vacunas y Odontología son los dos servicios más demandados por el inmigrante
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Antes de nada, apunta: “Las diferencias culturales entre una población inmigrante y otra no tienen nada que ver” y señala, por ejemplo, que los subsaharianos “tienen mayor nivel sociosanitario y
aceptan mejor la sanidad occidental que los magrebíes”.
¿Qué quiere decir adaptarse a la cultura del migrante? “Me adapto a su cultura en el sentido de que respeto sus creencias. Cuando vienen a la consulta, ellos
vienen buscando una Medicina occidental, porque en sus países de origen no la tienen”.
El facultativo añade que
vacunas y Odontología los dos servicios más demandados por la población foránea, “porque en su país no tienen acceso gratuito a los mismos”.
Machismo en consulta
Adaptación cultura significa, para este médico que también es miembro del grupo de trabajo de comunicación y relación médico-paciente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), “hablar más lento para que te entiendan o
buscar a alguien que nos ayude a comunicarnos”.
Al hablar de diferencias culturales se tiende a pensar que los inmigrantes provienen de culturas más machistas que la española y, por tanto, un hombre venido de fuera no va a aceptar que lo vea una médica.
"Estamos generalizando cosas que no podemos generalizar"
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Sin embargo, aunque reconoce que “se han dado casos de rechazo por parte del paciente a ser atendido por una mujer”, no es algo habitual.
Más frecuente es que “haya pacientes que,
para una exploración genital, prefiere que los vean alguien de su mismo sexo, pero estas reticencias también las hay en ciudadanos españoles”.
En el caso de las mujeres de origen magrebí, “
vienen con el marido y suele hablar él: ella participa menos en la consulta; depende de lo cómoda o incómoda que la veas, aceptas al marido como interlocutor”.
Y señala: “Es la única diferencia, la mujer quizá tiene menos independencia”. Pero rápidamente señala que “no siempre es así”, y concluye: “Estamos generalizando cosas que no podemos generalizar”.
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