El Grupo de Ética de la
Sociedad catalana de medicina familiar y comunitaria (Camfic) ha elaborado un documento sobre aspectos éticos de la práctica cotidiana con el fin de promover un hábito de evaluación y mejora de las actitudes y conductas en el día a día en las
consultas.
El
documento "Las buenas prácticas del médico y de la medicina de familia" reflexiona con siete puntos sobre muchas costumbres interiorizados y que hay que modificar. Como explica
Albert Planas, coordinador del
Grupo de Ética de la Camfic, "la 'costumbre', lo que hace la mayoría, lo que es habitual, modela la actitud ética. Si es 'normal' que yo no pida permiso al paciente para solicitar una prueba, si es 'normal' que se hable de los pacientes en el bar o usen innecesariamente sus nombres en una sesión, todo ello pasa a ser considerado como
‘moralmente bueno’. A menudo no actuamos mejor porque 'siempre lo hemos hecho así".
De hecho, la
bioética forma parte de las competencias esenciales del programa de la especialidad de
medicina de familia, junto con la comunicación, el razonamiento clínico y la gestión de la atención. Por ello, Planes cree que
"la reflexión ética debe hacernos mejores médicos de familia y, por tanto, debería ayudarnos a ser más eficientes, a hacerlo mejor incluso en menos tiempo. Nos debe permitir, por ejemplo,
saber dar valor a lo que es importante, no perder el tiempo en registros inútiles o en controles vacíos de contenido y ganar ese tiempo para esa persona (por ejemplo alguien en el final de vida) que realmente nos necesita".
El documento no responde a una mala valoración y percepción de los pacientes con sus médicos de familia. De hecho, los médicos de familia siempre reciben una alta valoración por parte de los pacientes. Como asegura Planes:
"Esto es bueno, y un buen indicador. Suponemos, por tanto, que tienen una buena percepción de nosotros, y a menudo nos lo manifiestan en la consulta. Pero hay que estar dispuestos a seguir haciéndolo bien e intentar mejorar (¡siempre podemos mejorar!). Y, probablemente la mejora en la aplicación de nuestros valores, nuestro compromiso, es un buen camino. Las personas esperan de nosotros lealtad, proximidad, respeto ... y no sólo capacitación técnica".
Ahora bien, esta reflexión ética que hace responsables a los médicos de procurar hacerlo bien, también debe llevar a, según concluye,
"denunciar aquellas situaciones que nos limitan, nos hace responsables de denunciar la falta de tiempo que padecemos, que no es debida a una alta presión asistencial (ésta depende más bien del propio profesional) sino de la falta de profesionales para que injustamente y equivocadamente las autoridades sanitarias, incluso en tiempos de crisis, han seguido priorizando la atención hospitalaria ".
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