España y el resto de los países de la Unión Europea (UE) tendrán que atrasar sus relojes en la madrugada de este domingo y, una vez más, sale a relucir el eterno debate sobre las
alteraciones que provoca en la salud el hecho de cambiar de hora dos veces al año. Mientras que algunos defienden la medida amparándose en el ahorro energético, los
médicos de Familia se muestran partidarios del
horario único y sostienen que este sistema carece, en estos momentos, de sentido como fórmula de ahorro energético y que, además
, puede ser
perjudicial para la salud de la población más vulnerable.
Aunque el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG),
Lorenzo Armenteros, descarta efectos graves como consecuencia de los cambios en las manecillas del reloj, sí que precisa que la
alteración del ritmo biológico puede dar lugar a una
sintomatología “muy similar” a la del jet lag. En concreto, se ven especialmente afectados los
ciclos circadianos, que están relacionados con la secreción de hormonas, los hábitos alimentarios, la digestión y el sueño, de manera temporal y, en ocasiones, “de forma molesta”, aunque
“de escasa importancia”.
Este desajuste, apunta el médico de Familia, se manifiesta en forma de
fatiga y
somnolencia. “Este cambio de hora puede provocar que estemos molestos, con falta de apetito y una menor concentración y rendimiento físico”, añade.
“Después de la pandemia,
hay pacientes que achacan el cansancio al virus porque es un motivo habitual de consulta y de estado natural, por lo que
no son capaces de distinguir ese grado de fatiga como algo temporal y coyuntural por el cambio de hora”, finaliza el portavoz de la SEMG.
Alteraciones en "cuestiones básicas para la salud"
Una opinión con la que coincide
Silvia López Chamón, secretaria del grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), quien se muestra partidaria del horario único. “El médico aplica las cosas en
función del riesgo frente al beneficio. Y, si el cambio de horario no resulta ser tan beneficioso y, además, afecta a personas vulnerables como bebés, personas enfermas y ancianos, no lo aplicaría”, subraya la especialista en Medicina de Familia, remarcando que el cambio puede afectar a los hábitos de sueño y del entorno social, así como a la alimentación.
Todas ellas “cuestiones básicas para la salud”.
No obstante, la médica defiende la capacidad de adaptación del ser humano, más cuando el cambio se produce en todo el entorno, por lo que aboga por
relativizar la situación. “Todo cambio necesita de una adaptación. El impacto o grado de esta adaptación dependerá de cómo lo encare la persona
de forma subjetiva o de su nivel de vulnerabilidad, pero todos somos conscientes de que, en algún momento, hemos tenido que alterar por diferentes motivos”, continúa López Chamón, apostillando que
“el cambio forma parte de la vida”.
Preparación para el cambio de hora
No obstante, como existe un importante porcentaje de la población especialmente sensible al cambio horario, y que verdaderamente se ve afectado los primeros días,
Armenteros recomienda ir adaptando la actividad, sobre todo el horario de comidas y de sueño. Como
medidas paliativas, el médico sugiere reducir la actividad en este fin de semana, que es cuando se produce esta adaptación horaria, realizar ejercicio moderado y
no consumir estimulantes.
En esta misma línea, la secretaria del grupo de Salud Mental de Semergen incide en la adaptación progresiva para evitar las consecuencias del cambio.
“La propuesta clásica es adelantar o atrasar un cuarto de hora el reloj en los días previos”, recomienda.
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