Al ministro de Consumo,
Alberto Garzón, le llovieron las críticas hace unos días por asegurar que había que reducir el consumo de carne. Pero lo cierto es que los médicos están acostumbrados a ver en su consulta
problemas derivados de una dieta donde es la protagonista, especialmente si es procesada.
La Agencia para la investigación del Cáncer, el órgano de la Organización Mundial de la Salud (OMS) especializado en cáncer, emitió un informe en 2015 donde clasificaba el onsumo de carne roja el gruop 2A, es decir, “
probablemente cancerígeno para los seres humanos”. El mismo documento se refirió al consumo de carne procesada como “cancerígeno para los humanos” (grupo 1), por disponer de pruebas suficientes para el cáncer colorrectal y en menor medida (asociaciones) para el cáncer de estómago.
España es a día de hoy
el país de la Unión Europea que más carne consume, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) es el organismo autónomo del Gobierno de España, adscrito al Ministerio de Consumo, recomienda comer carne entre dos y cuatro días a la semana. La roja como máximo se podría consumir dos veces, tal y como recuerda
Guadalupe Blay, responsable de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
A raíz del informe de la OMS, los expertos pedían que se redujara el consumo de carne, no que se dejara de consumir, ya que se considera una importante fuente de nutrientes. "Además de proteínas, a nivel nutricional la carne roja
es muy rica en hierro", asegura Blay.
Más consumo en edades avanzadas
"El problema -explica- es que tiene muchas grasas saturadas". "Un estudio que realizaron expertos de varios países a través de la Agencia Internacional sobre el Cáncer mostró que por cada ración de 50 gramos de carne diaria se incrementaba un 18 por ciento la incidencia de cáncer colorrectal. Sobre todo en caso de carne procesada", afirma. La
función arterial también puede verse alterada por el exceso de grasas, aumentando el colesterol y el riesgo de accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares. La portavoz de la SEMG también recuerda que afecta a la sostenibilidad del planeta.
En su opinión, en España se consume demasiada carne, pero más entre la población de edades avanzadas. "Este tipo de enfermedades se dan más en personas mayores. La dieta habitual de ellos ha sido principalmente esa, sobre todo en sitios de interior en los que había menos pescado, salvo que fueran conservas.
Las generaciones de ahora parece que toman alimentos diferentes, no tanta carne roja".
Como sustitución, se recomienda comer carne blanca (pollo, pavo, conejo... ) y pescado. Este último está relacionado con disminución de riesgo de enfmedades caridovasculares o diabetes tipo 2.
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