Familia apunta a "cuantificar riesgos" del chemsex en la anamnesis

La Atención Primaria, como puerta de entrada al Sistema Nacional de Salud (SNS), es el ‘escalón’ oportuno en el que incidir sobre los riesgos de practicar el Chemsex. Mantener relaciones sexuales junto con el consumo de drogas puede desencadenar en la transmisión de enfermedades sexuales que, a ojos de los especialistas del primer nivel asistencial, se puede prevenir desde la consulta del médico de Familia. No obstante, los propios profesionales de Primaria señalan que no toda la práctica del Chemsex hay que restringir, pues hay casos en los que las participantes del mimo se “controlan bien”, pero apuntan a “cuantificar riesgos” mediante la anamnesis.

Laura Santos y Pilar Galicia explican el papel del médico de Atención Primaria en los casos de Chemsex en las consultas del centro de salud.

Es por ello que desde el primer nivel asistencial señalan que es importante saber que “no todo el Chemsex es un problema”. “A lo mejor al consumidor le gusta y lo pasa bien, pero tenemos que reducir riesgos. Quizás no tendríamos que decir a todo el mundo que lo practica que deje de hacerlo, porque hay gente que igual sabe controlarse muy bien y que en su día a día no le altera la calidad de vida social, laboral ni familiar”, recalca Pilar Galicia, médica de Familia en Madrid y miembro del Grupo de Trabajo de Infecciosas, Migrante, Vacunas y Actividades Preventivas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).

Concretamente, Galicia enfatiza que el especialista de Familia debe “informar de los riesgos que pueda haber” a la hora de practicar el Chemsex. Por ejemplo, y tal y como incide la sanitaria, que este tipo de actividad puede derivar en contagiar enfermedades de transmisión sexual. “Uno de los factores de riesgo es el turismo sexual, las saunas o el uso de aplicaciones”, añade Laura Santos, médica de Familia en Madrid y miembro del Grupo de Trabajo de Infecciosas, Migrante, Vacunas y Actividades Preventivas de la sociedad científico-médica.

Ambas especialistas han codirigido el taller ‘Infecciones de transmisión sexual. Redes Sociales. Chemsex, un nuevo panorama. Lo que debería conocer el médico de Atención Primaria’, llevado a cabo en el 45º Congreso Nacional de Semergen que se está celebrando en la ciudad de Valencia.

Laura Santos, miembro del Grupo de Trabajo de Infecciosas, Migrante, Vacunas y Actividades Preventivas (Imvap) de Semergen.

Papel “proactivo” del médico de Familia

El especialista de Primaria tiene un papel importante en la prevención de las infecciones de transmisión sexual que se puedan dar de la práctica del Chemsex. Para ello, el propio médico necesita incorporar a su consulta unas preguntas básicas, según indican las ponenetes: “Hay que preguntar sobre el número de parejas sexuales que ha tenido el paciente, sobre todo en los últimos meses. Debemos preguntarles también sobre las prácticas que realizan. Por ejemplo, si practican sexo anal. Esto nos sirve para cuantificar los riesgos que pueda haber”.

“En las consultas sobre ITS se hacen estas preguntas, pero también las tenemos que hacer en Atención Primaria. Además, deberíamos conocer si la persona ha consumido drogas últimamente, qué tipo de sustancias, si se las han inyectado o no... Pero también tenemos que saber cómo se siente el paciente con esas prácticas”, añade Santos. Es por ello que el médico de Primaria “tiene que preguntar”. “Tenemos que ser proactivos continuamente, que sepan que estamos aquí”, recalca Galicia.

Pilar Galicia, miembro del Grupo de Trabajo de Infecciosas, Migrante, Vacunas y Actividades Preventivas (Imvap) de Semergen.

Otra de las estrategias a tener en cuenta para incidir en la prevención de posibles riesgos es intervenir en las tendencias que incrementan la práctica del Chemsex. El caso más claro es el uso de aplicaciones móviles con fines sexuales, que son “uno de los factores facilitadores” de estas actividades. “Se ha globalizado el fenómeno más fácilmente con las aplicaciones. Hay que incluir métodos de prevención en las mismas, por ejemplo. O poner en marcha un teléfono gratuito por si el paciente necesita ayuda”, explica Galicia. Y es que se trata, tal y como asegura la especialista, de una forma “muy importante” de actuar sobre la situación, “porque los médicos de Atención Primaria no llegamos a todo. Lo bueno es trabajar en distintos frentes para poder actuar directamente en el usuario”.

Más comunicación y transparencia para evitar riesgos

Por otro lado, las ponentes recalcan que se debe incidir en ahondar en la comunicación. No solo en la relación médico-paciente, sino que entre los propios practicantes del Chemsex. “Generalmente lo practica gente muy variada, de diferentes sitios. Si una persona va a una sesión de Chemsex y no conoce a nadie, no sabe el tipo de drogas que hay, etcétera, tendrá más riesgo de infectarse. Puede estar con una persona que padezca VIH con o sin tratamiento, por ejemplo”, comenta Santos.

Además, las ponentes subrayan que, en la mayoría de los protocolos establecidos, los practicantes son hombres gays, bisexuales o hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres. “En el perfil de la persona también encontramos que es un ciudadano con un nivel económico medio alto, entre 30 y 40 años, con empleo estable y que vive en una ciudad grande. Pero, últimamente se está viendo mucho universitario”, apostilla Santos.

No obstante, a pesar de que los perfiles a día de hoy puedan ser diversos, las ponentes añaden que “cada forma de práctica tiene riesgos diferentes”. Es el mensaje con el que las especialistas han querido finalizar su coloquio, tratando de concienciar a los congresistas sobre los riesgos de esta práctica, así como sobre su papel en la consulta del centro de salud.

Un instante del taller 'Infecciones de transmisión sexual. Redes sociales. Chemsex, un nuevo panorama'.