Cada vez son más las voces de expertos que alertan de un posible consumo en
exceso de benzodiacepinas en nuestro país, que puede haberse visto
incrementado por la pandemia del SARS-CoV-2 al haber aumentado secundariamente patologías como ansiedad, depresión e insomnio. Así lo creen los autores del estudio que obtuvo el premio a la mejor comunicación de Médicos Internos Residentes en el
XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Los investigadores comprobaron en su investigación que la
población mayor de 65 años las consume en un porcentaje elevado, siendo más susceptibles de los efectos adversos. En este sentido, los autores de este estudio advierten de que “el consumo excesivo en población mayor, unido al uso sin el control por parte del médico, conlleva
riesgos derivados de sus efectos secundarios como sedación, mareo, somnolencia o caídas, entre otros, que pueden empeorar la situación basal de los ancianos, perjudicando su calidad de vida y aumentando su morbilidad”, según Cayetana De Miguel de Juanes, residente de medicina de Familia.
Además, “hay un importante rechazo por parte de los pacientes a suspender estos fármacos, a pesar de explicar que crean mucha tolerancia y mucha dependencia”. Para evitar llegar a este tipo de situaciones, De Miguel cree que se deberían “potenciar el
uso de medidas no farmacológicas para tratar la sintomatología que refieren los pacientes”, como optimizar las medidas higiénico-dietéticas del sueño, ejercicios de relajación para la ansiedad o herramientas para gestión de las emociones. Sin embargo, “el problema de esto, como en muchos otros aspectos, es el tiempo. Y es que
abordar estas recomendaciones conlleva más del tiempo que tenemos por paciente; pero no debemos pensar que es tiempo desaprovechado, sino tiempo invertido en disminuir efectos secundarios y polimedicación”.
Los autores también apuestan por
establecer un protocolo de deshabituación a benzodiacepinas de forma conjunta con enfermería y limitar el uso prolongado, evitando la pauta crónica en la receta electrónica y revisando esta medicación de forma mensual.
Con el trabajo presentado en junio en el congreso nacional de la SEMG también perseguían concienciar a la población, así como a los profesionales, “del problema que supone este consumo excesivo que, en algunos pacientes, puede llegar a considerarse adicción”, según Cayetana De Miguel de Juanes. El resto de autores del estudio premiado son Ana Alesón Andrés, Cristina Ruiz de Loizaga García, Miguel Quintanilla Arahuetes, Rafael Sabariego Redondo y Rocío Arriaza Rubio.
Objetivos de la investigación
El objetivo principal fue conocer el porcentaje de pacientes
mayores de 65 años inscritos al centro de Salud de Reyes Magos en Alcalá de Henares (Madrid) con una
prescripción potencialmente inadecuada de benzodiacepinas según los criterios STOPP/START de la actualización del año 2014, desde octubre de 2020 a octubre de 2021.
Los objetivos secundarios fueron conocer el perfil demográfico de la población según edad y sexo, las
benzodiacepinas más frecuentemente prescritas en función de su vida media (corta, intermedia y larga) y el porcentaje de pacientes con, además de una prescripción potencialmente inadecuada de benzodiacepinas, otro fármaco prescrito con efecto similar (antidepresivos, hipnóticos y neurolépticos).
Resultados más destacados
En relación con el perfil demográfico, observaron que la prescripción es más frecuente en el
sexo femenino, con un 72.1 por ciento. Respecto a la edad en la que se prescribieron, no identificaron grandes diferencias, con un 50.5 por ciento en pacientes entre 65-75 años de edad y un
49.5 por ciento en pacientes mayores de 75 años.
En cuanto al motivo de prescripción, detectaron que los dos motivos más frecuentes fueron la
ansiedad y el insomnio, con un 51.3% y un 51.9% respectivamente, seguidos de la depresión (36.1%) y la agitación (7.2%). Solo un 14.4% de las prescripciones se deben a otros motivos no registrados.
Respecto al
tipo de benzodiacepina prescrita, fueron las de vida media
intermedia las más frecuentemente prescritas, hasta en un 50.9 por ciento, las de vida media corta en un 43.7 por ciento y las menos prescritas fueron las de vida media larga, en solo un 15.3 por ciento de los pacientes. Además, observaron que hasta un 11.5 por ciento de los pacientes tenían al menos dos benzodiacepinas concomitantes prescritas. En cuanto a si estos pacientes presentaban asociaciones con otros psicofármacos, los resultados fueron que un 41.3 por ciento se encontraba en tratamiento con antidepresivos, un 8.2 por ciento con hipnóticos y un 4.3 por ciento con antipsicóticos.
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