El dolor crónico causa más del 50 por ciento de las consultas en los servicios de Atención Primaria, tal y como se ha puesto de manifiesto durante las Jornadas Nacionales de Dolor de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Por ello, los expertos allí reunidos han destacado la necesidad de que haya una formación constante y continuada sobre el dolor crónico, con el objetivo de poder controlar desde el inicio a estos pacientes, ofreciéndoles calidad asistencial y las mejores garantías de eficiencia y excelencia.
"La atención al dolor debe ser integral, atendiendo a las esferas psíquicas, sociales y biológicas del paciente. Es en AP donde está el eje y la guía de esta atención y, para ello, es necesaria la formación y el compromiso de la Administración", ha recalcado el presidente del comité organizador de las Jornadas y coordinador del Grupo de Trabajo de Dolor de Semergen, Pedro Ibor.
En concreto, la mayoría de los pacientes que acuden a la consulta por dolor crónico son ancianos y presentan comorbilidades y suponen aproximadamente un 80 por ciento del total de los casos de dolor crónico. En este sentido, los expertos han recordado que el abordaje del dolor debe hacerse bajo los más estrictos requisitos de seguridad, vigilando interacciones de fármacos, adherencia al tratamiento, vías de administración de fármacos, y mayor atención social en muchos casos.
Artrosis, principal causa del dolor
Las principales causas del dolor son de origen osteoarticular y, dentro de ellas, la artrosis, sin descartar causas neurológicas que también aparecen con frecuencia, dependiendo en muchos casos de complicaciones de enfermedades crónicas como, por ejemplo, la diabetes mellitus.
Hasta la fecha, el concepto de dolor se ha entendido como un "síntoma" puntual y concreto, que en muchos casos estaba relacionado con enfermedades terminales. Sin embargo, esta concepción ha cambiado y ha dado paso al concepto de "enfermedad", en la que el dolor es el síntoma principal.
En este contexto, desde Semergen se ha avisado de que la formación sobre el dolor es "deficitaria" tanto a nivel pregrado en universidades (careciendo de programas propios relacionados con dolor) como a nivel especializado y en la formación continuada de los profesionales. De hecho, en "muchas" autonomías todavía no han establecido programas específicos de formación en dolor dirigidos a profesionales y pacientes.
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