Diagnosticar el acoso, hacer un seguimientos a la víctima y lograr crear la confianza suficiente para que sepa salir de esa situación. Bajo esas tres pautas enmarca Lorenzo Armenteros, responsable de
Salud de la Mujer de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la función que debe de llevar a cabo el medico de Familia en la atención con víctimas de violencia de género dentro de la consulta.
Resaltando lo importante de no “medicalizar la violencia de género” puesto que, a su juicio, es “un riesgo”, Armenteros asegura que la función del
médico de AP es enseñar a la víctima que existe una salida y no permitir que, por falta de planificación, pase desapercibida la agresión. “Hay determinados aspectos por los que se puede detectar cuando una mujer está siendo
víctima de violencia machista”, afirma.
Lorenzo Armenteros destaca las patologías de esfera emocional
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“No podemos enmascarar la violencia con patologías que necesiten un tratamiento.
Si medicalizamos la violencia podemos llegar a ser partícipes de la reducción de la propia mujer. Si consideramos que está deprimida o ansiosa... el afrontamiento que pueda tener ella hacia esa situación de violencia varía”, ha manifestado.
Sobre estas patologías que se suelen diagnosticar en la víctima que padece violencia de género, Armenteros destaca las de la
esfera emocional o psicosomáticas, como palpitaciones. “Son situaciones en las que no encontramos una relación orgánica con lo que padece el paciente. Se nos presenta que hay una patología digestiva o dolorosa que, además, es continua y
no tiene un reflejo orgánico que lo justifique. Eso puede hacerte darte cuenta que hay algo subyacente que no es la enfermedad del cuerpo”, ha afirmado.
Bajo el título de la charla, ‘Se puede diagnosticar violencia machista en 10 minutos’, que se encuadra en el
XXVI Congreso Nacional de Medicina General y de Familia, el médico de
AP quiere eliminar el handicap del tiempo de la consulta y, aun denunciando que es un periodo de tiempo insuficiente para un diagnóstico, animar a sus compañeros a una correcta utilización de las herramientas de las que disponga el médico. “De una forma sencilla y con el tiempo que tenemos debemos diagnosticar los signos directos o indirectos que nos pueden dar nuestras pacientes”, añade.
“Desde que una mujer es consciente que esta
sufriendo violencia de cualquier tipo, el médico tiene que estar para enseñarle que hay una salida”, ha introducido reseñando algunos “signos” que el médico puede captar a la hora de diagnosticar una caso de violencia machista. Si hay unas
visitas reiteradas que no responden a una patología específica o “sintomatología que no aparece en luego reflejada en las pruebas diagnosticas”, el médico debe de empezar a citar a la paciente para saber el por qué y las posibles causas.
"No podemos correr el riesgo de denunciarlo nosotros"
Uno de los aspectos que más valor da este médico de Familia a su labor, sobre la que pueden hacer otros profesionales del
Sistema Nacional de Salud, es el seguimiento al paciente que puede hacer desde la consulta. “Lo importante es tener unos elementos de juicio para que no confundamos la violencia machista con otra patología y dedicarle más tiempo dentro de nuestro trabajo y nuestro horario. Tendremos que buscar otro tipo de entrevista y dedicarle más tiempo”, asegura remarcando que el médico tiene
el deber “moral y casi ético” de que no se le escape cualquier tipo de violencia de género.
"Tenemos que ser el vehículo para que esa mujer denuncie su situación o salga de ella"
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Además, Armenteros niega que el fin último de médico es la denuncia, realizada por el propio facultativo. Apoya que es más importante su labor a la hora de contribuir a que la víctima lo denuncie. “
Nosotros no podemos entrar en la vía legal, tenemos que ser el vehículo para que la mujer lo denuncie o salga de esa situación”, ha matizado asegurando que el facultativo no puede ser la parte de responsabilidad legal sobre el tema por miedo a perder un paciente en la fase inicial. “si rompemos la confianza que ha depositado la mujer en nosotros en una fase inicial, perdemos, tal vez, la posibilidad de que denuncie en un futuro”.
“Tenemos que dar unos pasos muy seguros para que la mujer sea la que salga, nosotros no tenemos que participar en algo en lo que no esté de acuerdo. No podemos correr el riesgo de denunciarlo nosotros y que ella no vuelva a hablar contigo porque corta la relación de confianza.
Tenemos que darle toda la información y todas las opciones que tiene para que tome esa decisión”, ha contextualizado.
Para terminar el médico ha afirmado que la violencia de género ya es un problema de salud pública que se debe afrontar desde la formación del facultativo. “Debemos dotar de medios al médico de
Atención Primaria, hay protocolos de actuación pero debemos de buscar elementos sencillos, fáciles y asequibles para poder mejorar en esa detención”, ha exigido para finalizar este trabajo del médico que ha calificado de ser
“de obligación moral”.
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