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"Es vital que AP acompañe a la paciente víctima de violencia de género"

Semergen y la SEMG explican el papel de los médicos de Familia en la detección y actuación sobre esta lacra

Carlos San Martín, coordinador del Grupo de Trabajo de Sexología de Semergen, y Lorenzo Armenteros, responsable de Salud de la Mujer de la SEMG.

25 nov 2019. 18.00H
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POR MARÍA GARCÍA
Hay veces en las que una mujer que sufre maltrato verbaliza por primera vez su situación en la consulta del médico de Familia. Por eso es importante que los profesionales de Atención Primaria tengan todas las herramientas y la formación necesaria para detectarlo y acompañarlas. 

"La Atención Primaria, como puerta de entrada en el sistema sanitario, es el nivel asistencial más accesible y continuo, dos características que nos hacen estar en mejores condiciones para poder abordar la violencia", asegura Carlos San Martín, coordinador del Grupo de Trabajo de Sexología de Semergen. "La atención continuada permite que la mujer que pueda estar sufriendo maltrato elija el momento oportuno para poder confiar en el profesional sanitario", añade. 

"La intervención con la paciente que sufre violencia de género tiene sus particularidades"

San Martín explica que una vez identificada esa violencia de género, lo primero que debe hacer el profesional es "acoger esa situación". "En ocasiones es la primera vez que la mujer lo está contando. Esta intervención tiene sus particularidades en la medida en que es una persona que sufre un deterioro a nivel emocional. Probablemente también social. Incluso a nivel sanitario, como consecuencia de su exposición directa a la violencia", asegura. 

"Es un momento complicado pero también especialmente revelador, porque para la mujer supone muchas veces una auténtica catarsis el darse cuenta de que lo que le ocurre tiene un nombre. Y de que hay un profesional enfrente que es capaz de entenderlo e, incluso, ponerle nombre al maltrato, porque en ocasiones han ido normalizándolo o sienten miedo, culpa o vergüenza; lo han asumido como algo inevitable y, por tanto, no se autoidentifican como mujeres que sufren violencia. En ese sentido, esa primera detección activa es especialmente importante para ayudar y acompañar a la mujer en el proceso". El coordinador del Grupo de Trabajo de Sexología de Semergen hace especial hincapié en esto último: el acompañamiento

Dentro de este proceso de acompañamiento, puede que la mujer se decida a denunciar. "Forma parte en muchos casos del proceso. Los profesionales podemos ofrecer mucha información en relación a sus consecuencias, a los miedos que puedan surgir en torno a la separación, etc", explica San Martín. 

Y añade: "Es difícil que una mujer que en un momento dado esté conectado con su realidad se plantee la denuncia, pero a medida que va avanzando y que va sintiéndose con capacidad para tomar decisiones, el profesional en ese proceso de acompañamiento es un apoyo absolutamente fundamental". 

Planes y protocolos de actuación 


Semergen ya ha puesto en marcha su Plan Nacional de Violencia de Género en Atención Primaria con la realización del primer curso de formadores que tuvo lugar entre finales de octubre y mediados de noviembre. Entonces, se formaron a 13 profesionales de los cuales diez van a pilotar la primera experiencia formadora en 10 centros de salud de distintas comunidades autónomas.

También hay protocolos del Sistema Nacional de Salud y de las comunidades autónomas "muy buenos" de actuación, aunque para Lorenzo Armenteros, su aplicación puede ser compleja "por la dificultad para ponerlos en marcha". "Creo que necesitamos trabajar en aspectos más concretos, sencillos y adaptados a la situación que ahora mismo tenemos Atención Primaria, en la que falta tiempo. Por eso, necesitamos protocolos donde la actuación sea muy rápida", asegura. 

"Que una mujer rompa el silencio puede ser complicado"

Sin embargo, matiza que "la falta de tiempo no puede justificar que no se actúe. "Debemos hacer y de forma profunda. Pero hay que hacer un grito de ayuda: necesitamos herramientas que nos permitan actuar más y mejor", señala.

Pero no es lo único que necesitan. También una "nueva cultura" donde se evalúa a la mujer en diferentes aspectos de su salud, que incluyan también la emocional o la reproductiva. "Hace falta más parcelas de formación. No es que no exista voluntad, lo que ocurre es que a veces afrontar lo que significa la violencia de género y que una mujer rompa el silencio puede ser complicado. También hacen falta espacios adecuados e interiorizar que no solo nos podemos centrar en el aspecto orgánico, porque dejamos en un segundo plano el aspecto emocional y no lo valoramos al mismo nivel. Si caemos en este error puede que no afrontemos ciertas patologías o problemas con la rapidez que deberíamos", asegura. 

"Nos gustaría disponer de todo eso, así como de la capacidad para proteger a esta población, que es muy vulnerable.  A veces, lo llamativo es lo más grave: el número de muertes que se producen. Pero hay un sustrato. La violencia de género es como un iceberg en el que hay una gran base sobre la que podríamos actuar para no llegar a esa consecuencia fatal. Debemos trabajar en todos los pasos previos y creo que desde la Atención Primaria hay que actuar activamente para evitarlo", concluye Armenteros. 

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