Más de
500 millones de personas en todo el mundo padecen diabetes y se espera que una de cada ocho personas sufran esta enfermedad antes de 2025 según la
Federación Internacional de Diabetes (FID). La salud mental y física de los pacientes tienen relación con el lenguaje que use el sanitario, ya que la mala utilización de este, puede
potenciar "la ansiedad, la
culpa, la disminución de la motivación por el autocuidado y el
rechazo a la insulina" según ha explicado Francisco Javier Hurtado, psicólogo y miembro del Grupo de Estudio de Educación Terapéutica de la Sociedad Española de Diabetes (SED). Este escenario, afirma, puede
influir "en los niveles de glucemia, de manera directa o indirecta" y requiere de una
mayor formación de los profesionales, para que puedan llevar a cabo una
comunicación adecuada con sus pacientes.
Un 77 por ciento de las personas que tiene
diabetes mellitus han padecido también ansiedad, depresión u otro trastorno mental a causa de esta enfermedad, según la FID. La entidad señala como factor que más afecta a la salud mental de los pacientes, al estigma y la discriminación, en un
58 por ciento de los casos. Por este motivo, los cambios que hagan los profesionales en su lenguaje a la hora de tratar a los pacientes pueden ser fundamentales para revertir la situación, puesto que permiten "
mejorar el estado emocional", según Hurtado. La importancia de la comunicación es tal, que si médicos y enfermeras la descuidan, puede causar "
distrés, frustración, estigma social y discriminación" en el colectivo de pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DM2), tal y como afirma el experto.
Para dar la vuelta al asunto y
mejorar la utilización del lenguaje en las consultas, es necesaria una mayor formación de los profesionales y no solo en lo que se refiere a la forma de hablar. Hurtado ha subrayado la necesidad de usar "términos de comunicación" más certeros, así como tener "
empatía" con el paciente y "
una escucha activa". A pesar de la dificultad que hay para "cambiar el tipo de lenguaje clásico"
utilizado en diabetes, Hurtado insiste en la necesidad de "
ser concientes de esa carencia, y después, trabajar para
mejorarla poco a poco".
En este sentido, Ezequiel Arranz, coordinador del Grupo de Trabajo de Diabetes, Endocrinología y Metabolismo de la
Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), ha explicado que "se está trabajando en introducir el cambio de lenguaje en el tejido sanitario mediante las sociedades científicas". Desde ellas se procura intentar extender el concepto del buen lenguaje, procurando uno más neutro, tanto en personas con diabetes como en otras patologías, por ejemplo, "los que tienen obesidad o hipertensión". El especialista ha señalado también la necesidad de "hacer al paciente director ejecutivo de su enfermedad", con la finalidad de "que tenga
capacidad de decidir" para poder anticiparse a los problemas que puedan suceder.
Evitar términos que cosifiquen al paciente
Entre las palabras o ideas que hay que evitar, según Hurtado, se encuentran aquellas que "impliquen un prejuicio o no consideren a la persona como tal", es decir, "que
etiquetan o cosifican". Un error que es fácil de cometer, pero que no deja de ser un fallo, según apunta el psicólogo. "Una enfermedad no debe definir nunca a una persona, debe ser un rasgo más de la misma", ha explicado el experto, por lo que recomienda un "
lenguaje neutro, sin prejuicios y basados en hechos objetivos", procurando usar conceptos que no hagan sentir al paciente "una diabetes con patas".
El psicólogo es partidario de "
evitar la palabra 'diabético/a' y usar 'persona con diabetes', algo en lo que también coincide con Arranz, ya que según ha explicado,
lo primero "es ser persona". Ese paciente "tiene un problema de salud que debe tratarse", pero sobre todo y antes que eso, "es un ser humano", y, con este cambio, "se evita la estigmatización en favor de la humanización" ha subrayado el especialista de Semergen.
Otra buena medida para Hurtado es cambiar 'paciente no cumplidor' por 'persona con dificultades'". Esta recomendación viene a raíz de que "considerar a una persona '
no cumplidora', la cataloga, de tal manera que deja poco margen de maniobra", según el experto. Sin embargo, si se ve al paciente como "una persona con dificultades", los sanitarios pueden "
planificar puntos de mejora", según ha declarado el psicólogo.
Los jóvenes son más sensibles al lenguaje
Cualquier grupo de edad es susceptible a sufrir los efectos negativos de un
mal uso del lenguaje cuando se habla
de la diabetes, sin embargo, "los
niños y jóvenes" son especialmente sensibles, tal y como ha explicado el experto del SED. Una situación que viene dada porque este colectivo se hace por primera vez una idea de lo que implica tener diabetes, a partir "del lenguaje
empleado en su entorno más cercano", según Hurtado.
Para que los pacientes pediátricos tengan la noción correcta de la enfermedad que sufren y de cómo tratarla, se debe utilizar "el lenguaje más adecuado en todos los lugares donde aparezca o se hable de diabetes", ha explicado Hurtado, lo cual también inmiscuye a otros actores como pueden ser "la familia o los medios de comunicación", lugares en los que a menudo "se
potencia ese estigma".
Un algoritmo para tratar la diabetes
Precisamente, con el objetivo de mejorar el manejo diabetes, Semergen ha lanzado un nuevo algoritmo que permite "aplicar el mejor tratamiento posible a un paciente en función de sus características", según ha explicado Arranz.
Esta nueva herramienta busca "simplificar la patología" y propone una estrategia para identificar el tratamiento teniendo en cuenta factores clave como comorbilidades, riesgo cardiovascular y preferencias del paciente.
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