Llegar al hospital y no encontrar la consulta a la que debes ir es una experiencia de lo más común. El paciente, muchas veces, se encuentra en un ‘laberinto’ de indicaciones y pasillos que dificultan llegar al sitio correcto, lo que conlleva incomodidad, retrasos en las consultas y dificultades de gestión. Por ello, desde que se hacen los planos, es interesante tener en cuenta cómo
diseñar los hospitales teniendo en mente facilitar la movilidad de pacientes y médicos por el edificio.
Pablo García Morales, arquitecto especializado en sanidad y director de PMMT Madrid, explica a
Redacción Médica las claves que debe tener el
diseño de un hospital para que este sea accesible para un paciente. “Lo importante es considerar las necesidades de todos los pacientes, sin olvidarse de su diversidad”, explica el arquitecto.
En primer lugar, apunta a que es “primordial” que la distribución del edificio sea fácilmente “legible”. Para conseguirlo, el experto comenta que es esencial que, desde las primeras fases de diseño, “se creen
espacios amplios que permitan una buena visibilidad general y ayuden a entender la configuración global del inmueble”. De manera más concreta, habla de que “las circulaciones públicas y técnicas deben estar diferenciadas para una mejor orientación”, así como lo esencial de evitar cruces y recorridos excesivamente largos. “Además, incorporar
elementos de referencia en los recorridos también ayuda a que los usuarios no se pierdan, siendo un ejemplo el uso de diferentes colores por planta”, añade.
Arquitectura "empática" con el paciente
En general, los hospitales muchas veces son lugares complicados para transitar. Comenta Pablo García Morales que, en ocasiones, el diseño de un hospital “se configura por fases y
se abarca desde un punto de vista netamente operativo y funcional”. De esta manera, apunta a la necesidad de que los diseños tengan “coherencia estética” en todo el edificio y destaca la importancia de “crear arquitectura sanitaria que sea empática con quienes la habitan”. Esto, bajo su criterio, pasa por tener en cuenta en un proyecto que “una distribución excesivamente compleja o laberíntica puede aumentar la ansiedad y el estrés de los pacientes y los asistenciales”.
Para mejorar esta distribución, el equipo de trabajo del arquitecto opera con una metodología que les permite llevar esta facilidad de tránsito a espacios ya construidos. De esta manera, el profesional pone en valor que, aunque lo ideal es, desde el primer momento, tener en mente
parámetros para mejorar la accesibilidad, en entornos ya existentes también pueden hacer una mejora.
Adaptar el edificio a cada persona
Otro aspecto que destaca el profesional es la necesidad de tener en cuenta todas las peculiaridades de cada persona. “Todavía hay hospitales cuyo
diseño pasa por alto a aquellos pacientes, acompañantes y trabajadores con diversidad física y cognitiva, que necesitan otro tipo de elementos para poder movilizarse de manera autónoma por el espacio”, recuerda el arquitecto.
Pone, como ejemplo de
acciones concretas para hacer un hospital más accesible, la instalación de pasamanos de dos alturas “que puedan ser utilizados por personas de diferentes estaturas”, o la instalación “de pavimento podotáctil, que facilita el desplazamiento de las personas que ven poco o no ven”. También considera clave tener “señaléticas escritas en varios idiomas, considerando a quienes desconocen el idioma oficial”.
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