La
ingeniería sanitaria ha sido la última profesión del ámbito de la salud en sumarse a la petición de una reclasificación de sus trabajadores, tras los llamamientos que ya han formulado tanto médicos como enfermeros. El colectivo apuesta por ubicarse en la futura
categoría del A Plus, aunque descarta la fórmula de utilizar
los créditos ECTS como principal baremo para ordenar a los empleados públicos como plantean buena parte de los sindicatos. En su lugar, proponen que
la “responsabilidad” de cada perfil sea la clave fundamental para fijar el nuevo organigrama del funcionariado en la sanidad.
“El título no lo es todo en la vida. Hay una carrera, una evolución profesional y unas responsabilidades que se van adquiriendo en el ejercicio profesional, que son las que se tienen que reconocer en el grupo o la clasificación”, ha explicado a
Redacción Médica José Antonio Galdón, decano del Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Madrid (COGITIM).
Su propuesta pasa porque los ingenieros de todas las ramas con presencia en la sanidad cuenten con una misma clasificación, en la que se reconozca la
responsabilidad tanto civil como penal que tienen en su actuación ya que de ellos depende la seguridad industrial de un centro sanitario. Una condición con la que pretenden ingresar en
el escalón alto del A Plus. El objetivo es que este punto de partida abarque al amplio abanico de perfiles de la ingeniería: “No creo que tenga más responsabilidad quien proyecte una instalación fotovoltaica que quien esté encargado del mantenimiento de las máquinas de rayos X o de un acelerador de partículas”.
En todo caso, el decano de COGITIM sí que ha deslizado que se podrían plantear
diferencias de categoría en función del puesto que cada ingeniero desempeñe dentro de la organización sanitaria y de sus competencias, con el objetivo de diferenciar a un
jefe de servicio, que tiene un equipo a su cargo, de un ingeniero de base. “Dentro de ese grupo de clasificación estarán diferentes niveles”, ha apostillado.
El fin de la división en la categoría de Ingeniería
Una de las claves de la reforma que propone el colectivo pasa por acabar definitivamente con el actual modelo que divide a sus profesionales en dos sectores: los
ingenieros y los ingenieros técnicos. Se trata de
una anomalía heredada del modelo universitario anterior al Plan Bolonia. Ambos perfiles han superado el grado y lo único que les diferencia es la
consecución de un máster. Sin embargo, en la práctica sus competencias pueden terminar siendo idénticas. “Estamos totalmente en contra de que esa clasificación se haga así porque
las funciones son las mismas en la mayoría de los casos”, ha expuesto Galdón.
El doctor en Ingeniería ha propuesto unificar las dos categorías en una para adaptarse al actual sistema que contempla el
Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP) en su artículo 76, así como acercar a España al modelo del bloque comunitario. “Lo que estamos pidiendo siempre nosotros y coincidimos con los enfermeros es que se supere de una vez por todas o que
se avance en el Espacio Europeo de Educación Superior que se puso en marcha y que seamos más pragmáticos”, ha agregado.
Con su propuesta los ingenieros se han sumado a un debate que arrastra varios años. Sindicatos como
Comisiones Obreras defienden desde 2019 un modelo de reclasificación que afecte a todas las profesiones sanitarias
en función de los créditos ECTS. Los cambios aplicados en el
Acuerdo de Función Pública que permitieron reformar las categorías de los técnicos que han cursado grados superiores han acelerado ahora el debate sobre la posición de los graduados universitarios (médicos, enfermeros, odontólogos, ingenieros...). El objetivo es que la fórmula total para encajarlos se discuta en el seno de las
negociaciones para reformar el Estatuto Marco, que podrían prolongarse durante un año.
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