Una decena de hospitales públicos repartidos por la geografía española se preparan para el reto de instalar por primera vez las
unidades de protonterapia que facilitarán el tratamiento del cáncer infantil. La Fundación Amancio Ortega ha financiado la donación de esta innovadora tecnología al Sistema Nacional de Salud (SNS) pero ahora cada centro debe trabajar en una ambiciosa
reforma para poder ponerlo en marcha. La adecuación se prolongará durante un periodo estimado de tres años y medio, ya que exige la construcción de instalaciones como un
centro de transformación de energía propio o un gran
búnker de hormigón que se deben conectar directamente con el área de Oncología para que sean funcionales.
El
Hospital Universitario de Fuenlabrada es uno de los
10 puntos en los que se ubicará esta nueva tecnología en España. Con una superficie de más de 64.000 metros cuadrados y una capacidad para atender a cerca de 400 pacientes, el edificio que se puso en marcha en 2004 vivirá ahora uno de sus cambios más significativos desde su nacimiento. “Creo que el reto es total, pues
esta instalación supera con creces las dificultades tecnológicas que nos podemos encontrar con más asiduidad en un hospital como son quirófanos híbridos, salas de resonancia magnética, aceleradores lineales de fotones o ampliaciones”, ha explicado a
Redacción Médica,
Pedro Fernández, el coordinador Ingeniería, Servicio Técnico y Mantenimiento.
Una de las particularidades de la protonterapia es que requiere de un gran búnker de hormigón armado para contener las radiaciones ionizantes y el calor que desprende el proceso de producción de protones a partir de átomos de hidrógeno. El contenedor tiene unas paredes con un
espesor de 2,5 metros de acho para evitar cualquier tipo de filtración. En el caso del Hospital de Fuenlabrada, se espera que sus dimensiones sean de 22 metros de largo, 15 de ancho y 10 de alto para dar cabida a toda la tecnología. “El edificio que alberga el bunker ha de estar necesariamente
adosado al pabellón oncológico para dar coherencia arquitectónica y sentido a los circuitos asistenciales”, ha relatado Fernández.
Un centro de energía de 1.600 kw
El segundo gran desafío pasa por garantizar un
suministro energético suficiente para poder alimentar el equipo y las instalaciones. Los responsables de las obras en el Hospital Universitario de Fuenlabrada calculan que será necesaria una
potencia eléctrica de 1.600 kilovatios, lo que requiere un centro de transformación propio. Enfriadoras de agua para refrigerar la tecnología, bombas del circuito, climatización o tratamiento de aire son algunas de las necesidades particularidades que presenta
este sistema “extremadamente complejo”.
Con toda esta transformación sobre la mesa, el equipo de expertos calcula que la obra podría demorarse durante un periodo de
3,5 años desde que se toma la decisión de activar una
nueva unidad de protonterapia hasta que se logra tratar al primer paciente. Es la experiencia que el fabricante de la tecnología les ha transmitido después de llevar a cabo el mismo procedimiento en otros puntos de
Europa o de Estados Unidos.
En todo caso, el procedimiento deberá pasar ahora por una
licitación pública para que las compañías puedan presentar sus proyectos dentro del marco de la
Ley de Contratos del Sector Público. El hospital tendrá que preparar los pliegos para garantizar tanto la “calidad” como la “transparencia” en la adjudicación. “Al ser una obra muy compleja tanto del punto de vista de obra civil como de las instalaciones del equipo y accesorias, la contrata principal ha de ser una
empresa con experiencia en infraestructuras de hormigón potentes y complejas, así como en instalaciones eléctricas y mecánicas complejas”, ha detallado el coordinador de Ingeniería.
¿Cuánto cuesta instalar la Protonterapia?
La futura unidad contará con tres recintos diferenciados:
una sala del generador, una para la guía de haz y otra para el tratamiento con el control de radiación. Desde el Hospital de Fuenlabrada calculan que todo este proceso puede suponer un desembolso de unos
9 millones de euros para financiar la infraestructura. Aunque a la cuenta habría que sumar también los costes del proyecto de las obras, los permisos, licencias y tasas.
Todo el procedimiento está encaminado a asegurar la seguridad de una obra tecnológica de estas dimensiones. “Al tratarse de una instalación nuclear, los márgenes y tolerancias en la construcción son extremos y han de adoptarse
protocolos de ejecución que solo se aplican en centrales nucleares o en instalaciones de investigación de física de partículas”, ha agregado Fernández.
Aunque el terreno y las condiciones arquitectónicas de cada hospital son diferentes, la hoja de ruta de Fuenlabrada plantea buena parte de las condiciones comunes que deberán asumir también el resto de hospitales que implantarán la protonterapia en la
Comunidad de Madrid, Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, País Vasco y Canarias.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.