Este lunes ha arrancado en
Madrid una de las
mayores citas sobre medioambiente: la vigésimo quinta Conferencia del Clima de la ONU (
COP25), cuyo objetivo es intentar ‘arrancar’ un compromiso real a las principales potencias del mundo para
paliar los graves efectos del cambio climático.
Unos efectos que inciden directamente en la salud de la población, tal y como se ha constatado en innumerables informes: por cada grado centígrado que aumenta la temperatura media anual de un país,
se incrementa hasta un 4 por ciento su mortalidad. Una cifra que puede suponer
hasta 30.000 muertes al año en 2030 y elevarse hasta 100.000 medio siglo después.
Ante este escenario, aparentemente difícil de abordar, ¿qué puede hacer la sanidad?
¿Cómo puede el SNS contribuir a reducir las emisiones de sus grandes ‘empresas’: los hospitales? ¿Es posible llegar a tener centros 100 por cien sostenibles? Para ahondar en esta cuestión,
Redacción Médica ha contactado con una de las ‘patas’ que diariamente gestionan la eficiencia y la eficacia de la energía que consumen nuestros hospitales y centros de salud: los ingenieros.
“
Un hospital que consume energía no puede llegar a ser 100 por cien sostenible. Pero lo que sí puede es aumentar su eficiencia y margen de mejora, siempre y cuando la inversión se lo permita”, explica a este medio
Luis Fernando Talavera, ingeniero industrial especializado en instalaciones hospitalarias y director del Área de Ingeniería del Hospital Universitario Doctor Negrín.
La ‘factura’ contaminante de los hospitales
Como explica Talavera, los hospitales, al ser una de las mayores edificaciones construidas para el sector sanitario y que, además,
funcionan las 24 horas del día, consumen una gran cantidad de energía. De hecho,
se calcula que estos centros generan 717 toneladas de basura diarias que provocan, a su vez,
una contaminación atmosférica al día de 411 toneladas de anhídrido carbónico. Unas cifras que solo se pueden reducir “con una planificación en la gestión y un control sobre las instalaciones adecuado”, asegura.
En concreto, el director de Ingeniería explica que, en el hospital donde él trabaja,
se han disminuido los consumos no necesarios, se han reprogramado el funcionamiento de las instalaciones (especialmente las de frío/calor, las más utilizadas);
se ha aumentado la eficiencia de la producción de la energía (utilizando máquinas más eficaces y cambiando el gasoil o el propano por electricidad); y se ha realizado lo que ha denominado como
una “reingeniería” de los propios edificios, o lo que es lo mismo, una inspección exhaustiva para detectar y eliminar las pérdidas de energía y optimizando su circulación.
Esto ha llevado que, por ejemplo,
el Hospital Universitario Doctor Negrín haya conseguido reducir el consumo eléctrico hasta un 20 por ciento y el del gasoil un 50 por ciento.
¿Está la sanidad preparada para hacer frente al cambio climático?
A pesar de los grandes progresos,
Talavera reconoce que en sanidad “aún queda bastante por hacer”, sobre todo, porque la capacidad de gestión depende de la inversión de cada país. Sin embargo, reconoce el papel que, desde la Ingeniería Hospitalaria, se está llevando a cabo para reducir la huella energética de los centros sanitarios y mejorar su eficiencia.
“Los ingenieros, por formación,
llevan en el ADN la gestión eficiente de los recursos y eso les hace estar más preparados y concienciados del cambio climático”, explica a este medio. “Aunque ahora sea una preocupación global, los ingenieros siempre han estado pendientes y ocupados en hacer lo mismo: utilizar menos recursos, no solo por motivos ambientes y/o económicos, sino por buena práctica profesional”.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.