El trabajo conjunto entre los
departamentos de farmacovigilancia y comunicación supone un factor fundamental en términos de imagen y reputación para las compañías farmacéuticas. Esta fue una de las principales conclusiones de un
Think Tank organizado por la agencia de comunicación y marketing digital,
Cícero, y en el que por vez primera en España responsables de las áreas de comunicación y farmacovigilancia de importantes compañías farmacéuticas han debatido en conjunto cómo están impactando las n
uevas herramientas y canales digitales en la recopilación de información sobre seguridad de los medicamentos.
Según explica
Esteban Bravo, Socio Fundador de Cícero “en un entorno hiperregulado, los canales digitales aparecidos en los últimos años obligan a las compañías farmacéuticas a un esfuerzo aún mayor para mantener su cultura de comunicación habitual, basada en unas políticas responsables y coherentes con la ética y transparencia que exige la divulgación social y profesional de cualquier información relacionada con los medicamentos, especialmente si dicha información se relaciona con su seguridad. Esa comunicación responsable sobre la seguridad del medicamento -continúa- es clave en términos de imagen y reputación para las compañías y, en este sentido,
las áreas de Farmacovigilancia deberían estar claramente implicadas en estos procesos”
Los asistentes pudieron compartir desde su experiencia profesional diferentes opiniones y puntos de vista abordando los principales desafíos que supone la era digital para estos departamentos, como son la necesidad de monitorizar datos masivos, la falta de rigor en la información que aparece en las redes sociales o el “sobrerreporte” de casos relacionados con
reacciones adversas. Se identificaron también las principales oportunidades que ofrece la digitalización, un aspecto en el que la Inteligencia Artificial (IA) emerge como un gran aliado en la automatización de procesos y en el análisis predictivo.
Según un informe elaborado por Cícero, el número de notificaciones de eventos adversos se ha multiplicado en los últimos años. Según apunta
Nuria Molina, directora de Estrategia Digital de Cícero, “la
Aemps registró en 2022 un 43,6 por ciento más de reportes de farmacovigilancia que en el año 2018, un aumento que debe atribuirse al mayor conocimiento de la ciudadanía sobre sus patologías, la influencia de la pandemia Covid-19 y la disponibilidad de múltiples canales para expresar experiencias y opiniones sobre medicamentos y vacunas”.
El impacto de la digitalización en la farmacovigilancia
En este contexto se analizaron
los desafíos que plantea la era digital para los departamentos de comunicación,
farmacovigilancia y las agencias de comunicación que les dan soporte externo en los procesos de reporte y análisis de informaciones sobre seguridad de los medicamentos.
Al hablar de algunos de los principales desafíos que deben afrontarse en este contexto, todos los asistentes coincidieron al señalar la
complejidad en la monitorización de la información debido al aumento de canales de comunicación y la diversidad de formatos en los que se vierten este tipo de contenidos. En este sentido, según apunta
Javier Fuentes, responsable del área de Listening en Cícero, “identificar eventos adversos, especialmente cuando no se mencionan explícitamente en un texto, como puede ocurrir con vídeos o cualquier otro soporte audiovisual, se ha vuelto más difícil y complica el seguimiento de los casos”.
Asimismo, durante este debate se evidenció la
falta de rigor que se identifica en los contenidos generados en muchos canales digitales, especialmente en redes sociales, que también se incluyen en los reportes de farmacovigilancia, donde la ausencia de datos clave, como nombres reales o detalles demográficos, reduce significativamente la calidad de la información recibida. “Se generan casos carentes de datos -apunta Fuentes desde Cícero- en los que dependemos de que el usuario que lo reporta esté dispuesto a hablar con la compañía y facilitar esa información. Esta situación genera un
sobrerreporte de casos que no terminan de ser registrados debido a la falta de datos relevantes”.
Las oportunidades que ofrece la era digital
El encuentro también exploró las oportunidades inherentes a la digitalización señalando a la
inteligencia artificial (IA) como un valioso aliado para afrontar estos retos.
Para
Nuria Molina, la capacidad de las herramientas basadas en IA va a ser algo clave para el desarrollo de análisis predictivos, fundamentales en estos procesos. “Este tipo de herramientas nos va a permitir identificar patrones en grandes volúmenes de datos, anticipando eventos adversos,
tendencias emergentes y posibilitando una detección temprana de problemas o crisis”. Los asistentes destacaron también la capacidad de la IA de
automatizar los procesos de filtrado de datos, como una clara oportunidad para mejorar y optimizar todo este tipo de información.
Además, desde las compañías farmacéuticas presentes en el encuentro, se hizo hincapié en la
capacidad de aprendizaje automático. Al aplicar algoritmos de aprendizaje automático, la IA facilita una monitorización continua de múltiples canales digitales más efectiva, detectando señales relevantes que pueden ayudar a notificar de manera más precisa los posibles eventos adversos. Muchas compañías ya están trabajando en esta línea.
La necesidad de “educar” a la población
Otro de los puntos destacados en el que todos los asistentes coincidieron fue la necesidad de una
colaboración continua entre el
departamento de farmacovigilancia y las demás áreas de la compañía, de tal forma que todos caminen hacia un mismo objetivo. Los profesionales de las compañías asistentes a esta reunión apuntaban a que un caso de farmacovigilancia no solo afecta a la seguridad del paciente, sino que puede ser la antesala de una crisis en términos reputacionales que impacte directamente en el departamento de comunicación, o el origen de una determinada información, que puede ser clave para una unidad de negocio. Los responsables de las áreas de farmacovigilancia, reivindicaban en este encuentro su papel como garantes también de la reputación de una compañía.
Los asistentes propusieron prácticas como reuniones periódicas y la inclusión de los departamentos de farmacovigilancia en todos los procesos de la empresa para unificar objetivos. Además, destacaron el
papel crucial de las agencias especializadas y su capacidad para actuar como intermediarias promoviendo un ambiente colaborativo, orientado a resultados.
Por otro lado, subrayaron la necesidad de trabajar conjuntamente para
educar a la ciudadanía y crear una conciencia colectiva que comprenda la existencia y la relevancia de la farmacovigilancia, así como la importancia de compartir información de manera precisa y detallada. Esto no solo facilitaría un mejor seguimiento de los casos reportados, sino que también fomentaría una cultura de mayor información en la comunicación de experiencias relacionadas con la salud y los medicamentos.
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