La incorporación de las
terapias celulares supone un reto para el sistema sanitario, cuyos profesionales están adquiriendo los conocimientos necesarios para su aplicación y los hospitales están adaptando sus estructuras para acometer la entrada de este tipo de tratamientos. Así se puso de manifiesto en el evento
‘Biomimetical. Formas llenas de vida’, organizado por
Takeda para profundizar acerca de la primera terapia celular alogénica (procedente de donante) aplicada a pacientes con fístulas perianales complejas derivadas de la
enfermedad de Crohn.
El Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla, uno de los centros que ha participado en la investigación de darvadstrocel, ha realizado una importante inversión en el estudio de la terapia celular en diversas patologías, subraya uno de los participantes en la jornada, el profesor
Fernando de la Portilla, jefe de Sección de Coloproctología del Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla, y presidente de la
Asociación Española de Coloproctología (AECP). “Esta inversión nos ha permitido crear una verdadera cultura de uso de la medicina regenerativa apoyada en la cirugía (que ahora llamamos Biocirugía). Es una suerte poder ofrecer un escalón terapéutico más a nuestros pacientes al margen de los tratamientos convencionales”, afirma.
Coordinación y atención multidisciplinar
Las terapias celulares conllevan que los profesionales sanitarios se formen y adquieran las habilidades necesarias sobre su uso, explica
Olga Delgado, jefa del Servicio de Farmacia del Hospital Son Espases, en Palma de Mallorca, y presidenta de la
Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).
En concreto, darvadstrocel procede de tejido adiposo de donante extraído por liposucción, del que se aíslan las células madre y se cultivan, en un estricto proceso de producción y conservación, con condiciones de temperatura y estabilidad muy rigurosas.
Esto supone un desafío para todas las partes que integran la cadena: la compañía biomédica, el equipo clínico, farmacéuticos y todos los profesionales implicados, que deben estar perfectamente coordinados para garantizar que el tratamiento llega al paciente con las máximas garantías. “Al tratarse de una terapia tan sensible,
es necesaria una gran coordinación en la logística del medicamento, desde que este se solicita al laboratorio hasta que se administra al paciente”, señala la doctora Delgado.
Darvadstrocel y la capacidad de cicatrización de las células madre
De la Portilla: "Esta inversión nos ha permitido crear una verdadera cultura de uso de la medicina regenerativa"
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Las fístulas perianales son una consecuencia de la enfermedad de Crohn y consisten en una conexión anormal entre la superficie interna del canal anal y la piel que rodea la región perianal, lo que tiene un fuerte impacto tanto físico como emocional sobre las personas que las sufren. “
El dolor, a veces severo, y la emisión continua de pus condicionan la vida del paciente a todos los niveles. Hay que tener en cuenta que la enfermedad adquiere su mayor incidencia en los jóvenes que están en plenos estudios preuniversitarios o ya en la universidad; y que se extiende durante varios años, por lo que la repercusión laboral es considerable, así como a nivel sexual y sobre la autoestima”, afirma el profesor De la Portilla.
Las opciones de tratamiento de estas fístulas hasta ahora eran muy limitadas, consistentes en el empleo de inmunomoduladores administrados por vía oral o parenteral, junto con intervenciones quirúrgicas que de manera general no constituyen una solución óptima. Según el profesor De la Portilla, la terapia celular, que
se administra inyectando las células en la fístula, es eficaz como cicatrizante y evita las intervenciones quirúrgicas, lo que supone un avance en la calidad de vida de estos pacientes.
Implicación de los hospitales españoles
Darvadstrocel, financiado por el Ministerio de Sanidad desde septiembre de 2019 para pacientes con enfermedad de Crohn que presentan fístulas perianales complejas, es la primera terapia celular alogénica aprobada en Europa. Las células madre, procedentes de tejido adiposo de donante, son
capaces de potenciar la capacidad regenerativa del organismo, lo que supone un cambio de paradigma en el tratamiento de la cicatrización.
Descubierta, desarrollada y fabricada íntegramente en España, constituye el primer proyecto de biotecnología capaz de atraer inversión extranjera y posicionar a España en el mapa mundial de la terapia celular. Este medicamento “vivo” tiene su origen en 2002, a raíz de la colaboración entre un grupo de investigadores de la Red de Terapia Celular del Instituto de Salud Carlos III (TerCel) liderado por
Damián García Olmo en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Hospital Universitario La Paz. Ha conseguido ser una realidad gracias a la Fundación Jiménez Díaz y otros centros como el Hospital Clínico de Barcelona. En la fase de ensayos clínicos, han participado un total de 25 centros médicos españoles.
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