Vicente Gasull, coordinador del Grupo de Salud Mental de Semergen.

10 mar 2017. 09.10H
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POR REDACCIÓN
La condición de mujer se revela como el segundo principal factor de riesgo para padecer depresión (el primero son los antecedentes familiares). Al menos en función de los datos estadísticos recién publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el estudio Esemed para España.

Con estos datos, incluso resulta necesario un abordaje de la enfermedad desde el punto de vista del género, según aseguran los especialistas.

En palabras de Jerónimo Saiz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, “cualquier enfermedad debería abordarse así", es decir, teniendo en cuenta las probabilidades de padecerla a partir de todos los factores, incluyendo el de género si existe diferencia estadística tan significativa como en este caso.

Para Miquel Roca, coordinador de la Unidad de Psiquiatría del Hospital Juan March de Mallorca y profesor titular de Psiquiatría en la Universidad de las Islas Baleares, “se deberían tener en cuenta todos los factores involucrados y ser muy conscientes de este mayor riesgo de que se presente la enfermedad en mujeres, además de valorar específicamente algunas situaciones (menarquia, parto, postparto, menopausia) donde se producen cambios hormonales, psicológicos y sociales muy relevantes de manera simultánea”.

Según ha apuntado Vicente Gasull, coordinador del Grupo de Salud Mental de Semergen, “con la terapia personalizada se espera lograr una respuesta más rápida y efectiva, logrando la remisión del proceso depresivo y la recuperación plena de la funcionalidad del paciente”.

“Todo ello redundará en una mejora de la calidad de vida del paciente y de su familia, en una menor probabilidad de recaída o recurrencia y en que el proceso no se cronifique”, ha indicado.

Factores biológicos, genéticos, socioculturales y psicológicos explican esta diferencia de género en la prevalencia de la depresión.

Uno de cada cinco pacientes del centro de salud

La principal puerta de entrada para el diagnóstico y el tratamiento de la depresión sigue siendo la Atención Primaria, donde se estima que “uno de cada cinco pacientes padece síntomas depresivos, representando alrededor del 14 por ciento de las consultas”.

“La mayor incidencia de depresión en la mujer se presenta entre los 25 y 45 años. La depresión en la mujer suele manifestarse, con mayor frecuencia, con síntomas somáticos”, ha apostillado Gasull.

Por otro lado, los trastornos psiquiátricos que con mayor frecuencia aparecen asociados a la depresión en la mujer son los de ansiedad, seguidos por los somatomorfos, trastornos por consumo de sustancias o alcohol y trastornos de la conducta alimentaria, según los especialistas.

Las mujeres presentan, además, tasas mayores de trastornos psiquiátricos comórbidos en relación con los hombres.

Lograr la completa recuperación funcional

El lema del Día Internacional de la Mujer 2017 reza Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030.

En este contexto, un aspecto fundamental para la recuperación funcional plena de la mujer deprimida pasa por restablecer sus capacidades cognitivas a partir del tratamiento.

Para Gasull, “los síntomas cognitivos residuales más frecuentes son la dificultad de concentración, los olvidos frecuentes, la indecisión con dificultad para tomar decisiones y priorizar y el procesamiento lento (habla y respuestas lentas). Todo esto lleva a que el paciente realice una autoevaluación negativa de sí mismo que induce a una pérdida de autoestima y a que limite las interacciones sociales”.

Por su parte, Saiz ha subrayado que “los síntomas cognitivos de la depresión afectan al desempeño en el entorno laboral y en el día a día de cualquier persona. La atención, concentración y función ejecutiva deben estar muy operativas para resolver las actividades diarias y que la vida familiar, personal y profesional funcione con normalidad”.

Sin embargo, más del 70 por ciento de los pacientes que responde al tratamiento sigue presentando síntomas cognitivos, siendo uno de los síntomas residuales más prevalentes. 
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