La dermatitis atópica es una enfermedad crónica para la que no hay un tratamiento crónico. Al menos hasta el momento. Es una de las definiciones en las que coinciden gran parte de los dermatólogos que tienen contacto habitual con esta enfermedad. Pero eso puede estar cerca de cambiar.
La Comisión Europea acaba de aprobar el primer medicamento para la dermatitis atópica grave en los últimos 30 años. Se llama
Dupixent (dupilumab) y está siendo desarrollado entre
Regeneron y Sanofi.
Los síntomas visibles a menudo se presentan en forma de
lesiones cutáneas. Los que la sufren sienten un
picor intenso y persistente, sequedad cutánea, aparición de grietas, formación de costras y supuración. Esto puede llegar a
adueñarse de la vida de estos pacientes y causarles dificultades para dormir, síntomas de ansiedad y depresión y sentimiento de aislamiento.
La dermatitis atópica la sufre alrededor de un
15 por ciento de la población infantil y entre un 3 y un 5 por ciento de la población adulta. Aunque hay pocos estudios al respecto, los últimos efectuados estiman en un 0,08 por ciento
la prevalencia grave de la dolencia en adultos.
Unos 30.000 individuos tienen dermatitis atópica grave en España.
Javier Ortiz de Frutos, dermatólogo del Hospital 12 de Octubre
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Javier Ortiz de Frutos, dermatólogo del Hospital 12 de Octubre destaca que además de las consecuencias físicas que produce este mal en el cuerpo, las peores son las psicológicas y sociológicas: “Los pacientes
sufren estigmatización, rechazo social, tiene una indudable repercusión sexual…” de hecho los enfermos de dermatitis atópica son hasta tres veces más propensos a presentar depresión o cuadros ansiosos. Hasta el momento, lo único que podían hacer los dermatólogos era intentar mejorar –consiguíendolo en un importante número de ocasiones– la vida de los pacientes, pero a partir de ahora, puede haber un cambio drástico. Ortiz confía en que, con los estudios que hay en curso “muy prometedores” y la aparición de estos nuevos medicamentos,
en un plazo breve de tiempo se avance de manera muy importante en los tratamientos.
En los ensayos clínicos que se han hecho hasta el momento, Dupixent “reduce la dermatitis atópica hasta el 75 por ciento en dos de cada tres pacientes”, asegura Ortiz. La mitad de los pacientes que trata este dermatólogo sufren dermatitis atópica, una enfermedad que se asienta sobre tres patas: la predisposición genética, la disfunción de la barrera epidérmica y la desregulación del sistema inmune. “Hay factores genéticos que no podemos cambiar y ambientales que tenemos que cambiar. Debemos bajar la disfunción inmune y mejorar la función barrera”, concreta.
África Luca de Tena, de 36 años y que sufre la enfermedad asegura que la enfermedad ha llegado a dominar su vida. “Estás permanentemente rascándote y no te das cuenta. Luego eso acarrea dolor, cansancio porque no puedes dormir y una desesperación brutal”. Jaime Llaneza, también joven y que sufre la enfermedad desde niño, asegura que además es una enfermedad emocional: “Vas a tener un examen y te pica el doble, no te deja respirar, te vienes abajo. La incertidumbre de no saber cuándo vas a salir es lo peor”.
Aunque actualmente ya lo sufre el 15 por ciento de la población parece que va a más. En estudios realizados en Dinamarca, entre los niños nacidos en los años 60 el porcentaje de aparición era de entre el 2 o el 3 por ciento, sin embargo en los 90 se eleva hasta el 15 o el 20. Esto se debe a la "teoría de la higiene", según argumenta Ainara Rodríguez, responsable médico de dermatitis atópica en Sanofi: “Todos los medios esterilizantes que usamos atontan al sistema inmunológico y deja de reaccionar adecuadamente ante estímulos externos”.
África Luca de Tena, Paco Rello y Jaime Llaneza, enfermos de dermatitis atópica
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Pero una enfermedad calificada como
“desesperanzadora y huérfana de tratamiento” por Pedro Herranz, jefe de Dermatología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, podría cambiar de signo muy pronto gracias al Dupixent del que asegura estar “realmente seguro de poder reproducir los resultados publicados, y trasladar sus beneficios a los pacientes”. Algunos que han participado en los ensayos, hablan con esperanza de ella, como
Paco Rello, que asegura que a los 48 horas de administrarle el tratamiento mejoró notablemente.
Dupixent viene con una jeringuilla precargada y puede administrarse como inyección subcutánea cada dos semanas después de la dosis de carga inicial. Está aprobado en Estados Unidos y ahora también en Europa para su uso en pacientes que padecen la enfermedad de manera moderada o grave. Actualmente está en estudio para la población infantil y en España está pendiente de la obtención de precio y reembolso.
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