La farmacéutica Sanofi ha decidido atar en corto a sus empleados de sus oficinas de Gentilly (Val-de-Marne, Francia). Una de las medidas más polémicas, y que ha despertado las críticas de los sindicatos, es la nueva tarjeta de acceso al edificio que se basa en un sistema de identificación por radiofrecuencia, tal y como informa el medio francés Silicon.
Con esta herramienta, Sanofi puede controlar en todo momento dónde se hallan sus empleados y realizar un trazado de todos sus movimientos a lo largo del día. De hecho, los representantes sindicales han reclamado a la farmacéutica que entregue los documentos de la Comisión Nacional de Informática y Libertades que autoriza el uso de estos dispositivos.
Además, Sanofi vende como algo beneficioso la creación de espacios comunes para “facilitar la colaboración” entre los trabajadores. Sin embargo, estos espacios comunes están repletos de cámaras de 360 grados que controlan los movimientos de los empleados.
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