El Ministerio de Sanidad ha aprobado la financiación en el Sistema Nacional de Salud (
SNS) de
Adakveo (crizanlizumab), de Novartis, la
primera terapia dirigida para la prevención de las crisis vasooclusivas (CVO) recurrentes en la
enfermedad de células falciformes (ECF) en pacientes de 16 años o mayores. Este tratamiento puede administrarse en combinación con hidroxiurea/hidroxicarbamida (HU/HC) o como monoterapia en pacientes para quienes la HU/HC es inapropiada o inadecuada, según explica Novartis en una nota de prensa.
La ECF, también conocida como
anemia falciforme o drepanocitosis, es una enfermedad genética autosómica recesiva. Está causada por una alteración genética en uno de los genes necesarios para producir la hemoglobina, proteína responsable de transportar el oxígeno en todo el organismo. Esto hace que los glóbulos rojos se deformen hasta adquirir apariencia de hoz, lo cual entorpece la circulación sanguínea y causa en el paciente
obstrucciones vasculares, pudiendo generar eventos intensos e impredecibles, llamados crisis vasooclusivas o de dolor, explica Novartis.
La compañía añade que las crisis vasooclusivas (
CVO) son la
manifestación más frecuente de la ECF y constituyen la
primera causa de hospitalización en esta enfermedad. Se trata de episodios debilitantes agudos, a menudo sumamente dolorosos, que están asociadas a un mayor riesgo de daño orgánico, y mortalidad.
Es una de las principales causas de muerte
Ana Villegas, hematóloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidenta del Grupo Español de Eritropatología de la
SEHH, subraya que “la ECF es una
enfermedad grave, incapacitante y potencialmente mortal que altera la calidad de vida. Las CVO llegan a afectar a los distintos órganos del cuerpo humano y son una de las
principales causas de muerte y disminución de la expectativa de vida entre los 42 y 53 años para los hombres y entre los 48 y 58 años para las mujeres”.
Por su parte,
Marta Morado, hematóloga del Hospital Universitario La Paz, explica que estas crisis “afectan de forma notable a la
calidad de vida porque limita a los pacientes en su actividad diaria al tener que evitar factores desencadenantes y les produce dolor agudo que obliga a la toma frecuente analgésicos y a ingresos hospitalarios periódicos. Pero, además, cada episodio produce un
daño orgánico progresivo, que a la larga conlleva una lesión crónica a nivel renal, cardiaco, pulmonar, hepático, cerebral, ocular, óseo e incluso cutáneo, que condiciona una mortalidad precoz”. El objetivo terapéutico de la ECF es la prevención de estas crisis, “al
prevenir la crisis vasooclusivas, no solo evitamos episodios agudos de dolor e ingresos hospitalarias, sino que permite que los pacientes tengan una mejor calidad de vida y que la lesión tisular sea la menor posible,
prolongando la vida y función de cada órgano”, afirma.
Primera novedad terapéutica para la ECF en más de 20 años
A pesar de los tratamientos disponibles, los pacientes continúan experimentando CVO y daño orgánico, y las
opciones de tratamiento son limitadas. “Actualmente, la única opción terapéutica curativa es el
trasplante de progenitores hematopoyéticos, pero no es una opción disponible para un gran número de enfermos. Se ha demostrado que la
hidroxiurea puede prevenir o retrasar las CVO, pero no todos los pacientes toleran o responden a este tratamiento. La llegada de Adakveo ofrece una nueva opción para prevenir o retrasar las CVO, lo que se traducirá en un menor daño orgánico generalizado, una mejor calidad de vida y una mejoría global de la supervivencia”, destaca Villegas.
Lupe Martínez, directora médica de Novartis España, explica que “Adakveo (crizanlizumab) supone la
primera novedad terapéutica desde hace más de 20 años. La apuesta por la investigación e innovación, junto con el compromiso por los pacientes con la Enfermedad de Células Falciformes, ha hecho posible poner a disposición de los pacientes y profesionales sanitarios una nueva alternativa terapéutica”. Adakveo es el primer y único medicamento biológico, un anticuerpo monoclonal, que se une a la
P-selectina, una proteína de adhesión celular que juega un papel esencial en las interacciones multicelulares que pueden provocar la vasooclusión, reduciendo y previniendo las CVO.
En palabras de
Silvia de la Iglesia, hematóloga del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, “Adakveo ha demostrado una
disminución significativa en el número de crisis anuales y el número de días de hospitalización en pacientes con ECF. Es el primer fármaco que actúa directamente inhibiendo el fenómeno de vaso oclusión que conduce a las crisis dolorosas que caracterizan la enfermedad de células falciforme y que a la larga producen el daño de diferentes órganos. Los pacientes con esta enfermedad tienen altos niveles de P-selectina. Se ha demostrado que la
unión de Adakveo a la P-selectina bloquea eficazmente las interacciones entre las células endoteliales, las plaquetas, los glóbulos rojos y los leucocitos, evitando así la oclusión de los pequeños vasos sanguíneos y, por lo tanto, las crisis”.
La aprobación de Adakveo (crizanlizumab) en Europa se basó en la opinión positiva del Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP), respaldada por los resultados del ensayo Sustain, que mostró una
reducción significativa del 45,3 por ciento de la mediana de la tasa anual de CVO en comparación con placebo. Más de un tercio de los pacientes tratados con Adakveo (crizanlizumab) no tuvo CVO durante la fase de tratamiento, más del doble que los tratados con placebo. Además, redujo la mediana de la tasa anual de días de hospitalización en un
41,8 por ciento.
La ECF: una enfermedad rara en España y de elevado impacto social
Adakveo (crizanlizumab) tiene designación de medicamento huérfano por la
EMA. La ECF es una afección rara en España, pero supone uno de los trastornos genéticos de la sangre más frecuentes en el mundo. Presenta una
alta prevalencia en zonas donde la malaria es endémica, como en grandes áreas de África subsahariana la cuenca del Mediterráneo el Medio Oriente y la India. Debido a las
migraciones, la distribución de la ECF se ha extendido geográficamente a Europa y América. Se estima que nacen aproximadamente 300.000 bebés al año con ECF.
En España, según el Registro Español de Hemoglobinopatías, hay
826 personas con ECF, pero se estima que el número real sea superior. Los pacientes con ECF normalmente pertenecen a minorías, son
inmigrantes o tienen un nivel socioeconómico bajo, y a menudo se enfrentan a estigmas y una atención desigual por parte de la sociedad y los sistemas sanitarios.
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