En
España, cerca de dos millones y medio de personas viven con
asma. Afecta al 5 por ciento de la población adulta y al 10 por ciento de la población infantil y provoca al menos 250.000 muertes al año en el mundo. Aproximadamente
el 4 por ciento de la población asmática adulta vive con asma grave no controlada. Dicho porcentaje, que afecta en primer lugar al paciente, supone un elevado impacto social, sanitario y asistencial.
La notable incidencia de esta patología, junto con la mortalidad y morbilidad asociadas, ha llevado a neumólogos y alergólogos de las principales unidades de Asma Grave de España a recoger una serie de conclusiones y propuestas que trasladan en un
documento en formato de infografía y que fueron recogidas tras la celebración de la Jornada
“Retos y Medidas necesarias para la atención integral del paciente con asma grave”, organizada por la
Sociedad Española de Directivos de la Salud (SEDISA), con la colaboración de
GSK.
Esta jornada, además, se enmarca en las actividades promovidas por el
Instituto Nacional de Asma Grave (INAG), un proyecto impulsado por
GSK y que tiene por objetivo contribuir al avance en el abordaje de esta patología.
Plan Nacional de Asma Grave
En palabras de
Domingo del Cacho, presidente de la Agrupación Territorial de SEDISA en Madrid, el INAG “desde el punto de vista de la gestión sanitaria, supone un recurso para optimizar la gestión, la calidad asistencial y la eficiencia de la atención prestada al paciente con asma grave”.
En el documento, los especialistas hacen hincapié en la necesidad de llevar a cabo un
Plan Nacional de Asma Grave que contribuya a sentar las bases para optimizar la atención prestada a los pacientes y mejorar la capacitación de los profesionales, la investigación, la eficacia de las intervenciones en salud, la debida coordinación entre niveles asistenciales y especialidades, así como la gestión integrada y eficiente de recursos y estructuras sanitarias, tanto a nivel regional como supra autonómico.
La puesta en marcha de este Plan supondría, también, “una
mejoría en la concienciación de la enfermedad, el manejo y el cumplimiento adecuados de la medicación; y la creación y el fortalecimiento de unidades especializadas multidisciplinares, redundaría en una disminución de las exacerbaciones y de los ingresos hospitalarios por asma, de la mortalidad, un manejo más adecuado de las comorbilidades, reducción de la carga económica y asistencial, y una mejor evolución, a largo plazo, con reducción de los efectos secundarios de la medicación y de la pérdida de función pulmonar”, sostiene
Ignacio Dávila, jefe del Servicio de Alergología del Hospital Universitario de Salamanca y miembro del Instituto Nacional de Asma Grave.
Este especialista recuerda, además, la importancia de realizar programas de educación sanitaria que faciliten el
“correcto” manejo de los inhaladores y que
“mejoren” las tasas de cumplimiento de medicación.
Por su parte y, respecto a las unidades multidisciplinares,
Jesús Sanz Villorejo, miembro de la Junta Directiva de SEDISA, explica que “cada vez es más patente que el correcto diagnóstico, manejo y seguimiento del asma grave requiere de
unidades multidisciplinares que garanticen la excelencia en la atención a los pacientes y, sobre todo, aceleren los procedimientos y la indicación de tratamientos, para alcanzar lo antes posible un control de la enfermedad”.
Los especialistas en enfermedades respiratorias también identifican la necesidad de una mayor
coordinación entre Atención Primaria y Atención Hospitalaria; “hay pacientes graves que se beneficiarían de una atención experta y no llegan a recibirla o la reciben tarde. Por supuesto, la tecnología podría ayudar: en primer lugar, facilitando el contacto entre los niveles asistenciales a través de la consulta electrónica y, por otra parte, con el
uso del big data para identificar pacientes que no estén bien controlados. Por ejemplo, aquellos que utilizan dosis altas de corticoides orales o emplean un número elevado de cartuchos de medicación de alivio”, remarca
Luis Pérez de Llano, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo y miembro del Instituto Nacional de Asma Grave.
Tanto es así que, como señalan en el documento, la
gestión por procesos es clave para la mejora en la asistencia a los pacientes. Desde el INAG concluyen que uno de los objetivos es evolucionar desde una estructura vertical hacia una
transversal caracterizada por la multidisciplinariedad, permitiendo identificar el lugar en el que se encuentran las fortalezas y áreas de mejora dentro del recorrido asistencial: diagnóstico, derivación, acceso al tratamiento en el ámbito hospitalario o acceso a los especialistas adecuados, entre otros.
Para
Pérez de Llano, el papel de la Enfermería en la atención al paciente asmático, por ejemplo,
“es clave y cada vez cobra mayor protagonismo. Se debe avanzar hacia una responsabilidad asistencial”.
Administración domiciliaria de medicamentos
Continuar trabajando en las mejoras de la administración domiciliaria de medicamentos indicados para el asma grave no controlada también forma parte de las conclusiones alcanzadas. Punto en el que se hace referencia a la necesidad de optar por la
personalización en la dispensación de los tratamientos adaptada al perfil, actitud y grado de autonomía de los pacientes.
José Manuel Martínez Sesmero, jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid y miembro del Instituto Nacional de Asma Grave, insiste en que “debemos
acercar la asistencia y cuidado de la salud al domicilio, siempre en las mejores circunstancias y acompañamiento”, para lo que sería necesario “redefinir todos los procesos susceptibles de ser cambiados o incluso eliminados, teniendo en cuenta la voz del paciente, implicando y coordinando a todos los profesionales de la salud, utilizando tecnologías de la información y comunicación, sin perder de vista que el objetivo es ofrecer un servicio más adecuado a cada ser humano”.
Aspecto en el que resulta vital, asegura Martínez Sesmero, “la utilización adecuada de la
innovación en medicamentos, cuyo garante sea un sistema de acceso más homogéneo, coherente, protocolizado y bien definido para todo el Sistema Nacional de Salud, y que se enfoque a la medición de resultados en salud”.
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