El
diagnóstico tardío y la estigmatización que muchas veces sufren las personas con trastorno bipolar son dos de los principales problemas de esta enfermedad mental potencialmente grave que afecta a los mecanismos que regulan el estado de ánimo. En el marco de la lucha para combatir el estigma asociado y conseguir que las personas afectadas sean
diagnosticadas precozmente, Lundbeck y el Hospital Universitario Ramón y Cajal han inaugurado la exposición
#BipolarNoEsBroma. La muestra, que se podrá visitar hasta del 26 al 30 de noviembre en la entrada principal del centro hospitalario tiene como objetivo dar a conocer el trastorno bipolar, sus síntomas y las dificultades en el diagnóstico.
Se estima que del más de
un millón de personas que sufren trastorno bipolar en España, únicamente unas 300.000 han sido diagnosticadas correctamente de esta enfermedad mental. Es decir, siete de cada diez personas con trastorno bipolar no sabe que padece esta patología. "En la mayoría de las ocasiones, el trastorno bipolar se inicia son síntomas depresivos y el paciente es
incorrectamente diagnosticado de depresión unipolar hasta que aparecen los síntomas de la polaridad maniaca; en otras ocasiones, puede iniciarse con
síntomas psicóticos, que pueden confundirse con otros trastornos en los que también aparecen estos síntomas", ha explicado José Manuel Montes, Jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal.
Hasta cinco años para el diagnóstico
"El trastorno bipolar tarda una media de
más de cinco años en ser correctamente diagnosticado tras el inicio de los síntomas. En ocasiones los síntomas pasan desapercibidos ya que falta una adecuada divulgación sobre las
características del trastorno y la persona que lo sufre o los allegados no son conscientes de que se está produciendo o
Se asocia bipolaridad con el carácter de cada persona
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incluso ocultan síntomas o no acuden a solicitar ayuda por temor a ser diagnosticados de un trastorno mental dada la estigmatización existente entre la sociedad hacia ellos", ha asegurado Montes.
La banalización de la enfermedad también dificulta el diagnóstico. Se suele creer erróneamente que los síntomas no son más que un
problema relacionado con el carácter de la persona, cuando en realidad se deben a un mal funcionamiento del cerebro. La presidenta de la Asociación Bipolar de Madrid, Isabel Mesa, explica que según la “experiencia en la Asociación, en muchos casos transcurren diez años hasta disponer de un diagnóstico correcto, lo que impide llevar un tratamiento adecuado”.
Un
diagnóstico correcto y precoz es extremadamente importante para iniciar el tratamiento lo antes posible y así evitar “la evolución de la enfermedad, con nuevos episodios que provocarán dificultades sociales, laborales o familiares, así como un deterioro cognitivo y de la salud física, y con todo ello la pérdida de funcionalidad y calidad de vida del paciente”, advierte el Jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal. De esta manera se ahorra sufrimiento a la persona afectada y también a los familiares o cuidadores y a su entorno. Con el tratamiento y seguimiento adecuado,
la mayoría de los pacientes pueden llevar una vida totalmente normalizada.
El tratamiento del trastorno bipolar "se basa fundamentalmente en la toma de medicación para la estabilización del estado de ánimo, sobre todo sales de litio, pero también se utilizan cada vez más algunos
antipsicóticos. De forma paralela es muy importante que el paciente siga un programa de psicoeducación, que consiste en adquirir conocimientos sobre el propio trastorno y la
necesidad de seguir el tratamiento adecuadamente, así como sobre la detección y prevención de nuevos episodios. Además, se aportan consejos sobre la necesidad de llevar una adecuada higiene de sueño, no consumir drogas, etc.", ha explicado Montes.
A pesar de la existencia de unos
eficientes tratamientos farmacológicos y terapéuticos, el trastorno bipolar "sigue siendo una enfermedad con mucho estigma por parte de la sociedad y en parte también por el propio autoestigma del afectado", se lamenta Isabel Mesa. "Es un arma de doble filo: en el plano social, a nivel de amistades o de familia,
Sigue siendo una enfermedad que estigmatiza al enfermo
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supone un rechazo por parte del círculo de iguales; a nivel laboral, las empresas no apuestan por la contratación de una persona con trastorno bipolar. Estos dos ejemplos, entre otros, llevan a las personas afectadas a ocultar la enfermedad para evitar el rechazo, lo que genera un mayor estrés social añadido al propio cuadro bipolar", ha añadido la presidenta de la Asociación Bipolar de Madrid.
Combatir la estigmatización y
banalización del trastorno bipolar y mejorar su diagnóstico pasa por "trasladar a la sociedad la máxima información sobre las enfermedades mentales", en opinión de Sara Montero, Directora de la Unidad de Negocio de Sistema Nervioso Central de Lundbeck Iberia. "Desde hace más de 20 años trabajamos con la plena seguridad de que un mejor conocimiento sobre la enfermedad mental mejora también el diagnóstico, la evolución del paciente y acaba con los tópicos que tanto estigma generan en torno a estas patologías", asegura Montero. "
Acciones como la exposición #BipolarNoEsBroma, llevadas a cabo en estrecha colaboración con las asociaciones de pacientes y familiares, son para Lundbeck una responsabilidad social", añade la Directora de la Unidad de Negocio de Sistema Nervioso Central de Lundbeck Iberia.
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