Ozempic, el medicamento de la farmacéutica Novo Nordisk, lideraba el mercado de terapias para la diabetes y la obesidad. Sin embargo, las opciones se multiplican ahora con la llegada
Mounjaro, un tratamiento de la compañía Lilly destinado a las mismas enfermedades y con los mismos efectos. ¿En qué se parecen y en qué se diferencian ambos fármacos?
La primera coincidencia que tienen ambos es que
su administración es por vía subcutánea y una vez por semana. Además, en los estudios clínicos han demostrado ser efectivos en la
reducción de los niveles de glucosa en sangre en pacientes con
diabetes tipo 2, así como en la disminución del peso corporal. Concretamente, estos dos tratamientos destacan porque mejoran la función de las
células beta pancreáticas, aumentando la secreción de insulina en respuesta a la glucosa. Al mismo tiempo, los dos fármacos ofrecen beneficios en la reducción de la presión arterial sistólica y otros
factores de riesgo cardiovascular.
Respecto a la seguridad de los mismos, son
adecuados para su uso en adultos y, por el momento, no se ha estudiado su seguridad en menores de 18 años. Según sus prospectos, no se recomienda su uso en pacientes con
insuficiencia hepática grave.
Diferencias entre Ozempic y Mounjaro
Una vez conocidos sus puntos comunes, ¿cuáles son las
principales diferencias entre ellos? Para empezar, cada uno tiene un principio activo distinto:
Mounjaro (tirzepatida) y
Ozempic (semaglutida). En esta misma línea, el mecanismo de acción también los distingue. Mientras que el medicamento de Lilly es un
agonista dual de los receptores GIP y GLP-1, ofreciendo una mayor eficacia potencial en el control de la glucosa y la pérdida de peso; el de Novo Nordisk es un
agonista del receptor GLP-1, enfocado en la estimulación de la
secreción de insulina y la reducción de la secreción de glucagón. De hecho, por su acción dual, Mounjaro podría tener un mayor efecto en la pérdida de peso y la
obesidad.
Por otro lado, los efectos secundarios también difieren entre uno y otro, tal y como detallan en sus prospectos. Mounjaro alerta de que puede causar
reacciones gastrointestinales severas en algunos pacientes y Ozempic, además de los efectos comunes como náuseas y diarrea, puede causar
dolor abdominal, distensión abdominal, dispepsia y gastritis.
Por su parte, Novo Nordisk señala que su tratamiento puede causar un
incremento en la frecuencia cardíaca, pero en el caso del tratamiento de Lilly no se ha reportado un aumento significativo sobre ello. Asimismo, Ozempic detalla un mayor riesgo de complicaciones en pacientes con
retinopatía diabética preexistente, mientras que Mounjaro lo menciona pero sin especificidades. Por último, sobre
vaciamiento gástrico, el primer fármaco lo retrasa y esto puede afectar la absorción de otros medicamentos orales, algo que parece no ocurrir con el segundo, ya que no hay ningún efecto significativo al respecto.
En definitiva, aunque los beneficios son similares, parece que las diferencias radican más en los efectos secundarios. A partir del
1 de julio ambos estarán en el mercado y serán los profesionales sanitarios los que decidan si prescribir uno u otro conociendo sus similitudes y diferencias.
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