El fármaco dirigido amplía el rango de enfermos oncohematológicos tratables

Un simposio de Janssen congrega a más de 250 especialistas en la materia

Miércoles, 04 de noviembre de 2015, a las 19:11
Redacción. Madrid
Hasta hace poco, para los pacientes con leucemia linfática crónica (LLC), con linfoma de células del manto (LCM) o con macroglobulinemia de Waldenström (MW), la quimioterapia se presentaba como la única solución posible para frenar su enfermedad, y solo en aquellos casos en los que los pacientes fueran aptos para recibirla.

Francesc Bosch, jefe del Servicio de Hematología del Vall d’Hebron de Barcelona,

Además, se quedaban fuera los pacientes mayores, que por su avanzada edad no toleran la quimioterapia, algunos pacientes en recaída o aquellos con determinadas alteraciones genéticas, pero que a partir de ahora podrán ser tratados con las novedades terapéuticas que se van incorporando al abordaje de estas neoplasias hematológicas.

Francesc Bosch, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, y participante en el simposio ‘Cambiando Paradigmas en Neoplasias Linfoides’, organizado por Janssen, ha valorado de forma favorable los avances en el abordaje terapéutico de su especialidad, la LLC, de la que en España se diagnostican 1.800 casos al año, y ha explicado que ahora “estamos ante fármacos dirigidos, es decir, medicamentos no quimioterápicos, y que por tanto no tienen los efectos secundarios de la quimioterapia que estábamos usando hasta el momento”.

Según ha precisado Bosch, “estos medicamentos se están utilizando en pacientes no tratados previamente y con ciertas alteraciones genéticas que nos hacen suponer que no van a responder al tratamiento quimioterápico, y también están indicados como tratamiento después de haber recibido quimioterapia”. “No obstante –ha añadido–, lo importante es que hay un grupo de pacientes que antes no podíamos tratar porque no teníamos nada”.

Los 250 asistentes al simposio tuvieron también acceso a los resultados de las investigaciones de otros expertos en linfoma de células del manto y macroglobulinemia de Waldenström, que junto con Bosch, dedicaron un apartado a la exposición de datos recogidos en estudios basados en ibrutinib, un fármaco dirigido, de administración oral, y que ha demostrado tasas de eficacia, tolerabilidad y seguridad satisfactorias.

“Futuro brillante” de su abordaje

Entre los ponentes, Steven Treon, director del Bing Center for Waldenstrom’s Macroglobulinemia del Dana Farber Cancer Institute, en Boston, Massachusetts (EE UU), fue el encargado de profundizar en el tratamiento de la macroglobulinemia de Waldenström (MW), aportando los resultados del estudio que ha dirigido y publicado en la revista The New England Journal of Medicine, en el que por primera vez se ha demostrado la eficacia de un fármaco, específico para el tratamiento específico de MW, ibrutinib.

Frente a este hallazgo, Treon augura “un futuro brillante” en el abordaje de esta enfermedad, y añade que “encontrar un tratamiento como ibrutinib constituye un gran avance, ya que se trata de un medicamento que  no destruye el sistema inmune, dado su carácter selectivo, que ataca exclusivamente a las células que mutan”.

La macroglobulinemia de Waldenström, ha explicado Treon, “es una enfermedad que afecta a determinadas células inmunitarias, encargadas de protegernos frente a las infecciones; estas células mutan, y debido a esta mutación, crecen y desplazan a células buenas. Además, las células que han mutado también generan mucha cantidad de proteína IgM, responsable de protegernos de las infecciones, aunque en grandes cantidades puede atacar a diversas estructuras
importantes del organismo, como el sistema nervioso, y desembocar en una neuropatía”.

Según el especialista estadounidense, estas mutaciones pueden venir provocadas por factores ambientales, que causen alguna infección, aunque también se considera que intervienen factores de carácter genético. “En mi experiencia clínica –ha precisado–, casi un 25 por ciento de mis pacientes tienen antecedentes familiares de MW, por lo que pienso que la predisposición genética en el desarrollo de esta enfermedad es muy importante”, ha señalado.

En este sentido, también puntualiza la importancia de la etnia en el desarrollo de esta neoplasia, asegurando que, al igual que ocurre con la LLC, “es más prevalente en Europa y Norteamérica, que en África, Asia, donde es muy raro encontrar casos”.