El
pago por resultados se ha alzado como un
modelo de financiación que combate la "incertidumbre clínica" y "
mejora el acceso de algunos fármacos". Se trata de un mecanismo por el que el Sistema Nacional de Salud (SNS)
paga por determinados fármacos en función del grado de respuesta del paciente que obtenga tras el tratamiento.
Concretamente, ya son
más de diez medicamentos los que están suscritos a esta fórmula, como Alofisel (darvadstrocel), indicado para el tratamiento de las fístulas perianales complejas; y el primer
anticuerpo conjugado en linfoma B que llegó a España, el medicamento Polivy (polatuzumab vedotina). Sin embargo, todavía hay muchos
aspectos que pulir en él. La
industria farmacéutica reflexiona sobre ello en
Redacción Médica.
"El pago por resultados es una
opción interesante tanto para el sistema de salud como para las farmacéuticas. Para el primero
reduce la incertidumbre que supone en ocasiones la incorporación de tratamientos innovadores a la prestación farmacéutica del SNS y solo paga
si se alcanza el resultado en los pacientes", explica José Matías Pérez Barcelona, director de Acceso y Relaciones con el Sistema de Salud de Novartis. "Mientras que para la industria farmacéutica sirve para asegurar y
acelerar el acceso a medicamentos", añade.
La Administración y las empresas farmacéuticas deben velar por conseguir una
igualdad en la disponibilidad de fármacos en todas las comunidades autónomas. Por ello, Sergio Ostalé, director de Acceso al Mercado de GSK España, resalta la necesidad de
"flexibilizar" los sistemas de financiación de terapias: "El objetivo fundamental es que la financiación
no sea un problema para que el medicamento llegue al paciente. Tenemos que ser capaces de trascender la visión a corto plazo que impone la política presupuestaria e introducir una
perspectiva más amplia que tenga en cuenta el valor clínico, económico y social de la innovación y
cómo se traduce en ahorro para el sistema sanitario a medio y largo plazo", sostiene.
Por su parte, Joel Sabaniego, director de Acceso en Angelini Pharma, precisa que el pago por resultados es la forma de que el sistema "se asegure de que
paga por lo que quiere obtener". "Es decir, una
mejora de la salud", expone.
¿El pago por resultados se puede aplicar a todos los fármacos?
Este modelo de financiación que pueda
aplicarse a todos los fármacos, tal y como valoran las farmacéuticas. Debido a las características de esta fórmula, para que sea válida es necesario que se cumplan tres requisitos: que haya
incertidumbre clínica (por ejemplo, en medicamentos en ensayos de fase II), que existan
parámetros clínicos objetivos para medir los resultados y que sean
enfermedades de baja prevalencia.
"Desde un punto de vista de
su aplicabilidad es difícil en patologías prevalentes porque
el coste de medir no compensa el ahorro para el sistema", manifiesta Pérez. "Por lo tanto, tienen que ser un
tratamiento de alto impacto, que tengan un precio elevado y compense la inversión sobre el impacto presupuestario que te genera el fármaco", continúa.
La
complejidad logística es una de las principales razones por las que no se puede aplicar a todos los fármacos, según insiste Sabaniego. "La
recogida de datos es un trabajo muy exhaustivo en el día a día añadido a lo que ya tienen los clínicos de por sí. De manera general,
aumenta la carga de trabajo para los hospitales, los profesionales y la industria", sostiene.
En este mismo sentido, el Ministerio de Sanidad siempre ha defendido que se trata de un "sistema innovador" y GSK cree que es clave para "facilitar el acceso a
fármacos innovadores, nuevas terapias avanzadas que ofrecen estrategias terapéuticas y oportunidades para algunas enfermedades que, hasta el momento,
carecen de tratamientos eficaces". De hecho, puede ser la llave para convertir
enfermedades mortales en crónicas y mejorar las tasas de supervivencia de distintas patologías. Sin embargo, Ostalé pone en la mesa otro factor sustancial: tienen que ser
terapias específicas y adaptarse a cada paciente o grupo de ellos.
Mejoras en el pago por resultados
No obstante, todavía quedan
aspectos por mejorar, según la industria farmacéutica. Desde Novartis apuntan cinco puntos necesarios a tratar por el lado del SNS: ver cuál es el
coste de medir los resultados; determinar la variable sobre la que se mide (si es subrogada o final); vigilar el tiempo que dedican los profesionales sanitarios y la
adherencia de los pacientes; evaluar los sistemas de información disponibles en el SNS; y
realizar pruebas diagnósticas para ver si hay mejoras en los pacientes.
En cuanto a los
sistemas de información disponibles, es un tema que preocupa también a GSK. Su director de Acceso al Mercado apunta que la implantación de este mecanismo está "inexorablemente ligada a que los sistemas permitan el
análisis de los resultados en tiempo real con una
mínima intervención de los profesionales sanitarios o pagadores, más allá de las que corresponden a su trabajo diario" y afirma que todavía queda
"camino por recorrer" en este sentido.
Retrasos en la aprobación de fármacos
Por otro lado, los laboratorios farmacéuticos también necesitan concretar otros asuntos como
definir bien qué es éxito en el resultado; qué impacto tienen en el resultado otras variables (por ejemplo, la adherencia del paciente); y, por último, cómo influyen los
retrasos producidos por el proceso asistencial o el marco jurídico.
De hecho, rebajar los tiempos suponen un
auténtico reto para los actores sanitarios. El actual
tiempo medio de aprobación de un fármaco, ya que esto entorpece el proceso. Según los indicadores de acceso a terapias innovadoras en Europa (W.A.I.T. Indicator), en España, el tiempo medio de aprobación de un fármaco
es de 453 días, frente a los 120 de Alemania, los 257 días de Francia, los 335 de Inglaterra y los 418 de Italia.
En definitiva, la industria farmacéutica apuesta por "
invertir en salud, por encima del ahorro en costes". "Es necesario tener el
beneficio clínico como base para el establecimiento de acuerdos de financiación que permitan el acceso al tratamiento más adecuado, sin poner en riesgo la sostenibilidad del sistema", concluye Ostalé.
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