Noviembre es el
Mes de la Concienciación de la Salud Masculina. Conocido como
Movember, es un momento clave para concienciar sobre el
cáncer de próstata, el tumor más frecuente entre los hombres en España, con más de 35.700 diagnósticos cada año. Este tumor se asocia con una
tasa de mortalidad significativa, ya que constituye la tercera causa de muerte relacionada con el cáncer en varones en nuestro país;
solo en 2020 fallecieron 5.798 hombres por cáncer de próstata. En este contexto, los expertos resaltan la medicina de precisión como uno de los principales avances en el abordaje de la enfermedad, más concretamente en los casos de cáncer de próstata avanzado.
Cáncer de próstata metastásico resistente a la castración
Aproximadamente un 10 por ciento de los pacientes con cáncer de próstata debutan con metástasis, y cerca de un 25 por ciento de los diagnosticados con enfermedad localizada pueden sufrir recaídas. “Prácticamente todos los pacientes con cáncer de próstata avanzado desarrollan tarde o temprano
resistencia al tratamiento tras una exposición media de dos años, evolucionando a un cáncer de próstata resistente a la castración (CPRC), que implica un peor pronóstico”, explica
Javier Puente, oncólogo médico del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid.
En el contexto del CPRC se distinguen dos grandes grupos de pacientes. Los pacientes con
CPRC sin metástasis, es decir, aquellos con cáncer de próstata localizado o localmente avanzado, cuyo cáncer ha evolucionado de tal manera que es resistente a la castración tradicional. El 33 por ciento de estos desarrollarán la resistencia en los dos años siguientes y más de la mitad en un periodo de tres años.
El otro gran subgrupo son aquellos pacientes con
resistencia a la castración acompañado de metástasis (CPRCm). Este grupo supone el más numeroso y se acompaña de peores resultados en supervivencia. “El desarrollo del cáncer de próstata a menudo está promovido por las hormonas sexuales masculinas llamadas andrógenos, incluida la testosterona. En pacientes con CPRCm, el cáncer de próstata crece y se disemina a otras partes del cuerpo”, continúa este experto.
A pesar del aumento en el número de terapias disponibles para varones con CPRCm, la
supervivencia a cinco años sigue siendo baja (31 por ciento), especialmente si se compara con la tasa de supervivencia global a cinco años del cáncer de próstata en global (85 por ciento). Prolongar dicha supervivencia es uno de los objetivos clave del tratamiento.
Testing y medicina de precisión en el cáncer de próstata
Los avances en el desarrollo de la medicina de precisión están permitiendo nuevos descubrimientos de la biología molecular de la enfermedad. En este sentido,
Federico Rojo, patólogo del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, explica que “el análisis de nuevos biomarcadores podría, en el futuro, determinar la elección del tratamiento basado en el
perfil molecular individual de cada tumor y de cada paciente”.
Las alteraciones o mutaciones en los genes implicados en la vía de reparación del ADN son una de las principales alteraciones presentes en cáncer de próstata. “En el cáncer de próstata, resulta esencial conocer dichas mutaciones para poder establecer el mejor abordaje posible, ya que influyen sobre el pronóstico y el tratamiento de la enfermedad”, continúa Rojo.
Las alteraciones o mutaciones en el cáncer de próstata influyen sobre el pronóstico y el tratamiento de la enfermedad
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Diagnóstico precoz y abordaje multidisciplinar
Actualmente, en cáncer de próstata, cada vez se detecta un mayor número de casos en fases más precoces de la enfermedad. Gracias a las
mejoras diagnósticas y terapéuticas, está aumentando la supervivencia de los pacientes.
No obstante, de acuerdo con los especialistas, aún queda por delante mucha labor de concienciación que permita detectar tumores en los estadios iniciales y con un mejor pronóstico. En palabras de
Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología en el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, “el diagnóstico precoz del cáncer de próstata nos permite tratarlo a tiempo, algo que, sin duda, facilita el buen pronóstico de la enfermedad. Por eso,
es imprescindible acudir a una valoración urológica de la salud prostática a partir de los 45-50 años. Esta es tan sencilla como una exploración de la próstata y una analítica de sangre (PSA). Sin embargo, todavía existen muchos hombres que retrasan acudir a la consulta de Urología por los tabúes que esta patología lleva asociados.
Movember nos recuerda todos los años en noviembre que debemos trabajar por concienciar a la población en la importancia de acudir al especialista”.
Además, desde las asociaciones de pacientes como el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), identifican como otra de las oportunidades de mejora dentro del abordaje de la enfermedad, el establecimiento de objetivos y la coordinación desde las diferentes especialidades. Así,
Marcos Martínez, gerente de la asociación, afirma que “el tratamiento de la enfermedad desde una perspectiva multidisciplinar que asegure la participación de profesionales expertos, facilitando información, permite que
el paciente pueda participar en la toma de decisiones consensuadas, ya que estas decisiones van a tener un importante impacto en su calidad de vida”.
A este respecto,
María Victoria Tornamira, directora médica de Oncología de MSD en España afirma que “la implicación de todos los especialistas,
desde el médico de familia hasta el anatomopatólogo, urólogo y oncólogo en las diferentes fases de la enfermedad, puede suponer una nueva realidad para los pacientes, gracias a una atención multidisciplinar e individualizada según sus características y perfil tumoral, logrando el mayor beneficio para cada paciente”.
Por su parte,
Marta Moreno, directora de Asuntos Corporativos y Acceso al Mercado de Astrazeneca España, explica que “junto al abordaje multidisciplinar, la medicina de precisión está cambiando por completo el panorama oncológico. En cáncer de próstata,
conocer mejor la enfermedad permite a los especialistas establecer vías de tratamiento individualizadas que son clave para mejorar el pronóstico y calidad de vida de estos pacientes”.
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