Expertos reunidos en la mesa de debate '¿Se puede proteger la innovación sin patentes?', organizada en el marco de la vigésima edición del Congreso Nacional de Hospitales y patrocinada por la compañía farmacéutica Ferrer, han avisado de que para que la innovación en Farmacia tenga resultados tangibles, es necesario alcanzar modelos de patentes consensuados.
Y es que, tal y como ha comentado el director de Investigación e Innovación de la Sociedad Española de Farmacia (SEFH), José Manuel Martínez Sesmero, el sistema de patentes es una herramienta "fundamental" para fomentar la innovación, si bien ha destacado la importancia de que exista un diálogo que redefina el marco normativo, consiga satisfacer a todas las partes en cualquier situación y sea flexible.
"Hay que hacer un traje a medida que nos ayude a que la innovación llegue a la sociedad. La patente tiene que servir como recompensa o reconocimiento a la inversión en innovación, que genera productos y servicios de alto valor en un marco regulado", ha apostillado.
Dicho esto, Martínez Sesmero ha señalado que la innovación en salud ha de concebirse como un concepto abierto, que va más allá del ámbito estrictamente sanitario. "Para conseguir innovación operativa y de valor en salud, los ejes estratégicos de los sistemas sanitarios deben reorientarse a la interdisciplinariedad, abriendo las puertas a profesionales no sanitarios, por ejemplo, del mundo de la tecnología, la ingeniería informática, la administración y gestión, del ámbito legal o social", ha argumentado.
Por todo ello, el experto ha abogado por innovar en los marcos regulatorios de patentes para poder seguir generando innovación de valor social a un coste soportable, en una especie de círculo virtuoso.
Conocimiento y su protección
Por su parte, el gerente del Instituto de Biomedicina de Sevilla y de la Fundación Pública Andaluza para la Gestión de la Investigación en Salud de Sevilla (Fisevi), José Cañón Campos, ha recordado que existen varias fórmulas para proteger la innovación, aunque considera que la mejor es la patente.
"¿Se puede patentar algo sin darlo a conocer? La mejor forma para proteger la innovación biomédica es la patente, porque nos interesa, por un lado, transferir ese conocimiento a la sociedad y, que este revierta en su bienestar y, por otra parte, que otros investigadores pueden mejorarlo", ha subrayado.
Aunque, prosigue, hay otras fórmulas para proteger la innovación, como el 'secreto total o parcial' del 'Know-how', que, a su juicio, no es la mejor forma de protegerla, ni desde las entidades públicas ni desde las privadas.
"No obstante, a la hora de patentar, lo más importante sería plantearnos, de forma individualizada los costes que implica esa patente (derivados de la propia tramitación, asociados a posibles incertidumbres sobre la naturaleza de la inversión, a las acciones contra posibles usurpaciones), frente a los beneficios que supone el patentar ese producto concreto", ha zanjado Campos.
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