El
Pacto Verde Europeo, adoptado en 2019, ha conducido a un creciente número de políticas medioambientales y propuestas legislativas y no legislativas en la región para abordar la protección del clima, la contaminación cero, el impacto de los productos químicos y la
economía circular.
La
industria farmacéutica innovadora apoya el objetivo general de estas políticas, puesto que abordan “una amenaza acuciante para la salud mundial, como es el aumento de las temperatu-ras, que incrementa los ingresos hospitalarios, socava los esfuerzos por erradicar las enfermeda-des infecciosas y agrava las enfermedades cardiovasculares y respiratorias”, ha recordado la vicepresidenta de Farmaindustria y directora general de Sanofi España,
Raquel Tapia. Lo ha hecho en la inauguración de la jornada Industria farmacéutica y medio ambiente. Aspectos relacionados con la fabricación y componentes del medicamento, impulsada por Farmaindustria y celebrada este jueves en la sede de la
Real Academia Nacional de Farmacia (RANF) en Madrid.
“Tenemos una responsabilidad como sociedad y como sector: debemos reducir nuestra huella medioambiental si queremos preservar la salud y el bienestar de la población. Para la industria farmacéutica, sin duda, es una prioridad. Según datos de la patronal farmacéutica en
Reino Unido presentados en la
COP 27 del año pasado en Egipto, el 80% de las mayores compañías farmacéuticas del mundo han firmado compromisos de cero emisiones o de emisiones neutras a corto plazo”, ha subrayado Tapia.
Ejemplo del compromiso sectorial es que la fabricación de medicamentos de uso humano de las más de cien plantas instaladas en España
se hace de forma sostenible, con altos estándares en materia de huella medioambiental y uso optimizado de energía y en vanguardia en la denominada economía circular. Es uno de los sectores más sensibles y desarrollados en este campo.
Como refleja el
estudio sobre implantación industrial del sector, la ratio de consumo de energía por empleado se ha reducido más de un 8% en los últimos cuatro años, mismo porcentaje en que se han reducido los residuos producidos de media por cada empleado. Además, las compañías farmacéuticas son plenamente conscientes de la importancia de garantizar el origen de la ener-gía que consumen, de manera que el sector roza ya el 70% de su energía con garantía de
origen renovable.
Sin embargo, estas políticas y propuestas medioambientales no están teniendo en cuenta las consecuencias negativas no intencionadas que pueden tener sobre la
disponibilidad de medicamentos para los pacientes en Europa, así como sobre la sostenibilidad y la autonomía estratégica del
sector farmacéutico y sanitario europeo.
Varias de estas propuestas medioambientales aumentarán los costes de fabricación en Europa. Algunas, como la
Directiva sobre el Tratamiento de las Aguas Residuales Urbanas, apuntan específicamente a la industria farmacéutica, obligándola a pagar por la contaminación causada también por otros sectores y estableciendo estándares de difícil cumplimiento. Esto ejercerá una presión financiera adicional sobre la fabricación en la región, afectando negativamente a los
costes de producción.
Otra consecuencia sería una mayor dependencia de la producción realizada fuera de
Europa, en países donde los estándares medioambientales y de calidad no están alineados con los europeos. Esto socavará la autonomía estratégica de Europa y amenazará la capacidad del sector para reforzar sus operaciones en la región.
“Implementar una prohibición sin proporcionar tiempo suficiente para encontrar alternativas y permitir exenciones para los productos farmacéuticos reducirá la capacidad de fabricación, provocará
interrupciones en las cadenas de suministro y llevará a problemas de escasez de medi-camentos, afectando en última instancia el acceso de los pacientes a sus tratamientos”, ha advertido
la vicepresidenta de Farmaindustria, quien ha pedido a las autoridades nacionales y euro-peas establecer marcos legislativos que beneficien tanto al planeta como a las personas, sin comprometer la I+D ni poner en riesgo el desarrollo de nuevos medicamentos, “evitando así
consecuencias negativas tanto para los pacientes como para la economía”.
Compromiso medioambiental en España
En este sentido, la industria farmacéutica en España es un referente para otros sectores en ma-teria de cuidado medioambiental. Su actividad se materializa especialmente a través de Sigre, entidad sin ánimo de lucro creada hace 23 años por la industria farmacéutica, en colaboración con oficinas de farmacia y distribuidores, para garantizar la correcta gestión medioambiental de los envases y restos de medicamentos de origen doméstico y, en un futuro, también lo hará con los envases de uso hospitalario, como ha informado en la jornada
el director general de Sigre, Miguel Vega: “La ampliación de nuestra actividad, a partir de 2025, para asumir la gestión de los envases comerciales e industriales de medicamentos supone un reconocimiento por parte del sector a la actividad que hemos venido desarrollando hasta ahora en el ámbito doméstico. Y lo que es más importante, refleja claramente la apuesta de todos los agentes del sector farmacéuti-co para colaborar en la implantación de sistemas de gestión eficientes, que faciliten la transición hacia
una economía más circular y sostenible”.
Desde el año 2000, las compañías farmacéuticas asentadas en España han aplicado
más de 3.500 iniciativas de ecodiseño, unas medidas que perduran en el tiempo al incorporarse a nuevos formatos que se comercializarán a lo largo de las próximas décadas, multiplicándose así los aho-rros en las materias primas y energía necesarias para su producción, transporte y posterior ges-tión medioambiental de sus residuos. Gracias a este esfuerzo continuo, cada año se ponen en el mercado español cerca de 500 millones de fármacos (uno de cada tres) con alguna mejora me-dioambiental en su envase, lo que ha permitido reducir su peso medio de los envases en más de un 25% y ha facilitado el reciclado del 70% de los materiales de los
envases recogidos.
Componentes de los medicamentos
Otro de los contenidos de la jornada ha hecho referencia a algunos de los componentes que están siendo cuestionados en la fabricación de medicamentos y para los que es imprescindible encontrar un equilibrio que permita seguir disponiendo de fármacos y a la vez tratar de encontrar soluciones alternativas, como es el caso de los conocidos como PFAS (sustancias perfluoroalqui-ladas y polifluoroalquiladas), que ha expuesto Esther Marín, coordinadora de Área de la Subdi-rección General de Sanidad Ambiental y Salud Laboral del Ministerio de Sanidad, o el dióxido de titanio y las nitrosaminas, que ha presentado
Luisa Arreaza, jefa de la División de Química y Tecnología Farmacéutica del Departamento de
Medicamentos de Uso Humano de la Aemps.
Finalmente, y puesto que todas las propuestas y análisis descansan en una normativa de la UE, el encuentro ha contado con la participación de
Ana López de la Rica, jefa adjunta del Departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Aemps, centrada en los cambios que se prevén en la futura legislación general farmacéutica que se está elaborando en la actualidad.
Esta jornada es la segunda celebrada en el marco de un ciclo de sesiones sobre medio ambiente organizadas por Farmaindustria en colaboración con las
reales academias de Farmacia de Cataluña y Madrid, por ser uno de los pilares de la futura legislación farmacéutica europea. La primera estuvo dedicada a los aspectos relacionados con el agua y que se puede ver de nuevo en este enlace.
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