La
industria farmacéutica innovadora representa un "sector estratégico clave" en España desde la perspectiva sanitaria y también desde la económica y la social, según señala Farmaindustra. La pandemia ha mostrado la vigencia de esta triple perspectiva: una
crisis sanitaria global devino en crisis económica y social.
La vinculación, por lo tanto, entre la salud, la economía y el bienestar en su más amplia acepción se traduce también en la aportación de valor de la
industria farmacéutica en las sociedades modernas: el liderazgo en investigación y desarrollo de nuevos medicamentos y vacunas que son críticos para el cuidado de la salud; el peso industrial de un sector potente en tejido productivo y generación de empleo de calidad y exportación de alta tecnología, y la contribución al bienestar no sólo a través de los medicamentos, sino de la generación de
innovación y conocimiento, base fundamental del crecimiento social hoy día.
La condición estratégica de la industria farmacéutica que ha constatado la pandemia en el ámbito global tiene su reflejo en España, donde el sector ha jugado un papel relevante en la
lucha contra la crisis. Lo ha hecho en la investigación, con el liderazgo europeo en ensayos clínicos contra el coronavirus, y otros ámbitos, como el productivo, donde la respuesta de las plantas de fabricación de medicamentos, junto a la capacidad logística, evitó que faltaran
medicamentos esenciales en los momentos más críticos.
"Farmaindustria, en nombre de las compañías farmacéuticas innovadoras, ha venido formulando sobre estas bases diferentes propuestas al Gobierno desde el inicio de la crisis, proponiendo al sector como uno de los llamados a contribuir a la
reactivación económica y a reforzar el modelo productivo de España para el futuro", explican desde la organización.
Aumento de la esperanza de vida con los nuevos fármacos
En cuanto a las 10 clavez que resumen por qué la industria farmacéutica es un sector estratégico para nuestro país, la primera es la inversión en medicamentos innovadores es el mayor responsable del
aumento de la esperanza de vida del ser humano. Así, en los últimos 20 años se han producido grandes logros en la medicina que se han traducido en importantes incrementos de la esperanza media de vida. Sólo en la primera década de este siglo se ganaron
1,74 años de vida en los países desarrollados, de los que el 73 por ciento se puede atribuir directamente al efecto positivo de los nuevos medicamentos sobre la salud de la población.
Según un informe elaborado por Analistas Financieros Internaciones (Afi), un aumento de dos puntos sobre el PIB en la
inversión en sanidad elevaría el PIB español en el período 2025-2040 en 427.000 millones de euros, sumando los incrementos de cada año y sin tener en cuenta el valor del dinero en el tiempo. En media, la tasa de crecimiento del PIB aumentaría en 0,25 puntos porcentuales durante cada uno de los años de este período, de forma que en 2040, el PIB podría ser en torno al
4 por ciento más alto.
El ahorro en costes que propician las innovaciones farmacéuticas supera al gasto adicional que suponen, aportando
ahorros netos al sistema sanitario y a la sociedad. Diferentes estudios internacionales concluyen que la inversión de un euro en medicamentos ahorra
entre 2 y 7 euros en otras prestaciones sanitarias, desde visitas a urgencias hasta intervenciones quirúrgicas. Las vacunas y medicamentos frente a la Covid-19 son un "ejemplo claro" de cómo resulta especialmente rentable invertir en los mejores fármacos disponibles.
España destaca en el desarrollo de ensayos clínicos
Por otro lado, España se ha posicionado entre los países del mundo con mejores condiciones para el
desarrollo de ensayos clínicos. Estos estudios, además de ser esenciales para lograr un nuevo medicamento, son una oportunidad para atraer inversión internacional al sistema sanitario y por lo tanto al país, pero también son una oportunidad para los pacientes y para el conjunto de la sociedad, puesto que la participación en un ensayo clínico puede ser la única salida para ciertos pacientes graves, y es una vía de mejora de la calidad de la prestación sanitaria, dado que los profesionales sanitarios que participan en la investigación están a la vanguardia científica y pueden aplicar ese conocimiento en su labor asistencial.
"Hoy, el 60 por ciento de la
inversión en I+D que hacen las compañías farmacéuticas en España corresponde ya a investigación clínica. La industria farmacéutica es, junto a la de la automoción, el sector industrial líder en inversión en I+D:
uno de cada cinco euros que la industria invierte en I+D en España proviene de la industria farmacéutica", indican.
Esta apuesta fuerte de las compañías y la posición de liderazgo internacional en ensayos clínicos generan una enorme oportunidad de crecimiento para España en
investigación de medicamentos. Desde Farmaindustria piden una estrategia adecuada que potencie las fases básica y preclínica de investigación, que potencie la colaboración público-privada, que genere las
condiciones regulatorias adecuadas y que fomente también el acceso a los nuevos medicamentos, donde nuestro país se aleja de los países de referencia europeos.
Récord de exportaciones en la industria farmacéutica
La productividad de la industria farmacéutica, medida como el valor añadido por empleado, es otro de los grandes baluartes de este sector. Entre los periodos 2009-2013 y 2014-2018, la productividad de la industria farmacéutica creció un
promedio del 11,7 por ciento, y actualmente alcanza los 173.000 euros de valor añadido bruto por empleado, más del doble de la media de los sectores industriales. Además, el sector farmacéutico es
uno de los más productivos de entre todos los sectores de las industrias manufactureras, sólo por detrás de los sectores de coquerías y refino de petróleo, y superando a sectores como el químico, aeronáutico, metalúrgico, papel y maquinaria.
La industria farmacéutica asentada en España ha crecido de forma constante en exportaciones en los últimos años. En 2020 batió su récord, con
12.777 millones de euros en ventas al exterior, un 5,6 por ciento superior al año anterior, lo que sitúa al medicamento como el cuarto producto más exportado del país. Las exportaciones farmacéuticas suponen el
22,3 por ciento del total de las de alta tecnología, lo que convierte a esta industria, junto con la aeroespacial, en el sector más importante en este ámbito, y son ya el 4,9 por ciento del total de exportaciones.
La industria farmacéutica emplea hoy a más de
210.000 personas en España si se suman los empleos directos, indirectos e inducidos. El empleo directo alcanza los 44.068 ocupados, tras registrar un crecimiento medio anual superior al 2 por ciento durante el último cuatrienio (2017-2021), a pesar de que los dos últimos ejercicios han estado fuertemente marcados por la pandemia. De hecho, sólo en 2021, la industria farmacéutica innovadora
contrató a 5.756 personas. Cada empleo directo en la industria farmacéutica genera hasta cuatro indirectos o inducidos, como constata el informe 'El valor del medicamento desde una perspectiva social 2021', de la Fundación Weber.
El 93% de los contratos del sector son fijos
Desde el punto de vista industrial, el sector cuenta en España con
82 plantas de producción de medicamentos de uso humano, que producen anualmente por valor de más de 15.800 millones de euros. A estos valores hay que añadir, como recoge el citado informe, que cada euro invertido en producción en la industria farmacéutica genera entre uno y dos en otros sectores.
Más allá del número, el empleo de la industria farmacéutica se caracteriza por la estabilidad, como demuestra que un
93,4 por ciento de los contratos son indefinidos y sólo el 1,0 por ciento del empleo fijo trabaja a tiempo parcial, cuando la media nacional es del 18,1 por ciento.
La igualdad y la diversidad son otros grandes valores inherentes al empleo en este sector: más del 53 por ciento de las personas que trabajan en la
industria farmacéutica innovadora son mujeres (la media de la industria nacional está en un 26 por ciento), un porcentaje que se eleva al 67 por ciento en los departamentos de I+D. En concreto, la plantilla de mujeres ha crecido en los últimos 4 años a un ritmo medio anual del 2,8 por ciento. Ningún otro sector de la economía española, salvo Confección (64,6 por ciento) y Sanidad y Servicios Sociales (64,1 por ciento), supera el 50 por ciento de empleo femenino. Esto se reproduce en los puestos directivos, que crece en los últimos años y donde las mujeres desempeñan
ya el 45 por ciento.Además, el mayor impulso del empleo se concentra en los más jóvenes y en mayores de 50 años, que son los colectivos que presentan más altas tasas de paro en España.
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