Uno de los grandes esfuerzos de los profesionales sanitarios es
concienciar sobre el ictus a la población, tanto a nivel de prevención como de
detección de síntomas y actuación. Sobre ello reflexiona Javier Corral, director de la Unidad de Medicinas Innovadoras de
Bristol Myers Squibb para España y Portugal, en esta entrevista de
Redacción Médica, coincidiendo con el Día Mundial del Ictus que se celebra el 29 de octubre.
En palabras de Corral, la prevalencia de esta patología es "tan alta" se debe al
envejecimiento de la población y los hábitos de vida poco saludables. "
La obesidad y el sedentarismo pueden derivar en un aumento de la tensión arterial, colesterol o diabetes, que son tres
factores de riesgo para sufrir un ictus", especifica. Por ello, desde la farmacéutica están trabajando en el
desarrollo de medicamentos innovadores para prevenir esta alteración súbita de la circulación de la sangre al cerebro.
Por otro lado, Corral detalla cuáles son las
principales líneas de investigación que siguen en el área cardiovascular. Concretamente, detalla que desde BMS están evaluando múltiples agentes nuevos para
la trombosis venosa y desarrollando estrategias que prevengan y traten la
insuficiencia cardíaca.
¿Cuál es la incidencia del ictus en España? ¿Hay suficiente visibilidad?
En España el ictus es la
segunda causa de muerte (la primera en mujeres), la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto y la segunda de demencia. Cada año
110.000-120.000 personas sufren un ictus en España, de los cuales un 50 por ciento quedan con secuelas discapacitantes o fallecen.
El estilo de vida y el
envejecimiento de la población explican esta prevalencia tan alta. Aunque cada vez tenemos un mayor conocimiento sobre el ictus y cómo evitarlos, sigue siendo importante incidir en la
importancia de la prevención.
Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), los casos de ictus han aumentado un 25 por ciento entre las personas de 20 a 64 años. ¿Por qué aumentan? ¿Estos casos se pueden evitar?
Según el Atlas del Ictus, publicación elaborada por la SEN y su Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares con la colaboración de la
alianza Bristol Myers Squibb-Pfizer, se debe sobre todo a los hábitos de vida, el aumento de
obesidad y sedentarismo. Estos tres hábitos pueden derivar en un
aumento de la tensión arterial, colesterol o diabetes, que son tres factores de riesgo para
sufrir un ictus.
Otra causa es el
alto consumo de tabaco, alcohol o drogas, que aumenta el
riesgo cardiovascular y, por tanto, las probabilidades de sufrir un ictus. Además, la fibrilación auricular aumenta hasta cinco veces las posibilidades de sufrirlo. Para evitarlo es importarte tratar los factores de riesgo asociados al
accidente cerebrovascular antes de que aumenten.
Corral: "Desarrollamos medicamentos innovadores que ayuden a los pacientes a prevenir un ictus"
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¿Cuál es el papel de BMS en la lucha contra el ictus?
Tenemos un compromiso muy arraigado con la investigación en enfermedades cardiovasculares desde distintos ángulos. Por un lado, desde la
innovación y desarrollo de medicamentos innovadores que ayuden a los pacientes a prevenir un ictus. Por otro lado, también creemos que la
educación a la sociedad es clave y hacemos grandes esfuerzos en desarrollar
campañas de concienciación que ayuden a la población a implicarse con su salud, conocer los síntomas y saber
cómo prevenir un ictus y cómo actuar ante sus síntomas.
¿Qué líneas de investigación tiene abiertas la compañía en el área cardiovascular?
Estamos evaluando múltiples
agentes nuevos para la trombosis venosa y desarrollando estrategias que prevengan y traten la
insuficiencia cardíaca, así como avanzando en innovaciones para la miocardiopatía hipertrófica obstructiva, una enfermedad con grandes necesidades no cubiertas.
¿Hacia dónde avanzan los tratamientos?
Estamos adoptando un enfoque traslacional en el descubrimiento y
desarrollo de fármacos cardiovasculares. Cada paciente es un caso único y nuestras principales líneas de trabajo se centran en conocer aquellos aspectos relevantes para el abordaje de las
enfermedades cardiovasculares, que nos permitan obtener tratamientos dirigidos, ampliar el uso de biomarcadores y datos de la vida real para diseñar mejor los ensayos clinicos. En pocas palabras: se trata de conocer qué tratamientos son más apropiados para cada paciente. Todo esto no sería posible sin los profesionales sanitarios, con quienes trabajamos estrechamente, y sin los pacientes.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.